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La Pajarera, un oasis infantil en La Paz

Imagen durante una actividad organizada por La Pajarera en el Hospital La Paz (Foto: Hospital La Paz)

Autores: Pilar L. Arreaza y Fernando Morales

«Humanizar el hospital a los menores ingresados». Este es el objetivo que persiguen desde La Pajarera, el lugar de ocio infantil del Hospital Universitario La Paz. Fueron los niños los que bautizaron el lugar debido a la gran cantidad de pájaros que entraban por el techo, al estar situada en la planta más alta del materno infantil. A pesar de que después cambió de ubicación, el nombre se conservó. Y es que La Pajarera «no lo asocian ni al hospital, ni tampoco al colegio. Tenía que ser un nombre que ellos no identificaran con las dos cosas», asegura a Madrilánea María Jesús Pascau, Coordinadora de Actividades de Humanización de La Pajarera, y que cuenta con una sonrisa que incluso a Raquel Merino, la Coordinadora de Voluntariado y Actividades Lúdicas de la unidad, la llaman la pajarera.

Los voluntarios que trabajan con ellos tienen que ir de parte de una asociación  que les avale con un certificado de responsabilidad civil y delitos de naturaleza sexual. Cáritas, Cruz Roja y Cooperación Internacional son algunas de las que colaboran con ellos. Pero no todas participan de la misma forma.

Hay dos tipos de voluntariado: uno centrado en temas más especializados, como la informática, y otro en el que los voluntarios acuden al centro para ayudar al personal en lo que necesite, como jugar con los niños, cuidarlos u organizar el bingo, una de las actividades más reclamadas por los más pequeños. Pero no todas están organizadas con la misma frecuencia. Por ejemplo, la Federación Española de Tenis manda a un profesor los martes y la Fundación del Real Madrid otro de baloncesto los viernes. Pero también organizan actividades más puntuales o especiales. Es el caso, por ejemplo, del concierto anual que financia la Mutua de Madrid o excursiones como la visita al Museo Naval que tienen prevista para el próximo 11 de marzo.

Asimismo, para aquellos más graves que el jueves no puedan bajar a las actividades de La Pajarera, los Doctores Sonrisa los visitan en sus habitaciones. Una vez al mes se realiza otra de las actividades que más llama la atención de los niños: la llegada de los superhéroes a La Paz. Spiderman, los personajes de Star Wars o Superman recorren los pasillos y habitaciones del hospital para devolverles la ilusión.

Una de las paredes de La Pajarera con trabajos realizados por los niños (Foto: Hospital La Paz)

En cuanto a los beneficios que aporta esta unidad a los niños, los responsables lo tienen claro: «El juego no es solo diversión. También es aprendizaje». Además, destacan que ayudan a los niños a mejorar su estado de salud. «En el tema del dolor se nota muchísimo. En la mayoría de los casos los niños se olvidan de las dolencias por las que están ingresados». A todas estas actividades pueden acudir los amigos y familiares de los pacientes. «Las puertas de La Pajarera están abiertas para todos».

Pero todas las actividades se organizan teniendo en cuenta los cuidados especiales que requieren estos niños al estar en un centro hospitalario. «Tenemos que tener cuidado. Una cosa tan tonta como beber agua no se puede hacer porque no sabes si el niño va a poder beber», explica la responsable, «en la fuente no hay vasos para que no se sirvan ellos mismos. Tienen que venir a pedírnoslo a nosotras». Y lo mismo ocurre con las fiestas que se organizan cuando, por ejemplo, es el cumpleaños de alguno de los niños. En ellas no puede haber comida. «Imagínate que le das a un niño algo que no puede comer», subraya.

Todo ello, según destacan las responsables de este espacio,  sale adelante gracias a la colaboración y a la ayuda que tienen por parte de los trabajadores del centro, de los enfermeros, auxiliares y médicos de cada una de las plantas en las que están ingresados los niños. «Sin esta colaboración sería imposible un espacio como La Pajarera», resaltan. Asimismo, esta sección cuenta con el apoyo «absoluto» de la dirección del centro, quien la puso en marcha hace ya más de treinta años como una zona de ocio para los niños.

Colegio en el mismo espacio

Aunque bien es cierto que no todo es jugar. En La Pajarera también se le da mucha importancia a la educación. De 10 a 13 horas, el centro infantil se convierte en un colegio gracias a profesores que se inscriben voluntariamente a través del Ministerio. Estos se encargan de seguir con la formación de los niños y jóvenes para evitar que pierdan su rutina escolar. «La labor que hacen las aulas hospitalarias es impresionante. No lo ven como un colegio», destaca Raquel. Tanto es así que, según esta misma responsable «hay niños que se presentan a selectividad después de estar ingresados tres meses y aprueban gracias a la formación que se les ha dado aquí».

Con este tipo de actividades también se consigue que el padre rompa con su rutina de estar todo el día con el niño en el hospital. «En algunas ocasiones, a los padres les da pereza bajar pero cuando lo hacen piensan que tendrían que haberlo hecho antes», aseguran las responsables.

Muchos de estos padres fueron en su día pacientes del hospital que también disfrutaron de La Pajarera. Ahora, según Pascau, acuden con su hijos ingresados para rememorar su infancia y los ‘buenos’ momentos que pasaron allí. «El hospital infantil no se concibe sin la pajarera. Es el emblema».

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