Moncloa-Argüelles

Los caballeros del bigote

Un año más llega noviembre, y con él proliferan los bigotes. No lo hacen siguiendo una moda, sino por llamar la atención sobre un tema olvidado: la salud masculina. La Fundación Movember (procedente de los términos anglosajones moustache y november) surgió como una iniciativa que promueve, con el bigote como catalizador, una forma diferente de dar visibilidad a los tipos de cáncer que afectan exclusivamente al género masculino. El de próstata es el tumor más diagnosticado entre los hombres españoles, mientras que el testicular es el cáncer más común entre los quince y los cuarenta y cinco años. Es por ello que la Fundación pretende advertir, informando de las posibilidades existentes y haciendo que los que sufren estas enfermedades, las entiendan.

Este original movimiento lleva en pie de guerra desde hace once años y cada vez está más ligado al rugby, «ese deporte de bestias jugado por caballeros». Y como tales actúan no solo dentro, también fuera del campo. Durante los partidos luchan cuerpo a cuerpo por el balón ovalado. Se defienden y protegen unos a otros para conseguir el ensayo. Un deporte de equipo en el terreno de juego, y de puertas afuera también. Una vez salen del territorio donde se mueven como pez en el agua unen sus fuerzas para combatir enfermedades que solo en manos de los médicos y de la fortuna pueden ser derrotadas. Su papel entonces consiste en concienciar a la población de la existencia de estos males y de los mecanismos que existen en la actualidad para superarlas.

Foto: N. Ayuso de Dios y W. Degirolmo
Fotos: Nicolás Ayuso de Dios y Walter Degirolmo

Así lo hacen en el Club de Rugby Cisneros, adscrito al Colegio Mayor Universitario del mismo nombre, y perteneciente a la Universidad Complutense de Madrid que desde hace años se unió a esta corriente. Cada noviembre, tras un cuidadoso rasurado, comienzan a aparecer las primeras sombras entre nariz y labio, esos bigotes que los hacen todavía más caballeros.

Cuentan los integrantes del club que para ellos contribuir a la causa por la que nace la Fundación es todo un orgullo. Primer equipo (División de Honor), Zeta (División de Honor B) y Theta (2ª Regional madrileña); los tres equipos del C.R Cisneros disputan los partidos como siempre, pero luciendo un original mostacho. Ya no solo los golpes llaman la atención sobre el campo. Y su objetivo este mes tampoco consiste únicamente en alzarse victoriosos tras cada encuentro disputado sino concienciar y recaudar fondos para ayudar a aquellos que padecen cáncer de próstata y testicular.

«Compromiso, esfuerzo y constancia», son los valores que el rugby transmite para Jesús Moratalla, ala del Zeta, todos ellos inestimables para combatir y aprender a afrontar estas enfermedades. Que su deporte sea el canal a través del cual se «lanza un mensaje tan importante» como el referente a la salud del hombre es para él «una gran satisfacción». Todo con un simple gesto, abandonar el afeitado durante un mes y dejar que una sombra crezca sobre el labio superior.

La unión hace la fuerza

La amistad en el rugby también es importante. El lazo que se forja es tan fuerte que llega a unir a los jugadores fraternalmente y hace que «tus compañeros de equipo se conviertan en tu familia. Por ellos das tu 100% y es también por los que recibes golpes en cada partido» afirma Borja Ortiz, capitán del Theta. Es esa solidaridad la que les motiva para participar en iniciativas como el Movember, de muchas y muy diversas formas.

Jugadores del Cisneros formando una melé

Jugadores del Cisneros formando una melé

Su contribución no se limita a dejarse mostacho. En el C.R. Complutense Cisneros, las tareas abundan y se reparten. El Theta inició hace tres años una campaña de captación de fondos a través de la venta de camisetas. El dinero recaudado anualmente se destina al Movember. Otros crean sus propios espacios en la web del movimiento para que cualquier persona interesada pueda donar dinero con un solo click. Se trata de una forma divertida que la Fundación facilita a los MoBrothers y MoSisters (como se conoce a los contribuyentes) para conseguir recaudar fondos. Una fiesta en la que se eligen los mejores y más llamativos bigotes cierra la lista de actividades que este club emprende para cooperar económica y socialmente con la salud del hombre.

Así, cada noviembre el Cisneros abre un nuevo frente. Entra en juego algo que trasciende los límites de un campo de rugby, algo que va más allá. En noviembre también luchan por concienciar y para ayudar a aquellos que sufren los cánceres más diagnosticados en los varones españoles. Solo dos requisitos: muchas ganas y un pequeño pero simbólico gesto.

Juan Cano, internacional con la Selección Española de Rugby y uno de los capitanes del primer equipo
Juan Cano, internacional con la Selección Española de Rugby y uno de los capitanes del primer equipo

El equipo continúa con su rutina el resto del año. Juegan, a veces defendiendo su feudo, en el campo del Central en Ciudad Universitaria, otras lo hacen fuera de casa, lejos de la Comunidad madrileña. En ocasiones ganan y en otras pierden. Una vez finalizado cada encuentro se citan con el rival y celebran el tercer tiempo, un festejo en el que beben cerveza y se conocen mejor. Una reunión en la que ambos equipos estrechan lazos y perpetúan el rugby, dignificando el deporte que les hace caballeros tras cada partido. Eso sí, mientras el undécimo mes no llegue a su fin, brindarán no solo por una victoria o una derrota, lo harán no únicamente por disfrutar y que la gente lo haga también con su juego, sino por una buena causa, luciendo la seña del Movember, el bigote.

«Es una mezcla de sensaciones», dice Matías Cabrera, internacional con Chile y jugador con el Cisneros en la División de Honor española. Una amalgama de emociones que no solo les motiva para entregarse al máximo en cada encuentro sino también la oportunidad de crecer como jugadores y, sobre todo, como personas.  

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