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El mapache, invitado non grato en la Comunidad de Madrid

Un mapache en el Centro de Recuperación de Animales Salvajes
Un mapache en el Centro de Recuperación de Animales Salvajes. Fotos: Comunidad de Madrid

El mapache boreal, ese mamífero de aspecto entrañable, ha llegado a la Comunidad de Madrid para no marcharse. Su cuerpo rechoncho y peludo y un pelaje en la cara con forma de antifaz que le da ese aire tierno y juguetón, poco tiene que ver con la realidad. Esta especie de origen americano está desplazando a la fauna autóctona e incluso puede ser perjudicial para la salud del ser humano.

Este animal, un carnívoro de entre unos 5,5 y 15 kilos de peso, fue detectado en el Parque Regional del Sureste –situado en una región a lo largo del curso medio-bajo de los ríos Jarama y Manzanares– en el año 2003. Estos animales llegaron al enclave como consecuencia de la suelta irresponsable de personas que lo tenían como mascota. «Cuando son pequeños son muy tiernos, pero a medida que van creciendo se vuelven agresivos», comenta Felipe Ruza, subdirector general de Conservación del Medio Natural de la Comunidad de Madrid. «La mayoría de la gente los abandona cuando crecen porque comienzan a ser una molestia».

Se estima que en España hay más de 1.400 especies invasoras entre plantas y animales. «La existencia de una población de mapaches en estado silvestre tiene un impacto negativo sobre el ecosistema», explica Ruza. «Además del riesgo que suponen para las especies que lo habitan, son un peligro para la población humana. Transmiten enfermedades como la rabia y la salmonela, además portan la lombriz intestinal».

Esta especie posee una gran capacidad de adaptación a nuevos ecosistemas. Esto es debido a que comen todo tipo de alimentos: frutos, hortalizas, huevos, anfibios y hasta galápagos europeos –la especie de tortuga más amenazada de España–. «Compite con los depredadores autóctonos como el zorro rojo», explica Pablo Cobos en el estudio Nueva Fauna de la Comunidad de Madrid en la revista Foresta del Colegio de Ingenieros Técnicos Forestales.

Ataca a otras especies por alimento

«Pueden acabar con todo y no aporta nada al medio natural», subraya Felipe Ruza. Una de las principales consecuencias de las invasiones de especies alóctonas es el desplazamiento de las nativas. En el Parque Regional del Sureste se ha observado la destrucción masiva de puestas de galápago leproso y, además, ataca directamente a otras especies por el alimento, como al zorro rojo, el depredador más importante de este hábitat.

Mapaches en libertad en el Parque Regional del Sureste
Mapaches en libertad en el Parque Regional del Sureste

La población de estos mamíferos es muy difícil de calcular. «Habitan en terrenos boscosos, normalmente cerca del agua», comenta Cobos en su estudio. Según cálculos de la Comunidad de Madrid, desde el año 2007, cuando comenzaron las primeras acciones para el control de los mapaches, se han capturado más de 400 ejemplares en libertad.

La alta capacidad reproductora de los mapaches puede dar lugar a altas densidades de población por lo que ha sido incluido en el Anexo I del Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras. En él se detallan las medidas necesarias para prevenir la introducción y evitar la propagación de las especies invasoras causantes de efectos negativos en los ecosistemas donde se ha introducido.

«Antes de que la gente los abandone tiene que saber que hay otras soluciones»

«La Comunidad de Madrid lleva trabajando desde el año 2007 conjuntamente con personal del Parque Regional del Sureste para controlar la población de mapache boreal», afirma Ruza en relación a los planes que la Comunidad está llevando a cabo para controlar su población. Los ejemplares son capturados mediante un sistema de jaulas trampa con cebo dentro, «sobre todo con sardinas, ya que es lo que más le gusta a estos animales». Los ejemplares capturados son trasladados al Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS) de Madrid y al Centro de Recuperación de Especies Protegidas (CRE) de Buitrago de Lozoya. «En estos centros los animales son cuidados y reciben tratamiento veterinario», expone Ruza. La recepción y la acogida de los animales está abierta los 365 días del año y es gratuita, por lo que cualquier persona con algún animal exótico que «por cualquier causa» ya no se pueda hacer cargo de él, lo puede llevar allí.

«Es muy importante que la gente conozca la existencia del CRAS de Soto de Viñuelas y del CRE de Buitrago», observa. «Antes de que la gente abandone a estos animales tiene que saber que hay otras soluciones, pero sobre todo, hay que pedirlas que sean responsables». Además, la colaboración de la Administración con Faunia, aparte de otros centros, es muy importante para estas especies de animales que no pueden ser devueltas al entorno natural. «Las especies sanas son donadas a estos centros, donde serán cuidados de por vida», explica el subdirector de conservación del medio natural.

Polémica con los cazadores

Una de las polémicas que rodea a los planes de captura de mapaches de la Consejería de Medio Ambiente es la permisión de la caza de estos mamíferos dentro de los períodos de veda de caza. «Son demasiados ejemplares y esto se lleva haciendo tiempo», dice Ruza. «Antes concedíamos permisos de manera individual, pero con la nueva regulación lo ampliamos a todo el territorio de la Comunidad», añade. Con esta nueva orden de vedas de caza también queda permitida la batida de otras especies invasoras, como la cotorra argentina. «En la zona de El Pardo están acabando con los olmos y está desplazando a las urracas».

Otra norma que ha entrado en vigor para intentar combatir este problema es la nueva ley de 2011 por la cual se prohíbe la venta de cualquier especie exótica e invasora a nivel estatal. «La mayoría de este problema ha venido por la venta sin control de estos animales», comenta el subdirector de conservación del medio natural. «Las personas han comprado mapaches seducidos por su aspecto y luego se han dado cuenta de que son agresivos y los han soltado en el campo».

Los responsables de la Comunidad de Madrid apelan a la conciencia de los ciudadanos para evitar que las especies exóticas extingan a la fauna madrileña. Los problemas que tenemos hoy con estas especies en todo el mundo es por «la falta de información y la irresponsabilidad de sus cuidadores».

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