Opinión

La gestación de la democracia árabe

Una pareja de manifestantes protesta en la Plaza de Tahrir. Por AFP

Aún es primavera en Egipto. La tan anhelada transición democrática que debía surgir de la revolución que acabó con Hosni Mubarak no sólo se ha enquistado, sino que tiene al pueblo egipcio volviendo a luchar por todo aquello que hace no mucho creyó conquistado. A una semana de las elecciones legislativas, la Plaza Tahrir, símbolo de la libertad, vuelve a llenarse estos días de sangre y personas. No es injusto por tanto preguntarse si el mundo árabe es capaz de completar una transición democrática.

Cuando hace nueve meses cayó Mubarak, Egipto celebró su liberación, pero en medio del éxtasis nadie tuvo tiempo para preguntarse por los sucesores. El puesto de un militar lo tomaron veinte, camuflados en una Junta Militar presidida por Husein Tantaui. Quien portara durante dos décadas la cartera de defensa del anterior Gobierno autoritario quiere ahora aplazar el traspaso de poder al pueblo y dictar una nueva Constitución en la que gozar de poder de veto sobre el Parlamento. Las protestas por el atropello se saldan ya con medio centenar de víctimas mortales y miles de heridos. Después de todo, parece que nada cambió con la primavera.

El calendario fijado por la Junta Militar para ese hipotético traspaso de poderes se extiende hasta 2013. El pueblo exige junio de 2012 como fecha tope. Entre medias, resurgen leyes nacidas para maniatar al pueblo. Es el caso de la llamada Ley de Emergencia, legislación de 1981 que permite la detención sin cargos. 30 años más tarde, ha visto su capacidad expandida hasta los sospechosos de publicación de rumores, interrupción del tráfico o atentado contra la libertad de trabajar. La manipulación reina en los medios de comunicación estatales. La represión violenta se adueña de la calle. La dictadura está viva con otro nombre y las mismas caras.

Esta crisis ha decantado la dimisión la dimisión del cuestionado Gobierno de Essam Sharaf ante la Junta Militar, pero la regencia del país continúa bajo las manos de los que en febrero fueron llamados libertadores. Hace tres días que el pueblo volvió a despertar en la Plaza Tahrir tras el desalojo violento de los acampados. Egipto vuelve a pelear por su libertad cuando el mundo se pregunta si los árabes son capaces de completar una transformación democrática. Pero hacen falta más de nueve meses para gestar una democracia.

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