Guadalajara

«No son marcianitos verdes»

Fotografía de ovni sobrevolando un campo
Fotografía de supuesto ovni. Foto: Archivo ABC

«Algo flota sobre el mundo, sobre este viejo mundo nuestro harto ya de rodar por los espacios infinitos». Esta frase la escribía Carlos Murciano el 12 de agosto de 1968 para las páginas de ABC, sin saber que su artículo se convertiría en un mantra para todos aquellos amantes de la ufología. Este poeta, prosista y traductor –entre otras ocupaciones- fue el primer corresponsal de lo desconocido, recorriendo el mundo en busca de historias relacionadas con los ovnis (Objetos Volantes No Identificados). Después le siguieron nombres como Fernando Jiménez de Oso, Antonio José Alés, Juan José Benitez o, más recientemente, Iker Jiménez, profesionales del misterio que citaron sus crónicas y avivaron el gusto del público por este tipo de temas, enigmáticos y polémicos a partes iguales. Así, en los años setenta y ochenta surgió toda una generación que bebió el misterio por prensa, radio y televisión, en unos años en los que el fenómeno ovni estaba de moda. Este es el caso de David Cuevas y Ángel Arroyo, dos alcarreños apasionados de la ufología, que salieron de esa hornada procedente de aquellos años y que intentan, al igual que Murciano, buscar historias de encuentros para mostrar que, como se decía en Expediente X, «la verdad está ahí fuera».

Precisamente esta serie fue la que marcó a David Cuevas, quien con solo 30 años puede recordar casos de ovnis que ocurrieron mucho antes de que él naciese. «Mi primer contacto con el tema fue Expediente X, cuando apenas contaba con 12 añosYo empecé a interesarme por películas de terror y ciencia ficción. Normalmente suele ser una moda pasajera, pero para mi se convirtió en una afición y hasta cierto punto, una forma de vida». Cuevas es periodista y dirige un programa de radio, Dimensión Límite, además de colaborar con diferentes revistas de esta temática. Reconoce que nunca llega a desconectar del tema porque es su pasión y siempre que puede se escapa a «recoger historias» y entrevistar a los testigos que han vivido situaciones que no pueden explicar.

Portada de Papers d’ovnis, revista del Centro de Estudios Interplanetarios (CEI). Foto: V.J. Ballester Olmos (Guadalajara Misteriosa)

La primera toma de contacto de Arroyo fue más singular. «Con 15 años, mientras iba en el autobús con mi padre vi un platillo volante. Estaba a nuestra altura, tenía forma de esfera partida a la mitad, así como un plato invertido, con una especie de caparazón anaranjado. Me quedé tan sorprendido que no se lo dije a mi padre. Desde ahí comencé a investigar, a comprarme revistas del tema», rememora. Este ratón de biblioteca guarda en su casa todo un archivo de recortes de prensa de aquella época dorada ufológica, sobre todo de casos acontecidos en la provincia. Para recopilarlos, inició hace seis años la página Guadalajara Misteriosa, donde va actualizando los sucesos más relevantes transferidos a partir de periódicos, libros, grabaciones o el tradicional boca a boca con documentos que datan de hasta el siglo XVI.

Casos en Guadalajara

Concretando en algunos hechos, Arroyo recuerda con especial emoción el ovni avistado en Cogolludo. «En agosto del 77, tres chavales de 17 años estaban en la plaza del pueblo. Uno de ellos se dirigía a uno de los muros del Palacio Ducal cuando vio salir del patio del edificio una luz que inmediatamente se posó en la plaza. Los chavales alertaron a los vecinos del pueblo, que se empezaron a acercar. Incluso la Guardia Civil fue testigo de ese objeto volador, al que se le unieron dos luces más. Duró durante horas, por lo que fue avistado por mucha gente. Un grupo ufológico de Madrid investigó el suceso y encontró unas huellas que podrían ser de su aterrizaje», relata.

Por su parte, Cuevas destaca el caso ocurrido en Sacedón, que fue uno de los primeros informes desclasificados del Ejército en 1992 y que pudieron investigar de primera mano. «Fuimos con el expediente y conseguimos hablar con una anciana que, creemos, es uno de los testigos –en el escrito se tacharon los nombres propios-. Venía en el coche con su marido y vieron algo extraño. Una especie de luz que se posaba a un lado y a otro del embalse de Entrepeñas y que se metía en el agua para luego volver a parecer y parar en una de las orillas. Ella nos contó que fueron a avisar a sus hijos y que cuando decidieron volver a ver qué ocurría, la rueda del coche estaba pinchada», recuerda Cuevas. El informe explicaba que podría ser un «bólido» –meteorito-, aunque el investigador discrepa: «Un fenómeno natural no desafía las leyes de la gravedad, como éste».

Las abducciones y la polémica

Las abducciones también se han dado en la provincia o muy cerca de ella. Es el caso de Toro Bravo o Miguel Herrero, quien dijo ser secuestrado por extraterrestres en el pueblo de Tendilla. «Su testimonio era muy cinematográfico. Vio que el ovni funcionaba con palancas y botones, como la nave de Star Trek. Le hicieron una regresión hipnótica para ver qué podía haber ocurrido y el psicólogo vio algún indicio de que podía estar mintiendo. Según él, fue abducido en varias ocasiones e incluso le mandaron mensajes para contactar. El hombre se quedó psicológicamente tocado», explica Arroyo. Pero sin duda el caso de Julio F. es uno de los más mediáticos. Este hombre, que explicó su caso delante de un grupo de investigadores, relató que fue abducido junto a su perro Mus mientras se dirigía de caza a Soria. En la carretera N-II, concretamente en el kilómetro 114, cerca del pueblo alcarreño de Torremocha del Campo, Julio vio una rara luz en el cielo por la que tuvo un peligroso accidente con su coche. Más de un año después, este hombre se sometió a diferentes sesiones de hipnosis en las que relató como a continuación del incidente vio como unos humanoides lo llamaban por su nombre. Julio se fue tranquilizando y aceptó la invitación de estos seres que le pedían que fuera con ellos a su nave, donde, al parecer fueron examinados tanto él como su perro durante horas, aunque sin sufrir daño alguno.

David Cuevas (izquierda) y Ángel Arroyo (derecha) durante la ponencia «OVNIs en Guadalajara». Foto: A. A.

Estos casos y muchos otros fueron comentados en el I Congreso Solidario de OVNIs, celebrado en Guadalajara el pasado mes de febrero y que el mismo Cuevas organizó, ayudado por Arroyo como experto de estos temas en Guadalajara. «Esperábamos que solo acudieran unas 40 personas, y a lo largo de las ponencias hubo más de 200. Fue todo un éxito. Queríamos también hacer algo social, y el precio de la entrada era que cada participante llevara un libro para donar. La colección que conseguimos estaba destinada a la ONG Altamiros, que los repartió por colegios, bibliotecas y penitenciarías de Guatemala», explica Cuevas. Este no era el primer evento del misterio –y solidario- que organiza Dimensión Límite, ya que el año anterior se celebró en Azuqueca de Henares la I Semana Solidaria del Misterio, en la que se recaudaron unos 6.350 euros para la ONG Acción contra el hambre.

Sin embargo, con relatos como este es comprensible que haya quien dude de estos encuentros y que la sombra de la locura planee sobre aquellos que se atreven a contarlo. «Nosotros no creemos en marcianitos verdes con antenas, eso que quede claro», asegura Arroyo. «En realidad nosotros dos somos muy escépticos», apostilla Cuevas y continúa: «En los 90 existió una tendencia de mezclar en debates ufológicos a un tipo que, en teoría, sabía del tema, con un señor ataviado con una túnica que decía que había estado con una extraterrestre de tres pechos, y eso vendía. Con cosas así se pierde seriedad mediática y además hace que los testigos se lo piensen mucho antes de hablar. En la actualidad, Iker Jiménez ha dignificado un género que había sido vilipendiado quince años atrás, y eso es de reconocer», aclara Cuevas y añade: «Los casos ovni se siguen produciendo, aunque los medios no los sacan. De hecho se dice hasta que ya no existen. Pero la realidad es que ocurren igual o más que antes, pero la gente tiene miedo a contarlo».

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