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Apuestas, «food tracks» y actividades para niños: así es una jornada en el Hipódromo de la Zarzuela

La última carrera disputada en la jornada del domingo 21 de abril en el Hipódromo de la Zarzuela. Foto: Manuel Camacho

Otro domingo más, y como viene sucediéndose en las últimas semanas, el Hipódromo de la Zarzuela vuelve a ser la sede donde se dan cita los mejores caballos y jockeys del panorama hípico. El 21 de abril tuvo lugar la octava jornada de la Temporada de Primavera, con el atractivo del Gran Premio del duque de Alburquerque, con un premio de 40.800 euros.

Las carreras empezaban con incertidumbre por el ennegrecido cielo que cubría Madrid. Un diluvio como los que venían acostumbrando en los últimos días de Semana Santa y el espectáculo hípico tendría que cancelarse. Pese a ello, la primera carrera, a las 11:30, salió a la hora programada.

El ambiente en el Hipódromo de la Zarzuela era festivo, hasta tenían un clima hogareño por la gran cantidad de familias y de niños que habían acudido a esta jornada, los más pequeños, además de seguir con suma atención las carreras también se divertían en el llamado Club Poyturf, un espacio destinado a ellos con hinchables y paseos en poni. Otros preferían optar por degustar la amplia oferta gastronómica que ofrecían con «food trucks», barbacoas Brunch de Mallorca y cerveza para un pequeño concierto que se realizó.

La gran presencia de las apuestas en la hípica

Aun así, lo que más atención suscitaba a los asistentes eran las apuestas. Colas interminables en las ventanas para apostar, otras en las pantallas para seguir las carreras y decenas de grupos analizando la trayectoria de los distintos caballos para ver a cuál apostar. Fundamentalmente, a este tipo de eventos acuden aquellos fanáticos del mundo hípico que disfrutan de este espectáculo y otros que únicamente tienen interés en las apuestas.

Se intenta hacer partícipe de este juego al asistente en el instante que compra la entrada: siete euros y una apuesta gratuita con valor de dos euros. Todo el recinto está orientado a que se apueste lo máximo posible y el mayor número de veces. Prueba de ello es que para acceder a la pista donde se disputan las carreras hay que pasar antes por las ventanas para apostar. Asimismo, en el programa que reparten aparece la cuota de cada caballo y la trayectoria en las últimas cinco carreras.

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Paseo que realizan los caballos en el «paddock». Foto: Manuel Camacho

Además el «paddock» -lugar donde se exhiben los sementales- está orientado sobre a todo a que juzguen qué caballo está más preparado para ganar la carrera, si está nervioso, si suda demasiado o, por el contrario, si se le ve bien entrenado y calmado. Cuando los participantes se retiran hacia la pista, pasan unos cinco minutos hasta que empieza la carrera, tiempo en el que los que se encontraban analizándolos realizan su propia competición y, al galope, corren a apostar.

Ya en la pista, la carrera más esperada desde hace tiempo era el Gran Premio del duque de Alburquerque, con un bote de casi 41.000 euros a repartir en las apuestas. Esta prueba recibe este nombre en honor a don Beltrán Osorio y Díez de Rivera, que consiguió la distinción de duque de Alburquerque después de recibir la medalla al Mérito Deportivo en España, participar en varias ediciones en el Grand National -la carrera de obstáculos más importante del mundo-, y representar a España en los Juegos Olímpicos de Helsinki y de Roma, además de ganar en 1964 el Campeonato Hípico de Europa.

En este gran premio de 2.000 metros todas las miradas estaban puestas en el caballo Noray, el favorito por haber ganado tres de las últimas cinco carreras que ha disputado. Pese a ello, el ganador fue Karlsburg, que no partía entre los más fiables para hacerse con la victoria, y que acabó coronándose de esta forma como el mejor mediofondista del panorama nacional.

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Carrera correspondiente al Gran Premio del duque de Alburquerque en el que se encuentran los primeros cuatro clasificados: Another Day of Sun (dorsal 1), Red Onion (7), Noray (5) y Karlsburg (al fondo). Foto: Manuel Camacho

Nadie contaba con que Karlsburg estaba en plenitud de condiciones físicas y que no es la distancia preferida de Noray. De esta forma, Karlsburg ganó esta carrera como ya hizo hace un año. Noray y Another Day of Sun completaron el podio en segundo y tercer lugar respectivamente.

La organización también abrió para el público el Museo Torroja, que con Francisco Salas y la Biblioteca de Miguel Ángel Ribera se podía visitar una exposición de fotografías y documentos que forman parte de la historia de don Beltrán Osorio y Díez de Rivera (duque de Alburquerque) en su faceta como criador y preparador de caballos. En la sala también se proyectan todas las carreras de esta prueba desde 2011, fecha en la que comenzó esta prueba.

En definitiva, resultó ser un plan ideal para cerrar la Semana Santa. Pasar la mañana con comida de alta calidad, diversión para los niños, música y cerveza para los jóvenes y apuestas para los más arriesgados fueron los grandes reclamos para quienes se dieron cita.

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