Vallecas pinta el mercado

«Solidaridad y rebeldía» es el estandarte de uno de los 128 barrios más particulares de Madrid, conocido como el Valle del Kas, Vallecas.

Justo eso se observó en la actividad «Pinta el Mercado», un trabajo ciudadano y voluntario en el cual a través del arte, y las energías que este transmite, los vecinos en un ambiente fluido disfrutaron de una tarde pintando el antiguo Mercado de Doña Carlota. Un lugar que para muchos significa el punto de partida histórico del Vallecas moderno.

Los habitantes de la zona cuentan que el nacimiento del barrio se remonta mucho antes de la reconquista. Según la leyenda, los más de 14 mil kilómetros cuadrados del distrito le pertenecían a un moro llamado Kas, aunque otros difieren, asegurando que eran de un particular llamado Egas.

Lo que sí es cierto, es que en este barrio vivieron y -viven- ciudadanos que escriben la historia de Vallecas. «Aquí lo he vivido todo, me enamoré y sé que moriré», explica con una sonrisa en la cara Mariano Auris de 91 años.

Don Mariano, vive a una calle del mercado de Doña Carlota, un lugar que para él significa más que una referencia para los vallecanos. «Este mercado es todo, alrededor de este lugar y de la plaza se configuró el barrio», asegura.

Pero él no es el único que conoce la historia y que considera este mercado como un icono de la zona. A su testimonio se le suman los de otros vecinos como el de Ernesto Aceitón, actual presidente de la Junta Directiva del Mercado. Este vallecano, con unos cuantos años menos que Don Mariano, considera que el lugar debe ser  respetado: «tiene 55 años de los cuales yo llevo 20 aquí», sentencia.

En sus inicios este pueblo, anexo a la Villa del viejo Madrid, estaba formado por casas bajas y huertas. Los terrenos estaban divididos según el nombre de sus propietarios, es así como la zona del Puente de Vallecas, pasó a llamarse barrio de Doña Carlota. «Se dice que era una señora de muchas virtudes ­­­­y muy caritativa. Donaba todo lo que podía y ayudaba a muchas personas. Una historia muy bonita», relata el presidente de la Junta Directiva.

DE HUMILDE ALDEA A URBE MODERNA Y JOVEN 

La vida de este barrio giraba en torno a la antigua Plaza y carretera de Doña Carlota conocidos en la actualidad como Cuelgamuros y Peña Prieta.

En los años cuarenta la población creció. Llegaban al barrio familias de toda España en busca de mejor calidad de vida. La construcción de chabolas iba en aumento pero, la sanidad, el empleo y la educación seguían siendo temas sensibles.

En 1926 se crea la primera línea del Metro de Madrid, desde Atocha a Puente de Vallecas, aunque no será hasta 1950 cuando comienza la historia cosmopolita con la creación de Madrid Capital.

En este mismo año, las calles comenzaron a empedrarse y se construyeron los primeros edificios. En la década de los sesenta la comunidad comenzó a crecer y fue en 1962 cuando se construyó el mercado y una colonia de casas alrededor de la plaza del Doctor Lozano.

Según los vecinos que participaron en la actividad, Vallecas ha pasado por momentos muy duros, pero la comunidad ha sabido organizarse y seguir adelante para abrirle paso a las nuevas generaciones. Este es el caso de Sara Chicharro, una joven estudiante de Bellas Artes, quien ha sido la encargada de la obra lúdica. «A mí me encanta venir al mercado. Pensando en mi proyecto final un día en la biblioteca se me ocurrió la idea de hacer que la gente del barrio hiciese un poco suyo el lugar», destaca.

La joven artista se siente satisfecha con el resultado del evento: «están participando todos los niños que han pasado por la calle y que les apetecía pintar; también hay diferentes asociaciones de grupos de chavales que están aquí expresándose artísticamente, sabes, integración social más arte», asegura.

Según especialistas, lograr fortalecer y fomentar el desarrollo social, crear conciencia y formar jóvenes para la comunidad no es tarea fácil. «Los jóvenes se mueven en un ambiente quizás muy hostil por los estándares sociales, y muchas veces pasan a convertirse en un segmento incómodo, sospechoso y peligroso para los más adultos pero cuando se integran en actividades que son para la propia comunidad hay una mirada distinta. Una vez que ya han dejado de pintar, bailar o de hacer cualquier arte en el sitio queda el recuerdo y la idea en las personas», así lo aseguró Gonzalo Sarmiento, integrante de la Asociación Cultural La Kalle.

Lo que ayer fue el barrio de Doña Carlota, enclavado a la izquierda del Puente de Vallecas, continua transformándose. Sus habitantes lo definen como una zona moderna y dinámica que aún con sus problemas se mantiene firme y abierta a los nuevos tiempos.

«Vallecas es un barrio abandonado por la administración pública, no es más ni es menos, es una actitud, “aunque pueda tildarse de barrionalista”», señala.