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El placer de viajar gratis

 

La guía explica detalles del recorrido. Por E. Pastrana

 

Para conocer Madrid uno ya no necesita dinero. Sólo dar con un paraguas rojo. Debajo de él, los guías de la empresa New Europe ofrecen un trato ventajoso: descubrir los secretos de Madrid completamente gratis.

Hay una ola de frío siberiano y Celia, la guía española, espera en la Plaza Mayor junto a su amiga Paula, americana. Paula toma el relevo de Celia y guía desde las cuatro de la tarde a un grupo de 30 visitantes por el casco histórico de Madrid. Hoy vienen de República Checa, Polonia, Reino Unido, Italia, Estados Unidos y España. Mientras recoge los tickets, Celia cuenta su trabajo: «Trabajamos por la voluntad. Da igual que sea festivo, llueva, nieve o hagan 40 grados. El tour sale. Es un trabajo que requiere un montonazo de energía, pero cuando te abrazan y te dan las gracias por lo que les has contado todo compensa».

Aunque Paula es de Washington y lleva en Madrid sólo tres años conoce la capital mucho mejor que algunos de sus residentes. «Say a big OLE», dice. La foto de grupo marca el punto de salida de un recorrido de tres horas a pie a través del Madrid de los Austrias.

La estatua ecuestre de Felipe III da lugar a la primera anécdota. El grupo se detiene para escuchar a Paula: «Actualmente la boca del caballo está sellada, aunque en su origen el caballo tenía la boca abierta. Sin explicación alguna, un hedor comenzó a salir del caballo. Tras el destrozo de la estatua durante la proclamación de la II República, se pudo comprobar que el interior había miles de pequeños huesos y plumas de gorrión. Se habían colado a través de su boca y habían quedado atrapados en el interior».

La comitiva sale de la plaza por la calle de la Escalerilla de Piedra y se detiene ante el restaurante más antiguo del mundo, el horno de asar Sobrino de Botín, del año 1725.

El lugar le sirve de pretexto para hablar de otro hito del Madrid gastronómico: las tapas. «Las tapas no son un aperitivo, ni un bufet libre», aclara Paula. Según la leyenda, explica Paula, el Rey Alfonso X estaba enfermo y necesitaba tapar el vaso de la medicina con una loncha de jamón. Sin embargo, tras su enfermedad, su Majestad seguía reclamando el aperitivo. Así se originaron las tapas.

Paula pide que la sigan a través de los adoquines de piedra. En pleno corazón del Madrid de los Austrias el pelotón se detiene para escuchar la historia de la dinastía que le da nombre. «The Kissing Cousins» o primos besucones, cuenta Paula, perdieron su imperio por culpa de los continuos incestos que había en la familia. La guía saca a cinco varones del público para dar vida a los Habsburgo en el Madrid del siglo XXI. Juana «the crazy bitch», o Juana la Loca marca el principio de la historia. Los voluntarios ponen cara a Felipe III, o como Paula lo llama «Felipe the lazy» o, «la Paris Hilton de la familia», Felipe IV «el perdedor» al que describe como un ser completamente inútil o el encantado Carlos II, que se lleva la peor parte. Philip, el chico que le representa, aguanta estoicamente los calificativos de retrasado, estéril, impotente y atrofiado.

«Mañana, mañana»

La Plaza de la Villa sirve a Paula para hablar de la historia y del carácter español. La frase hecha «Mañana, mañana» explica, según ella, los años que se tardó en trasladar la capital a la Villa de Madrid. A pesar de que desde 1561 se decidió establecer aquí la Corte, no fue hasta 1606 cuando el Duque de Lerma trasladó la Corte de Valladolid a Madrid.

El Parque del Emir Mohamed I como símbolo de la unión de religiones

El grupo toma el puente de Segovia, más conocido como «el puente de los suicidas». Desde allí llega a uno de los rincones más ocultos de la capital. El Parque del Emir Mohamed I conserva los restos de la primera muralla levantada en la capital. Construida por el emir cordobés Muhammad I (852–886) en el año 886, hoy es el símbolo de la convivencia histórica de tres religiones: una fuente con forma de Estrella de David brota bajo los restos de la muralla musulmana. De fondo, la catedral de la Almudena proyecta su sombra.

Bajando por la calle Mayor llegamos al Palacio Real. Junto a él, Paula relata la leyenda de Isabel Farnesio, segunda esposa de Felipe V. La consorte tenía pesadillas con las estatuas del palacio, creía que iban a matarla y decidió mandarlas al jardín. Eso explica por qué la mayoría están hoy en la Plaza de Oriente.

Tras dos horas de viaje, Paula invita a sus pupilos a tomarse en la chocolatería San Ginés unos «churos», que describe como donuts fritos alargados. En esa pausa John, un estudiante de California que está de intercambio en Turquía, entabla amistad con Martina, una italiana que está en Madrid para acudir a una conferencia de Historia Contemporánea y se va mañana.

El tour durará todavía una hora más donde Paula explicará su visión sobre los que considera los tres hombres más importantes de la historia española: Lorca, Cervantes y el Rey.

A las siete de la tarde y frente al Congreso de los Diputados el viaje en el tiempo de Paula llega a su fin. El golpe del 23-F pone el broche final a 15 siglos de intensa historia española. La guía da las gracias a su público, que «ha conseguido aguantar hasta el final incluso con este frío».

Hoy ha conseguido recaudar casi 60 euros y un baño de aplausos. Aunque Paula trabaja gratis, el trabajo bien hecho siempre se recompensa.

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