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Aprender a caer o aprender de la caída

Iker Beitia con Absolut en un campeonato paraecuestre. Foto: Itziar Viana
Iker Beitia con Absolut en un campeonato paraecuestre. Foto: Itziar Viana

Cuando Iker despertó del coma después de tres semanas, se dio cuenta de que su cuerpo, quebrado, se había quedado definitivamente atrás. Inmóvil y en la cama, desde la distancia de aquellos que pueden contemplarse a sí mismos con perspectiva de cielo raso, vio que no era capaz de aceptarlo. Entonces pensó que solo podía hacer una cosa: recuperarlo.

No se trataba de un libro viejo, ni de un juguete roto destinado al olvido. Demasiado tiempo y esfuerzos invertidos en cultivarlo para que ahora, con veinticuatro años, asumiera que todo se había ido por el desagüe a causa de una caída a caballo. ¿Quién estaría interesado en contratar a un mudo para doblar a Schwarzenegger? ¿Cómo iba su caballo Gedeón a seguir sus instrucciones si ni siquiera era capaz de cambiar de posición en el lecho?

Con una lesión cerebral que afectaba a su hemisferio izquierdo y la parte diestra del cuerpo dañada, Iker Beitia, rebelándose contra diagnósticos, pronósticos e historiales médicos, decidió plantarle cara a la desgracia. Fisioterapia, logopedia, esfuerzo, sudor y lágrimas.

La ilusión le permitió subir un año después a un caballo de escuela. Su pierna derecha parecía de blandiblú y con la mano rebelde difícilmente podía manejar las riendas. Pero no se dio por vencido. Al poco tiempo supo de la existencia de la disciplina de Doma Paraecuestre, diseñada para personas con discapacidad y gracias a su afán de superación, día tras día volvía a sentarse en su montura y lentamente fue derribando las barreras.

Paraequitación

En 2009 nació en España la Doma Clásica Adaptada para jinetes con discapacidad física o sensorial. Desde entonces ha crecido de manera constante, aunque otros países europeos como Reino Unido llevan una ventaja de 20 años. Sus rangos varían desde las personas con discapacidades leves a graves, con la oportunidad de competir en igualdad de condiciones. Así, los jinetes y amazonas son clasificados en grados acorde a su discapacidad.

Iker fue clasificado en grado III por un daño cerebral adquirido. Junto a él, alrededor de 50 jinetes y amazonas españoles están federados en la joven disciplina. Según Fátima Cao, responsable de Equitación Paraecuestre de la Real Federación Hípica Española, «La crisis ha suprimido prácticamente todas las ayudas económicas». El presupuesto que tienen es bajo, pero la ilusión de muchos está consiguiendo que salga adelante.

Gracias a esta modalidad, Beitia ha logrado grandes victorias, en lo personal y en el deporte. En 2010 ganó la medalla de oro en el Campeonato de España de Doma Clásica Adaptada y desde entonces ya van dos de plata y otras dos de bronce. Tanto es así, que este jinete se ha hecho imparable: en febrero del 2014 fue nombrado Representante de Jinetes Paraecuestres en el Consejo de Deportistas en el Comité Paralímpico Español y en mayo fundó con otros compañeros la Asociación Paraecuestre Española.

Madrid Horse Week

Durante la semana del 26 al 30 de noviembre se celebró en IFEMA el evento hípico más importante de España: Madrid Horse Week. Un evento transversal y multidisciplinar donde tuvieron lugar competiciones de diferentes disciplinas ecuestres y otras actividades relacionadas con el mundo del caballo. Dentro de estas actividades, el sábado 29 se desarrolló una exhibición de doma paraecuestre en la que participaron diferentes grados pertenecientes a esta modalidad.

Natalia Quintana Plágaro y Alejandro Valcárcel, jinetes paraecuestres, en Madrid Horse Week. Foto: Quintana
Natalia Quintana Plágaro y Alejandro Valcárcel, jinetes paraecuestres, en Madrid Horse Week. Foto: Quintana

Beitia no faltó a la cita, pero esta vez no lo hizo en calidad de jinete, sino como espectador. Los protagonistas de la jornada fueron Sonia Villalba, Alberto Ferrol y Natalia Quintana. La última es una amazona navarra de 21 años con grado 1b. Quintana, campeona paraecuestre de España en cuatro ocasiones y con experiencia en concursos internacionales, sufre una parálisis cerebral desde que tenía un año a raíz de la operación de una cardiopatía congénita. «Una luchadora nata», así es cómo la define su madre María Ángeles Plágaro —Presidenta de la Asociación Paraecuestre Española— . La exhibición fue muy emotiva e impecable a nivel técnico. Los tres jinetes consiguieron levantar a la gente en las gradas con un estruendoso aplauso cuando concluyó la prueba.

La disciplina paraecuestre supone un eslabón más del fin de la exclusión de las personas con discapacidad. La Doma Clásica Adaptada ayuda a romper, precisamente, el llamado «círculo de invisibilidad» en el que demasiado tiempo han vivido recluidas estas personas. «Madrid Horse Week es una excelente oportunidad para promover la disciplina y que la gente entienda que nosotros también podemos competir» concluye Iker.

Volver a verse a sí mismo, sin nada que imaginar, era su objetivo. Iker lo ha logrado. Lo aprecia en cada imagen que el espejo le devuelve cuando se acerca a mirarse. Solo, por sus propios medios. Hábil, valorado, completo.

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