Villaverde

Asignaturas pendientes en Butarque

Vecinos de Butarque durante una de sus concentraciones en Sol. Foto: AVIB
Vecinos de Butarque durante una de sus concentraciones en Sol. Foto: AVIB

Año 2002. Un buen número de familias se trasladan al nuevo barrio de Butarque, en el distrito de Villaverde. Amplias viviendas ofertadas a precios asequibles y promesas de crecimiento son algunos de los grandes atractivos que ofrece la barriada. Doce años después, pocas cosas han cambiado. Las viviendas se mantienen, al igual que una población que crece anualmente. Las infraestructuras del barrio tampoco han cambiado demasiado. Es cierto que después de años de lucha el instituto público parece por fin cercano, pero sigue sin haber una biblioteca o un centro de salud. Los vecinos de Butarque ven como pasa el tiempo y gran parte de esas promesas de crecimiento siguen siendo solo eso, promesas.

La Asociación de Vecinos Independiente de Butarque (AVIB), junto con otros colectivos vecinales, reclaman un mayor equipamiento para el barrio. Creen que Los Rosales (como también se conoce a esta zona de Villaverde) cuenta con una «dotación nula». En este sentido, desde hace varios años sus peticiones se han centrado en una materia “necesaria y urgente” en el barrio: la construcción de un instituto y un colegio público.

No es un anhelo surgido de un día para otro; desde la asociación apelan incluso a las generaciones anteriores que vivían en los alrededores de Butarque. Lo cierto es que a partir de 2008 esta reivindicación fue retomada con firmeza. La zona contaba con la tasa de natalidad más alta de toda Madrid, por lo que la creación de centros educativos suponía una prioridad para los residentes.

Según AVIB, en 2010 se produjo un «momento clave» en el proceso. Ante la saturación de alumnos en El Greco, un colegio de Educación Infantil y Primaria situado en esta zona, la Comunidad de Madrid llevó a cabo una medida muy particular. Se creó el Ausías March, con personalidad jurídica propia, pero integrado físicamente en tres aulas ya existentes de El Greco. Nacía así el «colegio fantasma de Villaverde», un nuevo colegio con alumnos y profesores propios, pero sin comedor, gimnasio o pistas deportivas propias. Solo tres aulas.

La construcción de un edificio propio para el Ausías fue lenta y se demoró más de lo previsto. Además, no consiguió resolver el problema de la masificación de alumnos de Educación Secundaria, la cual se mantuvo incluso después de que el centro estuviera terminado. A pesar de ello, el proyecto de un instituto público en el barrio se mantuvo en «standby».

En lugar de ello, en los años posteriores El Greco se amplió y pasó a ser un CEIPSO (Un Colegio de Educación Infantil y Primaria donde se añaden cursos de ESO) para poder recibir alumnos de secundaria. Unos estudiantes que utilizaron las instalaciones del Ausías March, a pesar de que originalmente este estaba concebido para alumnos de Infantil y Primaria. Por otra parte, debido a las limitadas instalaciones que había en ese momento en el centro, algunas actividades lectivas se realizaban en el Ausías y otras en El Greco. Un nuevo instituto «fantasma» volvía a aparecer en el barrio.

Miembros de AVIB en el emplazamiento del futuro instituto. Foto: AVIB
Miembros de AVIB en el emplazamiento del futuro instituto. Foto: AVIB

Durante varios años una gran cantidad de niños se paseaban de un colegio a otro varias veces al día. Cursos enteros en los que, para no cruzarse, los estudiantes de Educación Infantil, Primaria y Secundaria debían hacer malabares logísticos. Aulas masificadas con material deficiente y con el ruido de nuevas obras como banda sonora. Lograr una educación de calidad en Butarqueha sido en ocasiones una constante lucha contra los elementos.

Ante esta situación, los vecinos reaccionaron. Si el movimiento se demuestra andando, en este barrio no han parado quietos. La situación escolar de cientos de niños y adolescentes de Butarque ha provocado manifestaciones, carreras populares, marchas hasta la céntrica plaza de Sol, encierros en otros centros de enseñanza… las asociaciones de vecinos y grupos del A.M.P.A. han llevado a cabo reivindicaciones de todo tipo para darse a conocer en los medios de comunicación y mostrar a las instituciones la situación real de la zona. Bajo lemas como «instituto ya» y con el color amarillo en sus camisetas por bandera, estas asociaciones crearon su particular «marea» en Villaverde.

La esperada llegada del instituto

Después de todos estos trámites, el instituto público ya es una realidad…sobre el papel. Recientemente el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid ha dado el visto bueno a la licitación del proyecto de construcción de la primera fase del instituto, que contará con diez clases de ESO y dos de bachillerato. La Consejería de Educación, comandada por Lucía Figar, ha garantizado que este centro estará construido y operativo para el comienzo del curso 2015/2016.

Sin embargo, no acabará aquí el movimiento vecinal. De hecho, AVIB ya ha presentado una enmienda a los presupuestos de la Comunidad para 2015, debido a que estos solo incluyen la primera fase del instituto, insuficiente a su modo de ver. El Centro de Salud también se mantiene como otra de las peticiones pendientes de la organización.

Tras todo el proceso, y a pesar de haber conseguido grandes avances en el barrio, los vecinos continúan con una sensación agridulce. Hablan de las carencias de Butarque, creen que sigue “cojo” y que hace falta seguir “dando la lata”. Algunos incluso afirman que quizás se lo hubieran pensado dos veces antes de mudarse a Los Rosales. Señalan la montaña de escombros donde debería asentarse el nuevo instituto y desconfían de que sea una realidad para el curso que viene. A fin de cuentas, no sería la primera vez que las promesas se quedaran en eso, promesas.   

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