Noroeste

«Sólo pedimos un despido humano»

A la luz de una fogata en un bidón cuentan anécdotas de tiempos mejores. Se turnan cada noche para acampar a las puertas del concesionario de Ford de Majadahonda —Majauto—, su lugar de trabajo. Llevan ocho días así, montando guardia para llamar la atención. Aseguran que una parte de los dueños —el 54% del poder accionarial— quiere liquidar la empresa y despedirlos de la peor manera posible. «No tenemos nada que perder», explican, «así que nos vamos a quedar hasta el final». Hace unos días les dieron orden de suspender las labores de venta y dejar de recibir coches en el taller de reparaciones. Aun así asisten.

Cuentan —entre bocadillos, vasos de caldo y cervezas— que los «liquidadores» nombrados por la empresa para cerrar el negocio les han planteado recurrir al Fondo de Garantía Salarial (Fogasa). El clavo ardiendo al que atenerse cuando no hay más opciones y la compañía no puede —o no quiere, aseguran los acampados— hacerse cargo de las indemnizaciones. Supone meses sin ingresos y, cuando llegan, unas retribuciones mínimas. Han tomado la acera frente a la nave del concesionario con tres tiendas de campaña, sillas de playa y una estufa improvisada para intentar evitar ese impasse a toda costa. «Sólo queremos un despido humano», explican, «porque lo hemos dado todo por esta empresa».

Entre los tertulianos de la noche está Punano, de 64 años. Aunque se prejubiló en 2009, después de casi 30 años entre coches, dice que no puede ver cómo cierran un negocio al que ha dedicado media vida. Está dispuesto a pasar la noche con sus compañeros. «Majauto es lo más grande del mundo», afirma convencido. Cerveza y salchichón en mano, mezcla sin tregua anécdotas del oficio, exabruptos e historias de antiguos compañeros. Llama «cabrón» a todos, con voz bronca y tono dulce.

En torno a las 21:30 aparca un coche frente a las tiendas de campaña. Se baja una chica y llama a Punano. «Cómo voy a dejarte aquí solo», le dice mientras le da una bolsa. Se marcha en seguida. El prejubilado vuelve al círculo alrededor del fuego, se sienta y comparte el contenido: café, chocolate caliente y galletas. «¡Qué detalle!, ¡qué detalle!, ¡qué detalle!», dice mientras se deshace en lágrimas. Explica que es una de las chicas «del club de viejos» —el hogar del jubilado— donde va a jugar a las cartas. Para quitar hierro a la emoción de Punano, otros compañeros comparten las veces que han llorado desde que conocieron la noticia.

Han ido a visitarlos, cuentan, tanto el líder de la oposición (Borja Cabezón, del PSOE) como el alcalde de Majadahonda (Narciso de Foxá, del Partido Popular), que les ha autorizado a tomar la acera siempre que «no monten jaleo». También les ha ofrecido la sede de la Concejalía de Empleo para reunirse el viernes 24 con los liquidadores. Aseguran que tenían una reunión prevista en el propio concesionario para el lunes 20, que se suspendió. «Por el clima de violencia y hostilidad», cuentan que les han dicho. «Fíjate si hay violencia que hoy hemos limpiado todo», afirman.

Se cierra el día, se van unos y llegan los que completan el turno de noche. El frío aprieta y hay que echar leña al bidón con más frecuencia. Se comparten más cervezas y más aventuras de los años en Majauto, que entreveran su versión de la historia. Hablan de tres familias. Con cariño sólo de los Sanz —ostentan el 46% del poder—, que apuestan por la continuidad de la empresa.

«Hemos hecho muchos sacrificios», dicen. En 2011, que pintaba tan mal como al final resultó para el negocio de la compraventa de automóviles, los trabajadores hicieron un ERE voluntario que afectó a más de la mitad de la plantilla. «Parte de la liquidación va a ser con nuestro dinero», se quejan amargos. También han propuesto, aseguran, comprar o alquilar ellos el negocio. «Creemos en él, sabemos que puede ser rentable», afirman. «Y si nos tienen que echar, que lo hagan dándonos lo que nos corresponde». Insisten en esa idea. Sus esperanzas son mínimas.

Un comentario en ««Sólo pedimos un despido humano»»

  • Solidaridad con los empleados de Majauto, teneís que aguantar e intentar quedaros con el negocio y crear una cooperativa………..Es la mejor propuesta cara al concurso de acreedores o juzgado de lo social.
    Animo.

    Respuesta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *