Diario de a bordo

Wikileaks como desinfectante

«La publicidad se elogia como remedio para los males sociales. Y la luz del sol es uno de los mejores desinfectantes», dijo Louis Brandeis, antiguo juez de la Corte Suprema de Estados Unidos en lo que fue uno de los mayores alegatos en defensa de la transparencia. Era el derrotero inevitable de la presentación de «Wikileaks Confidencial», libro con el que Borja Bergareche, corresponsal en Londres de ABC aborda el fenómeno que incomodó a la diplomacia internacional y alborotó el periodismo.

De las extorsiones de Guantánamo al asesinato de un periodista en la última Guerra de Irak, Julian Assange destapó con Wikileaks importantes secretos de Estado. Hechos de interés para la opinión pública que pusieron en riesgo la seguridad de algunos países y la vida de muchas personas. Avivó el debate sobre la idoneidad de ocultar información a la sociedad y la conveniencia de establecer filtros. Asunto clave para el periodismo.

Al acto acudieron Bieito Rubido, director de ABC, Gumersindo Lafuente, adjunto al director de El País, y la periodista Ana Pastor. Todos recordaron que su profesión debe incomodar y coincidieron, en mayor o menor medida, que Wikileaks despertó una parte aletargada del periodismo. «No hay nada mejor para un periodista que un secreto. No hay nada mejor para el poder que ocultar un secreto», recordó Pastor. En ese escenario, el deber del periodista es sacar a la luz aquéllos que juzgue útiles.

Labor imprescindible

Incordiar o ser crítico son valores que se asocian al buen periodismo. Son condiciones que, en opinión de Borja Bergareche, han perdido fuerza en los últimos años. «Perdemos los periodistas y pierden los políticos si creemos que nuestras líneas deben ser paralelas», apuntó.

Una herramienta básica es la legislación sobre acceso a datos, algo de lo que carece España. «Somos el patito feo en cuanto a transparencia», señaló el corresponsal de ABC en Londres. «Las Administraciones gastan montañas de dinero para generar montones de documentos secretos. Hay que bajar el umbral de los secretos. Deben ser muchos menos, pero estar mejor guardados», precisó. Y si alguien puede enfrentarse a una cantidad de datos como la que supuso este fenómeno, son los periodistas.

Wikileaks se presentó como un gran ejercicio de periodismo. Tanto que se lanzó en tono de reproche a quienes debían haber descubierto esas filtraciones. La conclusión de los ponentes, en cambio, fue que sirvió para resaltar su profesión. «No ha puesto en peligro al periodista intrépido, de la misma forma que ni Google, ni Yahoo van a enterrar el periodismo. Lo que se ha demostrado es que somos imprescindibles», afirmó Rubido durante su intervención. «Somos imprescindibles para dar carta de verdad y credibilidad. Nosotros le dimos la gloria a Assange. Si logró asustar a las Administraciones fue porque las informaciones se llevaron a portada», añadió.

Para aprovechar la información en su poder, Wikileaks selló un acuerdo con cinco cabeceras prominentes (New York Times, The Guardian, El País, Le Monde y Der Spiegel) para que depuraran la información antes de hacerla llegar al público. «Fueron días apasionantes. No sabíamos lo que íbamos a encontrar. Montamos una redacción secreta en el periódico para meter a 50 periodistas, incluidos corresponsales, para trabajar aislados», recordó Lafuente. Un esfuerzo para hacer salir el sol.

Cambio «climático» en las redacciones

En la presentación de su obra, Borja Bergareche habló de los últimos cambios que han tenido que abordar las redacciones. Por un lado, aprovechar la tecnología; por otro, aceptar que la información textual ya no tiene por qué mandar pese a que hablemos de papel. «Wikileaks no es el principio ni el fin de una era. Es el mayor exponente de algo que estaba pasando: el final de la preponderancia de la información textual en los periódicos». No se refería a la pérdida de peso de los redactores, sino a la importancia de su colaboración con nuevos protagonistas. «El periodista seguirá siendo fundamental, pero el ecosistema en el que se mueve ha cambiado: ahora hay más personajes y necesitamos que un desarrollador, un técnico, un infógrafo… se sienten juntos para ver cómo presentar mejor la información».

Foto: Ángel de Antonio

Puedes leer más sobre la presentación de «Wikileaks Confidencial» en «Un mundo con transparencia 100% sería una pesadilla», de Noemí López.

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