Ficciones

La juventud de los sueños rotos

Emigracion desempleo jovenes

Desde que era pequeña, Laura soñaba con ser enfermera. Nunca había querido ser otra cosa. La idea de trabajar en un hospital y curar a sus pacientes siempre le había entusiasmado. Estudió Enfermería al mismo tiempo que hacía las prácticas y cada vez estaba más segura de que había elegido bien, de que ese era su destino. Sin embargo, sus expectativas no se vieron satisfechas cuando, al acabar la carrera, salió al mundo real y se topó de frente con una competencia feroz y un mercado laboral saturado y enfermo. Periodos en el paro se alternaban con trabajos temporales y mal pagados. El desánimo y la desesperación se convirtieron en sus compañeros inseparables hasta que un día lo vio claro: si no le daban lo que quería en su ciudad, en su país, se iría a otra parte, siguiendo la estela de muchos de sus amigos y conocidos que ya se habían atrevido a dar el paso. Se puso manos a la obra y, a través de internet, encontró un puesto de trabajo en un hospital de Londres.

Tenía miedo, era la primera vez que salía de casa y todavía debía buscar piso. Aún así, la angustia y el vacío vital que sentía ganaban por goleada al vértigo que le producía marcharse de su hogar y construir una nueva vida. También estaba enfadada pero no sabía con quién: con la sociedad, con el mundo, con ella misma. Le parecía injusto cambiar de vida y de país por obligación y no por elección. Ella quería permanecer en su ciudad pero sentía que no le dejaban. Nunca había sido una viajera, una aventurera. A diferencia de algunos de sus amigos, que soñaban con recorrer el mundo en busca de aventuras, Laura siempre había imaginado su vida en su ciudad, construyendo su propia familia en el lugar en el que se encontraban sus raíces.

Estaba terminando de hacer las maletas y de ultimar algunos detalles. En unas horas se despediría de su familia, de su novio, de sus amigos y partiría hacia una nueva vida. No le quedaba otra. Se iba con la esperanza de volver algún día y sabiendo que la suya no era una historia aislada, que muchos otros jóvenes españoles estaban pasando por su misma situación.

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