Malasaña

El Barrio de los Cómics

Hay un lugar en Madrid donde no importa que te llamen friki. En ese sitio es normal ver varitas de Harry Potter o muñecos de ET. Un lugar donde comprar el último cómic de Batman es ser un clásico, o donde ser fan de El Mago de Oz no es algo anticuado, sino cool.

Ese lugar es el «Barrio de los cómics», entre Noviciado y Malasaña, y allí uno puede encontrar todo lo que se imagine. Desde los clásicos tebeos hasta el osito de peluche que sale en la serie Breaking Bad. La zona cuenta ya con ocho tiendas especializadas. No es casual, ya había una larga tradición de librerías en los alrededores. Con la celebración de Expocómic, del 12 al 14 de diciembre, se pone en relieve la importancia de las historietas, pero en este barrio la pasión se vive todo el año.

Es el caso de Otaku Center, una de las últimas tiendas en llegar al barrio. Lleva siete años en activo; hace poco que se mudaron a la calle Luna número 24, para estar cerca de donde se mueve el cotarro. Antes estaban en la calle de la Palma; cerca pero no lo suficiente.

Según el propietario de la tienda, Daniel Coronado, la aglomeración es algo positivo ya que así se consiguen más clientes. Claro, que hay quienes no piensan así. Muchos locales llevan años en la zona y esto fomenta en cierta forma la competencia. Respecto a si hay roces con algunas de estas tiendas, los trabajadores de Otaku responden con risas. «Hay amigos y hay gente que no es tan amiga. Pero nosotros somos amigos de todo el mundo», dice uno de los empleados. Trabajan hasta ocho personas en la tienda, que no es muy grande pero que tiene suficiente espacio para que queden allí chavales a mirar y a gastarse la paga en lo que más les gusta. Hasta con siete cómics se va uno de los clientes: unos 48 euros gastados en tebeos. Aunque tampoco es tan raro.

Juanjo, el propietario de Atlántica cómics, en la calle Estrella, recuerda que en una ocasión un hombre se gastó más de 1200 euros. Lleva once años al frente de la tienda que está especializada en cómic americano. Tal vez por esta razón la recomienda Daniel, cuyo local se basa en el manga japonés: competencia leal.

Atlántica cómics está decorado como una nave de Battlestar Galactica, una franquicia de ciencia ficción americana que muchos consideran a la altura de Star Trek o Star Wars. Un enorme Spider-man te saluda en las puertas de la nave; al entrar te espera el traje de Luke Skywalker y, tras él, miles de muñecos de todas las cosas que uno pueda imaginar. Merchandising de toda clase se junta con los cómics, todo bajo la atenta mirada de Darth Vader, cuyo busto se exhibe al final.

A diferencia de Otaku Center, que tiene hasta ocho personas trabajando allí, en Atlántica solo hay dos chicos atendiendo. A veces es difícil distinguir a cliente de dependiente, pues las relaciones en estas tiendas son muy cercanas. Daniel Coronado, por ejemplo, admite con una risa que solo contrata a sus amigos. En el caso de Atlántica, dueño y dependiente también son amigos. Algunas tiendas de cómic parecen estar cortadas por una especie de patrón común. Daniel y uno de los dependientes de otra mítica tienda de cómics, Generación X, se estrenaron de pequeños con la lectura de Astérix y Obélix. Y tanto en Otaku como en Atlántica suena Jimi Hendrix como hilo musical; el mundo de los cómics no tiene por qué estar reñido con el rock and roll.

Artículo de Generación X, la tienda de cómics. FOTO: Facebook
Artículo de Generación X, la tienda de cómics. FOTO: Facebook

Generación X es el caso más paradigmático, pues no solo se trata de una tienda sino de toda una franquicia. Tiene los locales más grandes y por sus paredes han pasado toda clase de autores famosos. De hecho George R.R. Martin, el autor de los libros de Juego de Tronos, estuvo firmando allí en 2008. También figuras patrias como Carlos Pacheco, e incluso sale la tienda de la calle Puebla en un sketch de Muchachada Nui.

Es un sitio con mucha historia. En sus tres plantas se puede ver de todo. Llama la atención la parte de abajo, dedicada para juegos de rol, o una zona con sofás para que la gente pueda relajarse leyendo bajo la supervisión de un Han Solo de metacrilato. Dos figuras de ET valoradas en más de 300 euros custodian la puerta. E incluso venden una cabeza de Balrog (aquel bicho al que se enfrentaba Gandalf al grito de «¡No puedes pasar!» en El Señor de los Anillos) por más de 1000 euros.

Ser un incondicional de estas tiendas implica tener dinero. La crisis apenas ha afectado a este sector. «Hace unos años hubo un bajón en el mundo del cómic; toda la gente se pensaba que era más lista de lo que era con la llegada de internet», dice el dueño de Atlántica. Con el boom de ebay mucha gente prefería adquirir allí sus productos. Pero según Diego, compañero de Juanjo: «en ebay, a veces, las cosas no te llegan como las has visto y te clavan en las aduanas. Además, ir a la tienda tiene más encanto, lo puedo ver, trasteo». El dependiente de Generación X es más tajante y afirma que la industria del cómic no ha sufrido ninguna crisis. Eso sí, todos admiten que no van a hacerse ricos vendiendo tebeos, pero están encantados.

Expocómic: más de 2000 euros por un stand

Estos días los amantes del cómic tienen una cita muy especial. Expocómic, el Salón Internacional del Tebeo de Madrid, se celebra esta misma semana. Hay toda clase de cosas: concursos de disfraces, karaokes o firmas de dibujantes.

Las opiniones de los dueños de cómics sobre este tipo de eventos están divididas. En el caso de Otaku participan porque necesitan la publicidad que viene acompañada de este tipo de eventos, aunque les cueste más de 2000 euros tener un stand en el pabellón y apenas ganen dinero. En el de Generación X, sí van algunas tiendas de la franquicia porque se lo pueden permitir. Es el caso contrario a Atlántica que, hoy por hoy, no pueden permitirse ese tipo de inversiones a diferencia de los editores barceloneses. Todos coinciden que el sector editorial del tebeo en la ciudad condal está más desarollado que en la capital.

Pero no pasa nada. En las tiendas de cómics son felices, tendrán siempre todo lo que quieran leer a su alcance y a sus colegas para comentarlo e incluso eventos especiales para celebrar el amor por las viñetas. Ya lo advierte uno de los habituales de Atlántica: «Los frikis hemos cambiado. Ahora salimos más».

Aunque a veces no hace falta irse muy lejos para ver cosas extrañas. Casi se han convertido en algo natural las peticiones raras. A Diego, de Atlántica, le pidió un cliente una fusta y material de bondage confundiéndolos con una tienda erótica. En Generación X ha entrado gente buscando faros de barco. E incluso, en una de estas tiendas, entró un hombre que tan solo dijo «Hola, quiero un cómic que me cambie la vida».

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