Hortaleza

Silencio en Valdebebas

El parque infantil con columpios de Valdebebas
El parque infantil de Valdebebas donde ocurrió el suceso. Foto: I. Miranda

Poca gente paseaba el domingo día 11 en Valdebebas. Hacía frío y mucho viento. Por eso, fueron pocos los vecinos que presenciaron el suceso. Hacia el mediodía un hombre de 48 años se ahorcaba, utilizando para ello uno de los columpios de un parque infantil de la zona. Fue en una avenida dominada por parcelas de tierra vacías y carteles anunciando futuras casas. En una calle sin nombre de este barrio recién nacido. Pero es una calle conocida por los vecinos: la que une la Avenida de Francisco Pi y Margall, cruzando el puente de la M-40, hasta Las Cárcavas.

A día de hoy, siguen siendo pocos los que conocen el suceso. El boca a boca ha extendido algo la noticia, pero no así los medios de comunicación. El único comentario en la prensa apareció el martes 13. «G. M. R., un desempleado de 48 años de edad, fue hallado muerto el pasado domingo», comenzaba la información de 167 palabras en la sección local de El Mundo. Añadía que, dentro de uno de los bolsillos, el hombre guardaba una nota manuscrita en la que había intentado dejar claro el motivo de su elección: «Llevaba mucho tiempo desesperado por no tener trabajo. Es muy complicado vivir cada día en esta situación». Pedía que no se buscara otra explicación a su decisión y concluía: «No puedo aguantar más».

Nuria, una vecina del barrio, pasó por la zona a las 15.30 horas. Vio al hombre «con una sábana, tapado del todo», pero aún colgado, junto a varios coches de policía y el Samur. Iba con sus hijas de 4 y 8 años, así que pasó rápido. «Me quedé totalmente impresionada», afirma. Sin poder creérselo, una hora después y ya sola, aprovechó el paseo del perro para acercarse de nuevo. «Cuando subí se había ido el Samur, había cuatro coches de policía y un montón de policías a pie. Pasé y ya le vi, de la barra del columpio, todo tapado con la sábana, pero le asomaban los vaqueros con los zapatos. Le pregunté a la Policía: ”¿Pero es de verdad?”. No me contestaron, me dijeron: “circule, circule”».

Francisco, otro vecino, también salió a pasear ese domingo, a eso de las cuatro de la tarde. Vio a los bomberos, dos ambulancias y entre cinco y seis coches de Policía. Cuenta que, enfrente del parque, había aparcada una Scooter roja. Por la tarde seguía allí, pero a la mañana siguiente ya no estaba. «Se la debieron llevar», comenta. Sospecha que era del hombre, que no era del barrio y que fue hasta allí en su moto. Él y su mujer han preguntado a todos sus conocidos en Valdebebas y nadie sabe quién era el hombre. Otros vecinos que han oído el tema, están de acuerdo. No era del barrio.

El secretismo envuelve el caso. Desde la Jefatura Superior de Policía la política a seguir es simple: «No informamos de los suicidios». Los policías de la comisaría más cercana conocen bien el suceso, pero tampoco hablan: «No podemos contar nada porque nos expedientan». Sólo un miembro del Sindicato Unificado de Policía comenta que el hombre se enfrentaba a un caso de «desahucio por separación y denuncia de la mujer». Pero no dice más. No queda claro si el desahucio era anterior o posterior a la denuncia. Si era porque no se iba de la casa, o por otras razones. Y mientras, los medios de comunicación guardan silencio. Quizá por miedo al «efecto llamada», a que informar sobre un suicidio pueda incitar a otros a cometerlo.

Pero todos los vecinos que han conocido el suceso, más aún los que lo presenciaron, no salen de su asombro ante el mutismo general. «Hemos buscado la noticia en los medios y no lo hemos visto en ninguna parte», asegura Francisco. Nuria estuvo atenta: «No salía nada en la televisión, me metí en internet… noticias, telediarios, Telemadrid… nada. Yo decía: “¿Lo habré soñado? ¿Será una broma? ¿Será alguien que ha colgado todo eso para hacer alguna grabación de una película o anuncio?”». Y concluye: «Nadie se ha enterado, esto no interesa que salga».

Sin consenso

Entre los expertos en Sociología y Comunicación no hay acuerdo sobre la conveniencia o inconveniencia de informar sobre los suicidios. De lo que no duda Manuel Castells, catedrático de Sociología, es de la fuerza de su mensaje. «Los suicidios son una forma de protesta ancestral que siempre han tenido en la historia un gran impacto social porque es el sacrificio supremo, el de la propia vida, cuando la dignidad de una persona no puede soportar más humillación ni más impotencia para actuar contra imposiciones injustas. Y como suelen ser sentimientos individuales pero que reflejan problemas colectivos, muchas personas se sienten identificadas y tratan de protestar antes de que ellos mismos puedan llegar a estos extremos».

Castells explica que «en España, estos suicidios [los provocados por la situación económica] han impactado tanto a la opinión pública que han obligado al Gobierno a reaccionar con medidas provisionales y cosméticas. De los suicidios a un movimiento social de gran amplitud hay un trecho muy corto. De hecho, son proto-mártires de una revolución subterránea que se está formando a partir de la indignación social».

calle sin nombre en Valdebebas
La calle, aún sin nombre, donde ocurrió el suceso. Foto: I.M.

¿Pero los medios de comunicación pueden fomentar los suicidios? Hildegart González Luis, doctora en Comunicación y profesora de Sociología en la Universidad de Navarra, cree que sí. Según explica, existe un «efecto mimético», copiamos los comportamientos que vemos en la sociedad y, en especial, los de la gente famosa. Sin embargo, entiende que, ante una causa mayor como en el caso de los suicidios por desahucio, se informe. Con cuidado. Los detalles «dan pistas» sobre cómo cometer un suicidio. Por eso, reclama la creación de un «código periodístico que regule cómo debe ser una buena cobertura en los medios»: no dar protagonismo, no ensalzar al sujeto en aras de una causa mayor o no mitificar al suicida. González Luis reclama que, asimismo, se utilice la cobertura para informar sobre los recursos de que disponen las personas con problemas.

En este mismo sentido, Aina López, Profesora Titular de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid, aclara que «puede darse contagio o puede no darse, depende del contexto y del tipo de acción. La visibilización y “heroicización” que puedan hacer los medios del suicida puede influir, pues pueden proporcionar una identidad aceptable a los que están mal».

Blanca Muñoz López, profesora titular de Sociología de la Universidad Carlos III, afirma que «se puede informar pero sin dar excesiva publicidad» por el contagio social que se pueda producir. Pero también apunta a la desaparición de estas noticias por «la espiral del silencio» que promueve el Gobierno. Los suicidios suponen «una contrapropaganda al partido, quedan vulnerables en las campañas políticas», aunque de la misma manera se busca evitar que la gente se suicide. Porque en la actualidad «hay mucha gente desesperada y puede haber un verdadero problema de contagio», afirma.

El autor del libro La mirada del suicida y doctor en Ciencias de la Información Juan Carlos Pérez Jiménez recalca que los suicidios «requieren atención, pero hay que tratarlo con mucha prudencia». Esto «no quiere decir que se silencie, como se ha venido haciendo en los medios de comunicación». Pérez afirma que la sensación que se transmite es que estas muertes han empezado ahora, cuando no es así. Y defiende que «se abra el foco» para informar también sobre las salidas y los profesionales que pueden ayudar a las personas en una situación extrema como el teléfono de la Esperanza o el Plan de Prevención del Suicidio.

En Valdebebas, continúa el silencio. Los vecinos siguen con su rutina. Pocos recuerdan ya un suceso que tuvo lugar hace casi dos semanas.

4 comentarios en «Silencio en Valdebebas»

  • LOS SUICIDIOS NO SE PUBLICAN PQ INCITAN A LO MISMO, NO SE TRATA DE UNA ESPIRAL DE SILENCIO, PREGUNTA EN CUALQUIER REDACCIÓN DE SUCESOS

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    • Precisamente ella estaba cuestionando eso, y por eso mismo ha consultado con tantas fuentes, cada una de las cuales, como expertos, daba una opinión. A ver si te lees el texto, ¿no?

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  • Los medios no se hacen eco, debido a que es un «proceso de desahucio por separación y denuncia de la mujer».

    En estos momentos la moda de los medios y los grupos «chupasubvenciones» es promocionar la «Violencia de Genero», omitiendo las injusticias que comete dicha ley contra los hombres, y ocultando numerosos suicidios victimas de dicha aberración.

    Ninguna mujer es procesada por falsa denuncia, pero miles de hombres son detenidos con el único testimonio de la mujer y expulsados de sus casas por defecto.

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