Catálogo emergente en el Barrio de las Letras
La galerista Raquel Ponce se enfrenta a su novena participación en la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (ARCO), que se celebrará entre el 13 y el 17 de febrero en el recinto ferial de Ifema (Madrid).
«Voy con muchísimas ganas e ilusión; es un proyecto muy interesante porque permite trabajar con gente de ámbito internacional como coleccionistas o directores de museos», explica. Para el mundo del arte, estar en ARCO supone un salto importante: «Facilita tener repercusión en el extranjero, tanto para la galería como para los artistas que exponen con nosotros. Además de posibilitar el acceso a otras ferias de prestigio».
La actual crisis económica también ha llegado a este sector. Sin embargo, Raquel parece optimista ante esta tesitura: «Sigo siendo muy positiva por cómo se trabaja desde la dirección de ARCO», afirma. Aunque considera que Ifema debería apoyar más a la feria, ya que los precios estipulados para tener un estand son algo caros y, en muchas ocasiones, «las galerías hacemos un esfuerzo para poder estar». La propia coyuntura está cambiando la manera de trabajar de todos aquellos que participan en este mundo. «En los últimos años, ya no hay tanta distancia entre sectores. Galeristas, artistas, comisarios, coleccionistas… trabajamos mucho más unidos, establecemos sinergias», afirma. Eso en un contexto en el que, aunque la inversión haya caído, «todavía hay muchos collectors que se reservan para ARCO». Y donde las propias galerías han tenido que adaptarse: «Damos muchas facilidades a nuestros clientes para pagar sus adquisiciones».
La feria, que este 2013 celebra su 32º aniversario, ha ido cambiando con el tiempo. «Ya no es tan masiva como antes, se ha ido profesionalizando y eso nos ha facilitado mucho el trabajo», comenta Ponce. En su opinión, la organización ha hecho un excelente trabajo dedicado a que las galerías se desenvuelvan mejor: «Las reuniones que ahora se organizan, previas a la feria, permiten algo tan enriquecedor como que podamos hablar entre nosotros».
Un catálogo emergente
Uno de los grandes retos que plantea ARCO a las galerías es el tener que resumir el trabajo de uno o dos años de un artista en un solo montaje. Por su parte, Raquel Ponce apuesta este año por Albert Corbí como artista destacado: «Me interesa mucho su proyecto, es muy conceptual y demuestra un gran dominio tanto de la técnica como del concepto». Y añade: «Su idea se basa en el libro como soporte de análisis; todo gira alrededor de eso».
Además de Corbí, la galería llevará seis artistas más. Entre ellos, Dean Sameshima, con el que inauguraron la actual temporada; Françoise Vanneraud, que presenta una obra compuesta por esculturas de piezas de aluminio que narran historias de barrios madrileños de los años setenta y ochenta; o Avelino Sala, que ofrece una visión del caos globalizado en el que vivimos, materializada con riqueza de colores o el trabajo con mármol de Carrara. También estarán presentes las creaciones de Esther Pizarro, Noé Sendas y Mabel Poblet. «Todos son artistas multidisciplinares y con un enorme talento», sentencia Raquel Ponce, que desde que inauguró el nuevo espacio para la galería en 2008, ha apostado por creadores emergentes.
Recuerda que cuando apareció Art Basel, la feria de arte contemporáneo de Miami, ARCO perdió parte de su mercado, ya que ésta comenzó a atraer a mucho público hispano. A pesar de ello explica: «Aquí se mima mucho al visitante extranjero, algo en lo que también influye nuestra propia actitud como país». Quizá ese sea uno de los elementos que caracterizan a la feria, a pesar de que la galerista cree que necesitamos ahondar más en el número de coleccionistas internacionales que la visitan. «La feria está muy bien organizada, lo que hace que cuando vienen por primera vez, vuelvan; por eso tenemos que potenciar más la presencia de estos collectors extranjeros». Lo tiene claro: «Es la nuestra y hay que defenderla».
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