Actualidad

La «plaza de los pintores» madrileña: una apuesta por el arte desde 1984

Una de las casetas de la Plaza del Conde de Barajas con obras de Noemí Pérez. Fotos: L.M.
Una de las casetas de la Plaza del Conde de Barajas, con obras de Noemí Pérez. Fotos: L.M.

Madrid cuenta desde hace 35 años con un espacio al aire libre dedicado a la venta y exhibición de obras pictóricas. La Plaza del Conde de Barajas, en el distrito Centro, reúne todos los domingos a un grupo de artistas que pretenden aproximar su trabajo al público viandante. Los visitantes pueden contemplar cuadros, ilustraciones, grabados o acuarelas y tienen, además, la oportunidad de conversar con los pintores para conocer sus motivaciones a la hora de crear.

La iniciativa está organizada por la Junta Municipal del distrito y la asociación de pintores Taller Abierto, encargada de seleccionar a los artistas que pueden exponer. El colectivo está formado por 38 miembros fijos y otros itinerantes que van rotando a lo largo del año. «Damos la oportunidad a artistas nuevos. Así pueden presentar su obra y ver cómo repercute en los paseantes», asegura Goyi Martínez, actual presidenta de la asociación, que también lleva a cabo muestras temáticas, concursos de pintura y talleres para los más pequeños. Para Martínez, lo más gratificante es que «alguien elija una de tus obras y pensar que se la han llevado a países como Alemania o Australia».

La «plaza de los pintores» cuenta con una larga tradición: fue impulsada por el Ayuntamiento de Madrid en 1984 como una forma de promover el acercamiento popular al arte. En esa misma época, el alcalde Tierno Galván cedió la Plaza del Conde de Miranda a los ceramistas para que pudieran disponer de un lugar donde dar a conocer sus piezas. Sin embargo, este colectivo abandonó pronto su compromiso, de modo que tan solo han resistido los pintores.

La pintora Victoria Olson en su estand de la Plaza del Conde de Barajas
La pintora Victoria Olson en su estand de la Plaza del Conde de Barajas

Victoria Olson se muestra simpática con todas las personas que se acercan a su puesto. Esta pintora sueca, residente en España desde 1994, ha seleccionado un conjunto de acuarelas, óleos y temples al huevo. Su primer contacto con Taller Abierto fue el pasado mes de julio, cuando realizó un concurso de pintura rápida organizado por la asociación. En agosto y septiembre estuvo presente en la plaza en calidad de pintora invitada y, en octubre, ya se convirtió en fija. «Estoy muy contenta. Siempre he querido exponer mi obra y esto es perfecto», dice con una sonrisa.

Su compañero Luis Arce participa en la experiencia desde hace cinco años, convencido de que «la pintura es un arte para enseñar». Especializado en acuarela tradicional, asegura que las obras que mejor vende están basadas en motivos de Madrid: «Las personas extranjeras las adquieren como un recuerdo de la ciudad. Aquí hay poca afición a coleccionar arte sin pretensiones».

La pintura es un arte para enseñar

En una caseta cercana, Noemí Pérez exhibe acuarelas, óleos y acrílicos de temáticas muy diversas, desde paisajes urbanos hasta retratos. Los marcapáginas e imanes de diseño, con vívidos colores, también tienen cabida: «No vas a ver otro igual, están hechos a mano y son irrepetibles. Procuramos que si la gente tiene que hacer algún regalo, en vez de comprar la típica cosa que no sirve para nada, se lleve algo original». La artista señala que los compradores más habituales son turistas, sobre todo anglosajones y orientales.

La joven ilustradora María Arce, que participa desde hace dos años en este proyecto, apunta que la plaza no es muy conocida y que el grueso de las adquisiciones corre a cargo de personas procedentes de otros países más que de vecinos de la zona.

La mayoría de los integrantes de la asociación Taller Abierto compagina su labor artística con una ocupación profesional. «La imposibilidad de dedicarnos a esto en exclusiva nos hace venir los domingos, pero todos pintamos como los locos», indica Pérez, que descubrió su faceta creativa cuando era niña.

El espíritu de Montmartre

Entre pequeños estands de color blanco, los turistas se entremezclan con oriundos de Madrid que, sin buscarlo, acaban rodeados de lienzos, en un lugar discreto y tranquilo que pasa desapercibido ante el bullicio de la ciudad. «Nos apetecía dar un paseo por el centro y hemos descubierto este sitio», comenta una pareja.

La Plaza del Conde de Barajas se convierte las jornadas dominicales en una suerte de recreación en pequeña escala de Montmartre, el barrio bohemio por excelencia de París, objeto de inspiración para pintores como Camille Pissarro. Si las condiciones meteorológicas lo permiten suelen acudir una media de 25 pintores cada domingo. La variedad de estilos, temáticas y técnicas pictóricas es una de las señas de identidad de esta particular muestra colectiva.

La horquilla de precios fijada por los autores es muy amplia. Se pueden adquirir pequeñas acuarelas o adornos para la nevera desde 10 euros, mientras que las obras más caras pueden rondar los 300.

El gusto por el arte es atemporal y el paso del tiempo ha demostrado no ser óbice para que los pintores de Taller Abierto lleven más de tres décadas mostrando sus creaciones en la capital.

[imagebrowser id=160]


Datos de interés

Cuándo: los domingos de cada mes. Dónde: Plaza del Conde de Barajas (junto al Arco de Cuchilleros). Horario: de 10:00 a 14:00 horas. Precio: gratuito

2 comentarios en «La «plaza de los pintores» madrileña: una apuesta por el arte desde 1984»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *