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Lucía Balber: «Me ha tocado dos veces seguidas sentarme en la mesa electoral»

 

Los cargos de presidente y vocal de las mesas electorales son obligatorios, según establece la Ley Electoral. Foto: EFE/José Jácome

 

El próximo 10 de noviembre de 2019 se celebran las elecciones generales y muchos ciudadanos españoles se preguntan si serán ellos quienes recibirán la carta censal donde se les informa que son designados como miembros de la mesa.

Un presidente conforma cada mesa electoral y entre los requisitos que se solicitan éste debe poseer el título de Bachillerato, de Formación Profesional o el Graduado Escolar. Al presidente le acompañan dos vocales y dos suplentes por cada uno de ellos.

Los miembros de la mesa se eligen a través de un sorteo público llevado a cabo por los ayuntamientos y supervisado posteriormente por la Junta Electoral de cada zona. Cualquier ciudadano que sepa leer, escribir y que sea menor de 70 años está incluido como candidato en el proceso de selección. Los candidatos elegidos cobrarán 65 euros y disfrutarán de un permiso retribuido durante ese día en el caso de que sea laborable y, de una reducción de cinco horas en su jornada de trabajo del día posterior a las elecciones si éstos son funcionarios o trabajan por cuenta ajena.

Si no acudo a la mesa

Los ciudadanos mayores de 65 años pueden renunciar a asistir si lo desean. Del mismo modo, aquellos que sufran una gran discapacidad o invalidez, dispongan de una baja médica y embarazadas de seis meses o más de gestación, también disponen de justificación para no estar obligadas acudir.

Aquellas personas que sin causa justificada no cumplan con su cometido y se ausenten en la mesa electoral si son seleccionados, serán sancionados con una pena de prisión de tres meses a un año o, en su defecto, con una multa de seis a 24 meses según el Ministerio de Interior. La sanción económica la decide el juez del caso en concreto y varía según la sentencia.

 

 

En el 2011, Lucía Balber Fernández recibió una carta en la que se le informaba que debía estar presente como miembro en la mesa electoral y, en las siguientes elecciones de 2015, sorprendentemente, recibió la misma carta en la que se le obligaba a lo mismo. No daba crédito de lo sucedido, ya que no es muy frecuente que alguien sea seleccionado dos años consecutivos. En una ciudad como Torrelavega, donde residen alrededor de tan solo 50.000 habitantes, las probabilidades de ser elegido en el sorteo desde luego son mayores respecto a otras ciudades.

–Lucía, ¿Qué fue lo primero que pensó cuando recibió por segunda vez la carta censal?

–Al principio al abrir la carta no me lo podía creer, porque justo el año anterior me había tocado asistir. Encendí el ordenador y busqué en Internet si realmente podías ser escogido dos veces seguidas y efectivamente sí. La verdad es que no me hizo ni pizca de gracia, mis amigos se cachondeaban entre risas diciéndome que tenía muy mala suerte.

–¿Alguna vez se planteó la posibilidad de presentar alegaciones para no tener que presentarse?

–Sí, claro. Me informé y pregunté a algunos amigos a ver si ellos lo sabían pero no conseguí respuestas ciertas con certeza. Posteriormente, fui a casa de mi tío Javier, que trabaja en el Instituto Nacional de Administración Pública y me comentó que las alegaciones se podían presentar si te tocaba por tercera vez, no por segunda, como a mí, así que nada. Para no verme envuelta en ningún problema, que ya sabe como funcionan estas cosas, decidí ir y hacer las cosas bien.

–¿En el caso de que volviese a ser elegida, asistiría sin presentar alegaciones?

–No. Si está dentro de mis derechos como ciudadana poder rechazarlo, claro que lo haría. No me fascina nada la idea de tener que estar ese día allí, todas esas horas y por tan poco dinero. Yo ya tengo mi trabajo de toda la vida y con eso me es más que suficiente. Con la alta tasa de paro que tenemos en España deberían plantearse crear un boletín de solicitudes para posibles voluntarios que de verdad necesiten ese dinero y puedan verse beneficiados al menos con ello.

–¿Qué le parece que esté penado con prisión de tres meses a un año o se multe el no acudir a la mesa electoral?

–He alucinado la verdad con esto. Me parece excesivo, ya que se producen muchos otros delitos que ni se penan. La justicia está muy mal en este país. Por lo que he leído, en algunos casos justificados puedes llegar a faltar, pero de todas maneras considero que deberían ser más flexibles con esas multas, no tan duros con cosas como éstas, sino con otras, y suavizarlas.

–¿Por qué cree que hay tanta protesta por parte de la ciudadanía a la hora de ser elegido?

–Imagino que por lo que he mencionado ya antes. Está mal pagado estar tantas horas allí y además te desestabiliza la rutina. Que sea una obligación ya es algo que no gusta a la gente, pero bueno que si te toca ir una vez no pasa nada. Para algunas cosas como esta, es una faena vivir en una ciudad pequeña porque tienes más posibilidades de que te toque, pero tampoco hay que dramatizar, solo es un día y siempre sería peor tener que ir gratis.

 

 

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