Barajas

Nuestra Señora de la Glorieta

Foto: E. R.
La ermita de Nuestra Señora de la Soledad, en Barajas. Foto: E. R.

A un lado, un aeropuerto conecta Madrid con 156 destinos. Al otro, el Campo de las Naciones alberga numerosas ferias nacionales e internacionales. En medio, como símbolo de lo que fue en su día la Villa de Barajas, una ermita del siglo XVII dedicada a su patrona, la Virgen de la Soledad… dentro de una rotonda.

Desde que en 1949 Barajas perdiera su independencia como municipio, consumido por la inmensidad de una capital que crecía cada vez más, la ermita de Nuestra Señora de la Soledad se ha convertido en uno de los referentes del distrito. Sobre todo cuando se vio atrapada entre el tráfico, gracias a las obras de una nueva carretera.

Todo comenzó con los planes de conectar la Plaza de Castilla con el aeropuerto de Barajas, en 1995. Por aquel entonces, el santuario se encontraba al borde de la carretera de Vicálvaro, rodeado por un inmenso jardín, algo que chocaba con las ideas de los ingenieros, que pretendían que el trazado de la nueva M-11 pasara por allí. El primer proyecto barajaba la posibilidad de trasladar la ermita a otro punto del barrio, pero los habitantes de Barajas -especialmente los de siempre- se negaron a que se moviera de su sitio original. «Habría sido un error tirarla y construirla en otro lugar», afirma el padre Jorge Javier, actual párroco de Barajas.

No quedó más remedio que rediseñar el proyecto. Se pensó en varias opciones, pero la decisiva fue perforar un túnel por debajo de la ermita y hacer pasar por allí la carretera. Sin embargo, no se descartó por completo la idea de conectar la M-11 con la actual avenida de Logroño y la mejor opción era construir una rotonda que dejara a la Soledad en el centro.

 No fue fácil, porque el terreno que rodeaba al sagrado edificio era propiedad de la Iglesia. El Ayuntamiento procedió a la expropiación y destrozó el deseo de un vecino de Barajas, que había traspasado su propiedad a la Iglesia a un precio irrisorio, casi a modo de donación, a mediados de los 50. La decisión estaba tomada y la iglesia iba a quedar cercada entre un mar de coches, algo que a la postre ha servido para que la ermita se haya convertido «en uno de los monumentos emblemáticos del distrito», según el párroco.

Obras de reforma

La ermita de 1995 no se parece en nada a la que hoy disfrutan los habitantes de Barajas. Hace 11 años, la iglesia fue restaurada gracias a la relación que existe entre la patrona del distrito y sus vecinos. Una gran parte de los 660.000 euros que costó la obra fue financiada por suscripción popular, con las aportaciones de vecinos y miembros de la Hermandad de la Soledad. Los trabajos comenzaron en 2001 y el proyecto finalizó en febrero de 2013 con una misa de inauguración oficiada por el arzobispo de Madrid, monseñor Rouco Varela.

Retablo de la ermita. Foto: Alberto del Castillo
Retablo de la ermita. Foto: Alberto del Castillo

La remodelación fue total, desde los cimientos hasta el interior, para terminar dando una imagen completamente nueva a la ermita. Se arreglaron los problemas de humedades que había sufrido la iglesia en numerosas ocasiones con un sistema de drenaje y se recuperó la fachada de ladrillo visto, oculta durante años tras una capa de cemento que revestía la pared. Además, se construyó un nuevo acceso con un pórtico de estilo castellano, con madera vista y columnas de granito. En cuanto al interior, se reconstruyó el retablo, una joya del Barroco presidida por una reproducción del «Descendimiento» de Caravaggio, para que la ermita volviese a su estado original.

Con la reforma se consiguió que los habitantes de Barajas fueran de forma más frecuente a la iglesia, aunque fuese solo por ver cómo había quedado. Otros cambiaron su lugar habitual de misa y, desde que se inauguró la ermita, acuden fieles a su cita con la Virgen de la Soledad los domingos a las 11… si el tráfico se lo permite.

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Un comentario en «Nuestra Señora de la Glorieta»

  • Estuve en ese lugar, vi a la Virgen de la Soledad y no puedo olvidar la visita.

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