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Un camión en llamas y talleres sin agua potable: así se recoge la basura en Villalba

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Los peones de recogida de basura durante el turno de noche en Collado Villalba (Madrid). Foto: Ó.Rus

–Llevo ya 30 años y tengo 55…

–Entonces todavía te queda…

–Ahora me queda lo más gordo…

Antonio Galán se refiere a su última década antes de jubilarse. Es peón de recogida de residuos urbanos en Collado Villalba (Madrid) desde las once de la noche hasta las seis de la mañana. Junto a otro compañero engancha los contenedores de carga trasera a los camiones para así vaciarlos.

Es miércoles, alrededor de las 22.30 horas, y los empleados del turno de noche empiezan a llegar al Polígono Industrial 5, uno de los tres centros del servicio de limpieza viaria y recogida de basura del ayuntamiento, adjudicado a la empresa FCC (Fomento de Construcciones y Contrata).

«Nos va a comer la gente por ahí», comenta uno de los trabajadores. «Pero si casi nos comen por la noche, ¡imagínate de día!», responde Galán. «Los camiones están hechos una pena», «la mayoría están para tirarlos…». ¿Y cuando pedís que os los reparen? «Hacen lo que pueden…, como no hay piezas…». ¿Os habéis quedado tirados con algún camión recientemente? «Todos los días». Uno de ellos se ríe a carcajadas. ¿Y qué hacéis entonces? «Ahí se queda. Llamamos a los municipales y que venga uno de éstos a buscarnos para coger otro camión. Se suele recoger todo, pero algún día se ha quedado algo». ¿Cuánto costaría reparar un camión? «¡48.000 pavos! Es lo que ha dicho el mecánico».

Son los mismos trabajadores que iban a secundar una huelga indefinida el pasado domingo 11 de noviembre. Finalmente se desconvocó: sus representantes de UGT preacordaron un nuevo convenio, todavía pendiente de la firma definitiva. El lunes 29 de octubre se habían manifestado en la Calle Real por la falta de personal y el mal estado de los vehículos.

Para este mismo año, han preacordado «transformar 15 contratos eventuales en indefinidos y dos ascensos», explica por teléfono a Madrilánea David Gómez Fernández, responsable de la UGT de la Comarca Oeste. Asimismo, habrá un ascenso anual entre 2019 y 2021, y un aumento salarial: un euro por salario base por 365 días en 2020, un euro y medio en 2021 y dos euros en 2022. Los empleados han recuperado además sus 22 días seguidos de vacaciones durante julio, agosto y septiembre. Este 2018, Galán disfrutó de doce días en agosto y diez en noviembre. Su teoría es que la empresa así evita reemplazos al tener «a gente de vacaciones todo el año».

Poca plantilla

«En 2008 éramos unos 98 o 99 trabajadores y en la actualidad somos 70. En estos diez años, Villalba ha subido de número de habitantes, por lo que falta personal», critica Gómez Fernández, de UGT. El municipio pasó de los 54.658 habitantes a los 62.152 entre 2008 y 2017, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

«Actualmente estamos en unos 64-65 trabajadores de diario, contando el personal de taller y de administración, más doce o trece de fin de semana, que sí es plantilla reciente», amplía Roberto Santamaría, presidente del Comité de Empresa de la sección sindical UGT en FCC Villalba. Su versión es que «ahora un trabajador está haciendo tres sectores cuando anteriormente sólo hacía uno». Galán atribuye esta merma a las jubilaciones y las dilatadas bajas sin suplencia.

¿Consecuencia? «Se paran en los puestos de contenedores más sucios y en cuatro calles, pero no damos abasto», reconoce Santamaría, también conductor en este servicio municipal desde 2001. Los barrenderos sufren la misma situación. Galán comenta que el peón que tenga carnet de conducir también ejerce ocasionalmente de piloto cuando otro está de vacaciones. Critica que haya compañeros que estén doblando mañana y noche. Y en esta ecuación entran los ascensos. «Hay personas que están haciendo las veces de conductor, pero su cargo es de peón, y pasan a ser… [conductor]», explica Javier Belinchón, conductor y delegado de prevención.

A lo largo de los días, diferentes bolsas se acumulan
A lo largo de los días se acumula basura alrededor de los contenedores en la esquina de las calles Eladio Aranda y Enrique Ortega (Collado Villalba)

«Ni agua para lavarse las manos»

Los empleados también demandan mejores centros donde trabajar. Actualmente cuentan con tres: un recinto alquilado en el Polígono 5 –del que salen los camiones de recogida–, otro en la Calle Real –donde se almacenan los carros de los barrenderos– y un taller contiguo al Centro de Transferencia de Residuos Urbanos (Carretera de Navacerrada km 2,200), cuya titularidad es de la Mancomunidad del Noroeste y es gestionado por la empresa Urbaser.

«Los del taller están trabajando en la calle. Si llueve, llueve; si hace frío, hace frío. No hay agua potable», se queja David Gómez, responsable de la UGT de la Comarca Oeste. «Allí supuestamente hay un lavadero, pero no se pueden lavar [los camiones] porque no tienen desagüe. Toda la guarrería iba al camino y la carretera», cuenta Antonio Galán.

Taller de los camiones al lado del Centro de Transferencia
Taller de los camiones al lado del Centro de Transferencia de Residuos Urbanos («Punto Limpio»), al que se accede por la Carretera de Navacerrada (M-601)

¿Tienen los mecánicos duchas? «Sí, pero como si no», responde Santamaría. «No hay agua potable y ahora en invierno se congelan las instalaciones de la bomba que saca agua de un aljibe. La mayoría de las veces no tienen agua ni para lavarse las manos».

¿Desde cuándo están allí? «Antes estábamos todos metidos en esa nave. Allí podemos llevar más de veinte años. Hemos tenido unas peleas brutales para que se pusiera agua potable. Nos hicieron promesas cuando se hiciera el desdoblamiento y pusieran el tanatorio, pero al final nunca ha llegado allí el agua potable. Por eso nos sacaron de ahí a la mayoría de la plantilla, pero el taller era muy difícil de trasladar», responde Santamaría. Yolanda Martínez, concejala de Limpieza Viaria y Recogida de Basuras de Collado Villalba, admite a Madrilánea que llevan «trabajando allí muchos años» y «es muy viejo ya».

Camión en llamas

Precisamente en ese taller está aparcado un camión de recogida que se quemó en octubre durante la madrugada en el Polígono 29, tal y como evidencia el vídeo que muestra Antonio Galán a Madrilánea. Él era peón de aquel vehículo que prendió tras prensar algún residuo del contenedor. «Debía de haber un bidón de gasolina o lo que fuese y estalló», teoriza David Gómez Fernández, de UGT. Él sostiene que arreglarlo es «imposible» tras haberse quemado el cableado: «Todos los vehículos de aquí pasan su vida útil de diez años». La concejala Yolanda Martínez es consciente de ello: «¡Claro! Los camiones son tan viejos…».

Roberto Santamaría (UGT) comentó que el pasado jueves 22 de noviembre se iba a «parar otro camión de carga trasera», quedándose temporalmente con tan sólo dos de cuatro. En caso de avería, hay además un hándicap posterior: «En muchas ocasiones, nos encontramos sin repuestos porque el fabricante ya no tiene obligación de mantener el estocaje de repuesto de estos vehículos». Su solución es entonces encontrar la pieza en algún desguace o almacén «alejado», lo que dilata la reparación.

El camión quemado está en el taller
El camión quemado está aparcado en el taller situado al lado del Centro de Transferencia de Residuos Urbanos

Galán recuerda la noche del incendio como «un desastre total»: no les cogían el teléfono ni los bomberos, ni la Guardia Civil, ni los encargados. Y cuando alcanzaron el extintor, colocado detrás del asiento del conductor –que no corría «por todas las guarrerías que tiene ahí debajo»–, no funcionaba. «Supuestamente eso tiene que estar fuera del camión», reclama Galán, que ya se lo ha comunicado sin éxito a los responsables de prevención.

Está harto de «la mierda» que están recogiendo: «Nos negamos a volcar contenedores de los que salen residuos tóxicos. Los mismos compañeros, que son nuevos encargados, te obligan a cogerlos». A ello hay que sumarle el estado de su uniforme: «Llevo cinco años con el mismo casco. Es vergonzoso. Está para tirarlo, pero me lo tengo que poner todas las noches por ley. Cuando llueve, se me caen los chorretes de la mierda. No tiene ya gomas interiores». El incendio de un vehículo no es lo habitual, pero sí los frenos en seco de los camiones, especialmente cuando reducen la velocidad por los badenes.

El plan municipal

Galán lamenta que muchos contenedores estén sucios («no los lavan») o directamente no rueden: «Y eso va a cuesta de nuestros brazos». «Nos vamos a gastar 1.700.000€ aproximadamente en 1.600 contenedores nuevos», avanza Yolanda Martínez, concejala de Limpieza Viaria y Recogida de basuras de Collado Villalba. Unos depósitos verdes y amarillos, de carga lateral y proporcionados por Contenur, que se empezarán a colocar entre finales de enero y principios de febrero de 2019. «Los procedimientos administrativos son muy lentos», defiende Martínez.

La cuestión es que estos nuevos contenedores –que sustituirán a algunos bicompartimentales, como el de la fotografía inferior– requerirán nuevos camiones, de cuyo alquiler se encargará la empresa FCC, asegura la concejala. David Gómez Fernández (UGT) asevera que «todavía no saben qué vehículos tienen que alquilar. Los contenedores iban a salir, en un principio, entre octubre y noviembre».

Un contenedor bicompartimental con basura a su alrededor en la Calle Marcelo Martín Bravo (Collado Villalba)

La compra de estos contenedores forma parte de la estrategia del ayuntamiento para adelgazar el nuevo presupuesto del pliego de recogida de basuras y limpieza viaria, cuyo límite es julio de 2019. En un contexto como el de Collado Villalba (*) dicho pliego ascendía inicialmente a 7,5 millones de euros Sin embargo, se reducirá a 6,5 millones gracias a un «remanente líquido de tesorería» –permitido por el Ministerio de Hacienda este mayo tras reducir la deuda de la localidad–, destinado a nuevas inversiones.


(*) Yolanda Martínez habla de una deuda inicial de «120 millones de euros» –heredada del anterior gobierno socialista– que se ha reducido hasta «45-48 millones».


De este remanente también saldrán 2,9 millones de euros –según Martínez– destinados a la adquisición de «barredoras y baldeadoras –que también están muy viejas-, camiones más pequeños, furgones hidrolimpiadores, vehículos de inspección, carritos, cuchillas quitanieves y sopladoras». Para ello el ayuntamiento sacó a concurso cinco lotes, de los que se quedaron vacíos dos: «el de vehículos de inspección y el de los carritos», corrobora la propia concelaja.

Santamaría (UGT) critica que dicho concurso se hubiera quedado desierto en dos ocasiones anteriores y responsabiliza de ello al ayuntamiento por establecer plazos muy reducidos o no especificar adecuadamente la naturaleza de la maquinaria. «Si ese dinero a 31 de diciembre no está invertido, se pierde. El primer interesado es el ayuntamiento», avisa Santamaría.

Rumores

Entre los trabajadores hay cierto murmureo sobre las condiciones del nuevo pliego. Algún rumor apunta a la desaparición de los camiones de carga trasera en pos de carga lateral: los primeros requieren un conductor y dos peones de recogida –que enganchan los contenedores–, mientras que los segundos, sólo un conductor pues los contenedores –los bicompartimentales- se cogen con peines y se monitoriza a través de una cámara. David Gómez Fernández (UGT) señala el problema: «Con carga lateral, muchas veces la basura se queda fuera». ¿Remiendo? «Que los peones de recogida pasen a por esas bolsas que quedan fuera del contenedor».

Otro rumor es el de la reducción o desaparición del turno de noche (y así el plus de nocturnidad). Los trabajadores no lo ven viable pues hay zonas congestionadas durante el día como el Polígono 29. «Se están valorando los tipos de recogida basándonos en un estudio», detalla Yolanda Martínez, que ni afirma ni desmiente a Madrilánea dicha posibilidad: «Con estos contenedores nuevos, donde ahora hay uno –bicompartimental–, habrá dos. A lo mejor los de envases se podrán recoger tres veces a la semana». Gómez Fernández entendería que zonas como las urbanizaciones se cubriesen por la mañana.

Los peones enganchan los contenedores al camión de carga trasera
Los peones enganchan los contenedores al camión de carga trasera a las once de la noche

Contrato en entredicho

Dentro de toda esta muñeca rusa, se encuentra la relación desde 2001 entre el ayuntamiento de Collado Villalba con la empresa adjudicataria del servicio de limpieza, FCC. Un vínculo que no debería haber durado más de ocho años, según las fuentes sindicales, pero que se ha extendido hasta la actualidad.

«Se ha tenido que prorrogar porque no tenemos un pliego nuevo todavía terminado. Es un servicio básico, como la luz y el agua, que hay que dar a los vecinos. Recoger la basura es algo que tienes que hacer todos los días», argumenta Martínez.

Santamaría afirma que «el contrato no admite tantas prórrogas» y pone de límite doce años. La postura de su compañero sindical, Gómez Fernández, es que «no es ilegal, pero tampoco legal». De hecho, ellos –con la nueva Ley de Contratos del Sector Público– quieren formar parte de la redacción del nuevo pliego para así ajustarlo a las necesidades del municipio.


Madrilánea contactó varias veces con la empresa FCC, pero no ha dado su versión de los hechos al cierre de esta edición el jueves 29 de noviembre de 2018.

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