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¿Qué fue de la centenaria estación de tren de Collado Villalba?

Antigua fachada de la Estación de Villalba. Foto: Archivos de la Comunidad de Madrid
Antigua fachada de la Estación de Villalba. Foto: Archivos de la Comunidad de Madrid

Hay coordenadas geográficas de Collado Villalba (Madrid) en las que descarrilan varias líneas temporales. Viajar en el tiempo es posible al atravesar la Plaza de la Estación.

Si un transeúnte se dirige desde la calle Antonio Varela a la estación de tren de Cercanías hallará varias pinturas murales, a cargo del artista AMurillo, que han sustituido a los grafitis. La primera de ellas muestra en color un tren de 2013; la tercera, en blanco y negro, una locomotora de vapor de 1945. Ambas estampas tienen como escenario el paso del ferrocarril por esta localidad de la Sierra de Guadarrama.

Y entre las dos pinturas hay otra que abarca toda la pared en la que se fusiona el tiempo: misma estación, convoyes diferentes; uno contemporáneo y otro primitivo, concretamente una unidad de la primera serie que circuló en la línea Cercedilla-Cotos (inaugurada en 1923). Los imaginarios pasajeros son de toda época: un hombre de traje y sombrero, un joven con mochila, una mujer de estricto negro y cana sujetando a su nieto, personal de seguridad…

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Tiempos modernos

Que una de las dos partes de Collado Villalba (dividida por la autopista AP-6) sea conocida por su sobrenombre «estación» (la otra, «pueblo») es un dato revelador, pues en su origen fue un barrio ferroviario. La historia del ferrocarril en esta población daría para una muralla; sin embargo, poco es el material de archivo que se conserva. El mural ni siquiera muestra su centenaria estación de tren, demolida una noche de septiembre de 1996 (en concreto el edificio de viajeros, ya que también se había levantado una fonda-cantina al lado, que igualmente desapareció).

Javier Aguado Martín, autor del libro 150 años del ferrocarril en Villalba (1861-2011), ofrece cuenta de ello. «Desde finales de la década de 1980 se venía fraguando un cambio que en 1997 acabaría modificando por completo la estética de las instalaciones ferroviarias de Villalba. Los días de la vieja y querida estación estaban contados», escribe este exferroviario y bisnieto del jefe de la estación de tren del municipio, al que inevitablemente llegó el «boom» del desarrollo, tal y como ya había relatado la periodista Isabel Montejano en ABC el 24 de abril de 1990.

En su publicación, Aguado Martín rememora como «el crecimiento de la localidad y la demanda de servicios de cercanías para la misma (…) plantea a finales de la década de 1980 la necesidad de acometer en ella una reforma que dé respuesta a las nuevas necesidades». Durante aquella época no solo se ofrecían servicios de Cercanías a Madrid, sino también trenes regionales hacia Ávila y Segovia (actualmente en línea junto a Vitoria). En 1996, su población era de 36.950 habitantes; en 2018 superó los 63.000.

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Polémica decisión

Aguado Martín cuenta como un anteproyecto de 1994 sí proponía la conservación de aquel emblemático edificio, integrándolo en otro de nueva construcción. La idea era levantar un «centro comercial que englobaría en un único edificio todos los servicios ferroviarios, comerciales y de ocio». No ocurrió así: en verano de 1995 se iniciaron los trabajos de remodelación y la construcción de una nueva estación.

En septiembre de 1996, ya levantado el nuevo edificio, se procedió a derruir el antiguo. Un hecho del que la periodista Elena Hernández se hizo eco en las páginas de ABC: muchos vecinos indignados no comprendían la demolición de «una edificación de más de un siglo de antigüedad». Se trataba de «una traición a la historia local». En aquella información, los villalbinos acusaban a Renfe de jugar al despiste y ejecutar la demolición en plena noche para así evitar la oposición ciudadana.

Demolición de la antigua estación. Foto: https://cvprogresista.wordpress.com/
Demolición de la antigua estación en 1996. Al fondo, el nuevo y moderno edificio. Foto: Página web de «Villalba Progresista»

La operadora ferroviaria, por su parte, alegaba que dicho derribo ya figuraba en el proyecto y el Ayuntamiento estaba informado de ello. El escrito detallaba además que el alcalde, José Luis Peñalvo, no consideró de interés histórico ni arquitectónico aquel edificio.

Los planes eran ahora construir sobre ese mismo terreno un intercambiador de autobuses con destino a Madrid y al hospital comarcal de El Escorial. En el presente tan solo hay dos paradas: de autobús urbano y de taxi.

¿Podría haberse salvado la centenaria edificación? Aguado Martín propone varias alternativas: «Un museo o para actividades culturales, dependencias locales…». Aún así, él es consciente de que ya no era funcional para el tamaño de la población.

La estación de Tablada (1916) y La Navata-Galapagar (1861) sí mantienen sus edificios originales. Foto: Ó.Rus
Las estaciones de Tablada (1916) y Galapagar-La Navata (1861) sí mantienen sus edificios originales, pero los pasajeros no pueden acceder a su interior. Foto: Ó.Rus

Los vestigios

Muy pocos fueron los elementos de la antigua estación que se mantuvieron. De las vías tan solo se ha conservado la «0», que actualmente sirve para el estacionamiento del primer y último tren diarios de la línea Villalba-Príncipe Pío (Madrid).

Se ha preservado un almacén de mercancías –de gran velocidad en su momento–, destinado ahora como almacén general de material de vía y obra, y el edificio de la Sección de Electrificación.

Sigue en pie uno de los dos pabellones de enclavamiento –servían para controlar las maniobras– en la entrada norte, destino Segovia; «pero ni mucho menos intacto. Se encuentra totalmente tapiado, fuera de servicio, en ruina interior y deplorable estado de conservación», detalla Aguado Martín.

Algún romántico pasajero podría atribuir cierta antigüedad a los azulejos del vestíbulo. Forman el nombre de la estación:

«Villalba de Guadarrama»

Tan solo es una reproducción.

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Si quieren ver ilustraciones de la antigua estación de tren, la Casa de Cultura de Collado Villalba expone desde el 16 de enero hasta el 19 de febrero (L-V de 9.30h. a 14.00h. & de 16.00h. a 20.30h.) «Lo que el progreso cambió. Evocando nostalgias», una exposición de obras del artista villalbino Julián Redondo Martín, recientemente fallecido.

Dibujo sobre fotografía realizada en la década de 1920 / Estación de Collado Villalba (hacia 1920). Foto: J.Redondo
Fotos: J.Redondo (2017 & 2005)

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