«Jot Down aspira a ser el ‘New Yorker’ español»

«El amor y la muerte bailan una danza macabra desde el inicio de los tiempos». Así comenzaba el artículo «Canciones para amar y matar» de Ricardo J. González en la revista cultural Jot Down. De igual manera, el papel e internet bailan una danza macabra, como una relación de amor odio: no se soportan, pero el uno no puede vivir sin el otro. Contra todo pronóstico, este magazine digital ha pasado, en menos de un año, de gatear a andar, y casi a correr –de 10 redactores y colaboradores a 85–. Su subdirector, un madrileño de 32 años licenciado en Filología Hispánica, explica algunas de las claves de su éxito y su «método en la locura».

El subdirector de la revista cultural «Jot Down» en el Congreso de PD Huesca. Por Andrea C. Fernández

Habéis apostado por una especie de «papelización» de la red con entrevistas extensas en una época de  sobreabundancia informativa. ¿Por qué?

Yo creo que el papel no morirá. Quizá no siga existiendo como lo conocemos ahora, pero no morirá. A nosotros nos gusta el papel, pero ya que teníamos que ceñirnos al medio digital, queríamos hacer las cosas como se han hecho siempre. No necesitamos resumir, y hay lectores que quieren seguir leyendo mucho texto.

¿Quiénes son esos lectores?

Hemos descubierto que, efectivamente, ese público en el que creíamos existía.  Un público nos ha encontrado, y es el público al que nosotros respetamos como a nosotros mismos. Un lector que se siente identificado con nuestra filosofía, que es pausada, reposada, de una lectura profunda. Nuestra audiencia sabe que si sale una entrevista en Jot Down tiene que pedir tres días en el curro para léersela. La gente no quiere algo en concreto, quiere lo que tú le des, y eso es responsabilidad nuestra. Hay un público para cosas bien hechas, que es el nuestro.

¿Cuál es la clave de vuestro éxito?

Simplemente hacer lo que nos gusta y no hacer lo que no nos gusta. En los textos de internet hay mucha homogeneidad. Todos los medios digitales siguen lo que cualquier manual de marketing les recomienda: poner negritas, palabras clave, número de palabras, enlaces… Nosotros, por ejemplo, no le encontramos sentido a las entrevistas de ahora de 15-20 minutos que no dicen nada. Queremos que los lectores sacrifiquen su ritmo frenético de vida por nosotros, una filosofía de lo lento. En ese sentido, hacemos cierta labor social. Como dije en nuestro texto fundacional parafraseando a Polonio en la obra «Hamlet», «hay método en nuestra locura».

En cifras, ¿cómo se traduce ese éxito?

Hay una media de permanencia en página de 47 minutos y unas 400.000 páginas vistas mensuales. Ahora no tengo datos, pero por poner un ejemplo, la entrevista de Enric González, tenía unas 18.000 palabras, y ha tenido unas 20.000 visitas. En cuestión de ingresos, nuestra principal fuente es la publicidad, pero el objetivo a corto plazo es sacar un sello editorial propio.

¿Seguís con la idea de contravenir el parto natural hasta el momento –del papel a la red– y pasar de la red al papel, como hizo el proyecto periodístico estadounidense Politico?

Nuestra versión digital es la madre nodriza, pero tenemos la idea de sacar ediciones especiales en papel. Es por romanticismo, el mismo que teníamos por entrevistar a personas durante dos horas y hacer periodismo como el que se había hecho siempre. Aspiramos a ser el New Yorker español.

Pero los medios de papel están a la deriva… Ahí está el ejemplo de Público

Si han acabado cerrando, es que no lo han hecho bien. Y Público se ha gestionado muy mal. Nosotros no vamos a fracasar. Sacaremos seguramente un periódico impreso y no fracasaremos. ¿Por qué? Porque hay un público que quiere leer lo que hacemos.

Entonces, si fracasaráis, es que no lo habríais hecho bien

Exacto

***

¿Cómo surge la idea de crear Jot Down?

Del mal humor que le provocaba a dos personas con intereses muy diversos y ajenos al periodismo cargar con cinco revistas para leer todo lo que nos interesa, para enterarnos de lo que pasa. Creíamos que lo había hasta ahora era muy aburrido, monótono. No es que las entrevistas largas o los reportajes de reflexión no funcionen, es que nadie los hacía o no los hacía bien.

¿Por qué ese nombre, «tomar nota» en inglés? 

Porque es paradójico. Tomar nota a pie de página con entrevistas tan largas… Es totalmente contradictorio.

Se dice que internet es el futuro del periodismo, pero para vosotros, y para otros medios, es el presente

Sí, es como una excusa para postergar el trabajo y la reinvención, que ya tendrían que estar culminando los medios «analógicos». Internet para nosotros es fundamental, nos proporciona feedback, los contactos… Y nos permite realizar uno de nuestros sueños: rescatar el talento desperdiciado que había en la red.

¿Cómo un medio tan joven consiguió firmas tan potentes como la de Enric González?

La verdad es que nos levantamos todas las mañanas agradeciendo que Enric González escriba en Jot Down. Quizá porque buscamos conectar, hacer amigos, no sólo entrevistar. Se quedan muy contentos con la entrevista, terminamos con una relación… y les invitamos a cerveza. Además, les ofrecemos algo que no les ofrecerán en ningún otro sitio: escribir lo que les dé la gana y como les dé la gana. También les preguntamos a quién nos aconsejan entrevistar, y seguimos el consejo. Y cuando conseguimos al entrevistado, llamamos a la persona que nos lo recomendó y le decimos: «Oye, ¿te gustaría entrevistar a ti a esta persona para Jot Down?».

Habéis estado en el Congreso de Periodismo Digital de Huesca hablando del valor de la marca. ¿Qué valor tiene la vuestra? 

Mi abuela diría que más que un torero (risas). Hacemos exactamente lo que no recomienda cualquier gurú o experto de internet. No por ir a contracorriente, sino porque no estamos de acuerdo. Buscamos la autenticidad y la libertad. Y la calidad.

Un consejo, no para el periodismo digital, sino para el general

Hacen falta menos egos. Lo importante, al menos para nosotros, son los redactores y las personas a las que entrevistamos, que son quienes tienen que decir algo. Huimos del periodismo intervencionista, del periodista estrella.

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