Guadalajara

19 días y 600 kilómetros

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La ciudad de Guadalajara está separada de Barcelona por unos 600 kilómetros. Todos los días cientos de coches, camiones, trenes y aviones hacen esa ruta en un día, incluso algunos regresan en la misma jornada. La mayoría de los que viajan lo hacen por motivos de trabajo, los privilegiados por placer. Pero Germán Retuerta decidió recorrerlo solo, a pie  y motivado por un partido de fútbol y un concierto.

El amor de Germán por la música y el deporte no es casual. Su padre es el presidente del Club Deportivo Guadalajara y equipo del que él es consejero. «Llevo al «Depor» en el corazón», asegura. Además, es la voz del grupo alcarreño Camino Equivocado, que ha compuesto los himnos del equipo. Su grupo daba dos conciertos en la ciudad condal coincidiendo con el partido del Deportivo Guadalajara contra el Barcelona B el pasado 8 de febrero, el fin de semana de su llegada. «Me tomé al pie de la letra de nuestro primer disco, Caminando y andando andando, ahí que me fui», bromea con una sonrisa.

Pero su intención principal era transmitir los valores la música y el deporte tienen en común: el sacrificio, el optimismo, la generosidad, el respeto, la esperanza o el amor. «Yo no me gano la vida con esto, solo quería aportar cosas buenas y espero que la gente lo haya entendido así». Por eso, cada día decidió dedicarlo a uno de esos valores, empezando por la “valentía” de haber comenzado una aventura así y terminando por la “gratitud” «de todos aquellos que me habían apoyado durante el camino».

La aventura de Germán

«Antes solo caminaba paseando al perro», admite. Y así, sin apenas preparación ni experiencia, Germán se echó la mochila al hombro, llena de plátanos, barritas energéticas, chocolate, sándwiches, frutos secos, un pequeño botiquín y una capa de agua. Se puso a caminar el pasado 21 de enero desde el campo de fútbol Pedro Escartín, y 19 días después llegó a Barcelona, entre los vítores de su familia y amigos.

A pesar de que avanzaba solo —una furgoneta le servía de apoyo aunque solo le esperaba en el punto de llegada—, decenas de personas le acompañaban a través de las redes sociales. Durante todas las etapas escribieron qué significaban para ellos cada una de las palabras elegidas como lema. Mensajes como «El respeto es lo esencial para todo. Si se pierde, los otros 18 de tus 19 días caminando pierden algo de significado» o «La cercanía se consigue con humildad como la tuya Germán!!» eran el aliento que este alcarreño de 25 años necesitaba para seguir adelante. «Todo eso funcionó de maravilla y para mí fue un éxito», dice con orgullo.

Germán Retuerta iniciativa caminando 19 días
Germán en la etapa de Fraga , en Huesca. Fotos: Germán Retuerta

Las anécdotas se sucedían al mismo ritmo que Germán caminaba. «El segundo día, al salir del pueblo de Trijueque, hubo una nevada. Al principio no me daba miedo, pero después se puso peor y no se veía ni por dónde iba. No sabía si iba a pisar suelo firme o un agujero. Muchas veces, aunque suene dramático, te la juegas», relata. Germán pensó incluso en abandonar, «pero ya me había metido, y los mensajes de la gente me daban ánimo». Sus seguidores, además de comunicarse con él a través de las redes sociales, podían ver al día siguiente un vídeo resumen de su jornada anterior en internet. «Yo llegaba al lugar donde acababa la etapa, cenaba y me ponía a editar. Muchas jornadas llegaba de noche, y tenía que hacerlo al día siguiente. Por eso, aunque mi intención era salir pronto por la mañana, muchos días salía a las doce o la una de la tarde», explica.

Mientras caminaba iba encontrándose con personas a las que les explicaba qué estaba haciendo.«Muchos no me creían. Me veían con una capa morada —del Deportivo Guadalajara— y la gente flipaba». Incluso hubo quien le recibió como una especie de Superman: «En La Almunia, un pueblo de Zaragoza, unos chavales me trataban como si estuviese haciendo algo heroico. Fue increíble. No solo por lo del reto, sino también por ser de Guadalajara, que parece que caemos bastante bien por ahí».

Aunque sin duda su peripecia más sonada fue cuando, en la penúltima etapa, a tres kilómetros de llegar a Martorell, se le hizo de noche. El tráfico de la carretera por la que caminaba era desmedido, y al cruzarla corriendo, perdió el móvil por el que se comunicaba con la furgoneta de apoyo. Decidió esperar hasta casi media noche y que la circulación no fuese tan intensa para poder rescatar lo que quedase del aparato. «Conseguí recuperar todo menos la tapa. Fue un poco desastroso, pero me dio subidón al encontrarlo». Aún utiliza ese móvil, que atropellaron varios coches pero que sigue funcionando.«Le tengo cariño, la verdad».

El fin del camino

Así, después de días de caminar y caminar —y con una tendinitis que le obligó a consultar un especialista—, llegó a su destino: Barcelona. Su familia y sus amigos le esperaban en la Plaza de España con varias pancartas repletas de felicitaciones. Atrás quedaban las aventuras y desventuras de los 30 kilómetros diarios a sus espaldas.

La victoria del equipo alcarreño se trasladó también al escenario donde tocó Camino Equivocado. Y después la vuelta a la realidad: «Cuando llegas tú tienes que seguir con tu vida, con tus proyectos. Ahora me dedico a descansar». La sorpresa fue la querella que la Liga de Fútbol Profesional (LFP) interpuso contra su padre, Germán Retuerta, por una presunta administración desleal, estafa y apropiación indebida en relación a unas supuestas irregularidades cometidas por el Deportivo Guadalajara, al hacer su ampliación de capital el pasado verano. Germán —hijo— es tajante: «Mi padre es la persona más honrada que conozco. Y estoy muy tranquilo. Siempre pone toda su voluntad para hacer lo mejor».

Polémicas aparte, Germán está contento con su hazaña. «Lo que saco de este viaje, más allá de mi autosuperación, es que la gente me diga que le he dado fuerzas, que les he motivado en sus estudios o en su vida». Tras 19 días y 600 kilómetros, dice que es el mismo Germán que salió andando de Guadalajara hace más de un mes, aunque tiene claro para qué ha servido todo este peregrinaje: «Cuando esté entre el «sí» y el «no» para hacer algo, me acordaré de todo esto».

Texto editado por Belén García Hidalgo

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