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«El twitter es mi cacerola»

Era de noche, pero no hacía frío. Bajé en la parada de Tetuán del Metro de Madrid. Empecé a preguntar a los transeúntes que me encontraba por la calle Bravo Murillo y que salían de la boca del metro. Conseguí encontrar la plaza. Eran las 20:00h. Solo había dos personas sentadas en unos bancos. Chema y Manolo. Dos activistas del 15-M.

¿Es aquí la cacerolada?

–Sí, aquí mismo. Estamos esperando a que venga la gente, respondió Manolo. Estaba enfundado en una chaqueta de pana beis, y una bufanda cerrada de color verde. Hablaba con un tono relajado. Cercano.

Cogí un bolígrafo y papel. Me senté a su lado. Empecé a preguntarle sobre la cacerolada.

¿Cómo se organizó la Asamblea de Tetuán para convocar la cacerolada?

–Hemos imprimido tres tipos de octavillas. Unas sobre las recetas sanitarias porque ahora nos van a cobrar un euro por receta. Otras incentivando al pequeño comercio a que participe en la huelga porque si los consumidores no compran, el comercio de barrio desaparece. Y, también, hemos imprimido información sobre los Presupuestos Generales del Estado. Nos hemos reunido varios departamentos de la Asamblea, como Comunicación y Economía.

¿Quiénes van a venir a la cacerolada?

–Se esperan vecinos de barrio, activistas de la Asamblea de Tetuán e Izquierda Unida.

Mientras hablábamos, la plaza comenzó a  inundarse de gente. Conversaciones sobre la huelga del miércoles y los vecinos, saludándose entre ellos, nos rodearon.

¿Qué cacerola te has traído?– le pregunté a Manolo.

–El megáfono– me respondió. Se levantó del banco y empezó a caminar hacia la marcha de pancartas.

Pronto comenzaron los gritos: «¡Caña y guerra!», por parte de los miembros de Izquierda Unida.

Manolo me presentó a Roberto, el encargado de Comunicación de la Asamblea de Tetuán del 15-M. Presentaba un perfil muy distinto. Era informático, de pelo largo y blanco. Llevaba un abrigo azul marino. Corte clásico. Móvil última generación. Estábamos de pie y nos desplazamos a un banco de la plaza para realizar la entrevista. Empezaba a hacer viento. Tenía que agarrar los folios para que no se escapasen.

¿Por qué habéis hecho la cacerolada el día antes?

–Porque tuvimos una mala experiencia con la Huelga General del 29-M. Muchos de los vecinos no se enteraron de que estaba convocada, pese a estar anunciada en todos los medios. Nos dimos cuenta de que teníamos que hacerla visible en nuestro barrio. Por eso realizamos este llamamiento y repartimos información general a pie de calle en las octavillas.

¿Has traído cacerola?

–No. El Twitter es mi cacerola. Tengo que estar enviando información en directo a través de las redes sociales. Para nosotros es muy importante alimentarlas. Subir vídeos constantemente, fotos, ‘tweets’. En  nuestro twitter @asambleatetuan tenemos 1.474 seguidores. Eventos como estos no aparecen en las agendas de los periódicos. Las redes son el único método –y muy potente– que disponemos para darles difusión-. También intentamos hacer un streaming en directo grabado con el móvil utilizando el canal audiovisual.

¿Puedes contarme alguna historia curiosa que haya ocurrido en las redes sociales?

–Hace poco hicimos una prueba para ver si el ‘streaming’ funcionaba. Mandamos un ‘tweet’ y un usuario de Murcia respondió que se veía perfectamente.  Me sorprendió que nos siguieran desde tan lejos.

Roberto, encargado de comunicación de las redes sociales, con su «cacerola»

 

Tras 45 minutos de gritos y ruidos metálicos abandoné la Plaza de las Palomas dejando atrás a Roberto ‘twitteando’. Me disponía a cruzar el paso de peatones cuando Manolo se acercó a mí.

–¿Oyes estos gritos «¡Caña y guerra!»? Esto no es 15-M. Esto es obra de Izquierda Unida

¿A qué te refieres?

–El 15-M es contenido. Esto es basura. Hacen un llamamiento para montar jaleo. En las asambleas damos charlas de economía, de filosofía. Tenemos un mensaje que contar. Nos preocupamos por nuestros vecinos. Por los que nos rodean. Es lo malo de institucionalizar una protesta. No solo lo pienso yo, sino que lo hemos comentado varios miembros de la asamblea.

Había un deje de tristeza en su mirada. Como si se sintiera defraudado. Le pregunté en qué trabajaba. Me dijo que estaba en paro, pero que no era un parado. Que la asamblea le incitava a salir de casa, a estar activo. El miércoles empezaría la huelga y la Asamblea se reuniría de nuevo en la Plaza de la Paloma para hacer una comida con los vecinos. Así se vivía la Huelga General del 14-N en las esquinas de los barrios. En las plazas de las calles. En los soportales de un Madrid que –igual que Manolo– se sentía defraudado.

 

Cacerolada en Tetuán

2 comentarios en ««El twitter es mi cacerola»»

  • Pero qué malos son los de Izquierda Unida, con lo buena que es la banca que nos protege y alimenta. No sé si alguno en el 15.m se da cuenta de que la caña y la guerra nos la están montando desde la patronal y las finanzas, secundados por el gobierno PPSOE.

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