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Fotogramas cargados de sensaciones

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Fotograma deHay una vez,uno de los cortometrajes que concursan en el festival. Foto: C. Sánchez

En la sala de cine el silencio de las butacas alcanza la pantalla. Nadie come palomitas. Unas manos de mujer amasan junto a un fuego que chisporrotea. Una corriente de agua. Afuera, un paisaje de montañas y el sonido de los pájaros. La misma mujer tiende de una cuerda filetes de carne. Luego se abraza desnuda a un árbol y se enrolla a él con papel transparente.

El silencio continúa. Solo se oye el sonido ambiente: la cisterna de un váter, el pitido de una cafetera, una puerta que se cierra. La oscuridad es total.

Ahora una música alegre rompe con la paz anterior. En la calle de una ciudad, los figurantes de unos carteles publicitarios cobran vida.

Unos veinte espectadores salen del cine un sábado por la noche. Han visto cine experimental, concretamente una sesión de nueve cortos por la que han pagado seis euros. Maite y Dani, investigadora e informático de 29 años, han venido por recomendación de un amigo. Ella no ha visto antes este tipo de cine; él sí, aunque en pocas ocasiones. «Cuando vas al cine siempre te la juegas; supongo que aún más con el experimental». Unos cortos les han gustado más que otros, pero los dos aseguran que repetirían. Dani resume lo que ha visto como «algo diferente»: «El cine convencional se entiende y este te da más que pensar. Mientras lo estás viendo, piensas en cosas que no tienen nada que ver con las imágenes», describe.

La Semana de Cine Experimental de Madrid (Scexm), que cumple este año su 22ª edición, se celebra estos días en distintos espacios de la capital, Aranjuez y Móstoles: el mítico Pequeño Cine Estudio, la Sala Berlanga, la Casa de América, la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid (UCM)…, y por primera vez, en la Cineteca de Matadero Madrid, en el distrito de Arganzuela, donde hasta el día 25 se pueden ver por tres euros trabajos de directores estadounidenses.

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Espectadores de la sección oficial de la Scexm salen del Pequeño Cine Estudio. Foto: C. Sánchez

Curiosamente, la Scexm es el festival de cine más antiguo de Madrid. Aunque lo de curiosamente, según se mire, porque para algunos expertos lo vanguardista de esta modalidad está precisamente en su interés por volver a los orígenes del arte.

«Cuando los hermanos Lumière proyectaron sus primeras películas, el público, que no estaba acostumbrado a las imágenes en movimiento recreado, se asustaba al ver cómo un tren de vapor se acercaba a la pantalla: creían que podían ser aplastados por su fuerza. Lo que pretende el cine experimental es el regreso a la fascinación que provocaba ese tren en movimiento; perpetuar aquella inquietante e inédita sensación», opina Enrique Villarino, director de fotografía por la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM), institución que participa en el festival, y antiguo colaborador de la revista de técnica cinematográfica Cameraman.

El nacimiento del cine experimental o videoarte se sitúa entre los años 70 y 80 del siglo pasado. Según Isleni Cruz, profesora de esta materia en la UCM y colaboradora de la Semana de Cine Experimental de Madrid, hoy no debemos hablar tanto de videoarte como de videocreación, una tendencia que cataloga como «experiencias que adoptan las nuevas tecnologías audiovisuales con fines creativos independizados de la tendencia narrativa o informativa clásica».

Para la profesora de la Complutense este estilo es cada vez menos minoritario. Cuenta que a sus alumnos «a veces les cuesta entender piezas que no son narrativas, pero a medida que van conociendo autores experimentales se van adaptando y acaban sorprendidos ante la cantidad de joyas maestras del lenguaje audiovisual». Villarino entiende que si el interés por la videocreación es limitado, «se debe a que la mayor parte del público se acerca a él con miedo, porque no responde a los cánones de Hollywood y el cine narrativo», a los que la industria cinematográfica nos ha acostumbrado.

La Universidad Complutense de Madrid y el CES Felipe II de Aranjuez, adscrito a la anterior, lleva años colaborando con el festival mediante la exhibición de obras realizadas en las clases de Isleni Cruz. Este año, una docena de alumnos han ayudado en las áreas de prensa, realización, difusión, producción técnica y relaciones públicas del certamen. Cruz piensa que la presencia de la universidad en el certamen es fundamental: «La universidad debe ser uno de los principales focos generadores de nuevos lenguajes audiovisuales y la Scexm, uno de los principales motores difusores de esas creaciones».

«Una sensación visual y sonora que me excite»

Las expectativas de quien se sienta a ver cine experimental suelen pasar por las sensaciones que éste le produce. «Me gusta que me sorprenda, no solo con la historia, también con la forma. En muchas ocasiones no busco una historia, sino una sensación visual y sonora que me excite, que me haga sentir. Busco perderme entre los fotogramas, la incomprensión de la historia y no la certeza», señala el director de fotografía, actualmente al frente de la parte multimedia del periódico digital El Confidencial.

En estas obras, el sonido ocupa una parte esencial, así como el montaje, el cual, indica Villarino, «no solo concatena los planos, sino que crea estructuras nuevas y originales con el fin de plantear un juego o un desafío al espectador».

El ex colaborador de Cameraman destaca como precursor en España al surrealista Luis Buñuel, con obras como El perro andaluz, y a José Val del Omar, «cuya obra es poco conocida y realmente increíble». Lo último que ha visto en cine experimental es el cortometraje Mudanza, de Pere Portabella.

Sobre el papel de este tipo de certámenes en la industria cinematográfica, Villarino cree que son «básicos para acercar la vanguardia al público mayoritario», y añade: «Las salas comerciales deberían incluir alguna propuesta de experimentación, porque con el tiempo lo que estos creadores hacen suele llegar al cine convencional».

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La Cineteca de Matadero participa por primer año en este certamen. Foto: Matadero Madrid

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