Retiro

El demonio habita en el Retiro

La contorsión del Ángel Caído al ser expulsado del cielo. Foto: Jose Alfonso
La contorsión del Ángel Caído al ser expulsado del cielo (Foto: José Alfonso)

Cuando uno accede al parque del Retiro por su vertiente oeste, la más cercana a la estación de Atocha, encuentra tras avanzar un centenar de metros una escultura que representa el momento de la expulsión del cielo de Lucifer, el más bello de todos los ángeles. La obra es sin lugar a dudas una singularidad, ya que es la única en el mundo dedicada expresamente al Príncipe de las Tinieblas. Lucifer, el portador de la luz, recibió el castigo divino por sus ansias de poder.

¿La excepcionalidad de un espacio en honor a esta figura podría convertirlo en un lugar de culto para los adoradores de Satán? La realidad de quienes viven su ocio en el parque del Retiro demuestra lo contrario. La glorieta del Ángel Caído ofrece una escena casi bucólica, ya que es una de las zonas del parque con mayor concentración de deportistas, patinadores y familias. Como otros lugares del Retiro, la zona es patrullada por policías a caballo, quienes confirman que «nunca» han tenido ningún problema. «El parque permanece cerrado por las noches, y eso reduce mucho la posibilidad de que se produzca cualquier tipo de culto a esta figura», nos explican. El Retiro cerró sus puertas por la noche a finales del 2001 por problemas de delincuencia, lo que provocó múltiples quejas vecinales.

Es un lugar tan curioso del que muchos desconocen su existencia. Los turistas desde luego, que en la mayor parte de los casos no saben a lo que disparan sus cámaras. Es el caso de una familia de Almería a la que revelamos su significado, y se muestra sorprendida: «Veníamos al Retiro a ver el estanque y las barcas, pero desde luego esto es muy curioso». El ejemplo de esta familia es común entre quienes nos encontramos por el lugar.

El hecho de que se trate de un homenaje al demonio, ¿podría ofender a alguien? Esteban frecuenta habitualmente esta plaza para practicar skate: «Creo que no. Para quien no cree en estas cosas, no son más que leyendas, y para quienes creen es un pasaje de la Biblia. No creo que sea apologética».

Demonios por el mundo

El Ángel Caído del Retiro es el único en el mundo que representa de manera explícita esta figura. No obstante, existen al menos otras dos obras que han sido susceptibles de ser catalogadas como monumentos en honor de Lucifer. Uno de ellos lo encontramos también en España, en Santa Cruz de Tenerife, conocido popularmente como «monumento a Franco». El conjunto escultórico representa a un hombre, que sostiene una espada en forma de cruz hacia abajo, sobre un ángel con las alas extendidas. ¿Representa esa figura masculina al dictador? Una probable comparación con Dios venciendo al demonio, que desde luego en el año 1966, fecha de su construcción, tenía lógica.

Pero si uno se dedica a buscar información sobre otros monumentos a Lucifer todas las referencias le llevarán a la fuente monumental del Traforo del Frejus, en Turín. El lucero en la frente del ángel representaría la luz que portaba Lucifer. Sin embargo, la versión oficial se refiere a este espacio como una alegoría del triunfo de la razón sobre la fuerza bruta.

Ubicación demoníaca, ¿simple casualidad?

¿Nos encontramos ante un homenaje al mal? Las motivaciones de su construcción son desconocidas, pero sí sabemos que fue un encargo del Duque de Fernán Núñez, quien da nombre a una de las avenidas de acceso al lugar, al escultor madrileño Ricardo Bellver en el año 1877. Si su emplazamiento causó en algún momento controversia, algunos cursos llegaron a exorcizar el lugar, esta no surgió desde luego desde el punto de vista artístico, ya que un año después de su ejecución la obra ganó el premio nacional de escultura.

En el año 1878 Bellver recreó de nuevo la obra en bronce para la exposición universal de París, que solo admitía ese material. Poco después, el Estado la adquirió por 4.500 pesetas y se le encargó a Francisco Jareñola la elaboración de un pedestal para apoyar la obra. Una vez lista, se cedió al Ayuntamiento de Madrid para ser colocada en un lugar público de la capital. Esto sucedió en 1885, un año en el que la medición topográfica no permitía calcular con certeza la altitud de un lugar. ¿Sólo la casualidad llevó su ubicación hasta los 666 metros?

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