Congreso Periodismo Digital 2013

José Antonio Pérez, sarcasmo a raudales

José Antonio Pérez
Forges entrega el Premio Blasillo a José Antonio Pérez. Foto: Falúa Comunicación

A José Antonio Pérez, bilbaíno de 33 años, le esperaban esta mañana en Huesca para clausurar el XIV Congreso de Periodismo Digital. Autor del blog Mi Mesa Cojea, un espacio donde concurren el escepticismo y los experimentos históricos más caústicos, Pérez se ha convertido en el científico de la realidad española con más de 11.000 seguidores y, a partir de hoy, una condecoración, el Blasillo de Huesca.

Este licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas, a quien a veces toman por periodista, ha dirigido la serie Escépticos, de Euskal Telebista. Con el asesoramiento del Centro de Cultura Científica, y supervisado por tres científicos de la Universidad del País Vasco, utiliza su instinto para desmontar las campañas publicitarias disfrazadas de divulgación científica. También ha dirigido Ciudad K, un encargo fallido de RTVE finalmente proyectado por La2. Una serie de sketchs a los que imprimió su sarcasmo utilizando el formato de un culebrón venezolano.

«No me digas por qué se me ocurrió», dice sobre esta mezcla friki e imposible con poca audiencia. Escépticos es tal vez la serie más extraña emitida en la historia de la televisión pública. Detrás de la impostura se esconde un autor inteligente y propenso a la parodia. Con acidez y un punto de esperpento, sus entrevistas falseadas a personajes públicos —muchos de ellos políticos de ayer y de hoy—, nos proponen experimentos mentales en los que distorsionar la realidad y sacar conclusiones. Malinterpretado en muchas ocasiones, «con la edad te planteas ser más responsable», su intención no es otra que reflexionar sobre la actualidad «y que la audiencia tome sus decisiones».

Su mirada satírica se proyecta hacia el futuro, como en la serie 10 titulares que leeremos en el próximo mes, o el más ambicioso proyecto Wikipedia 2030, que con ayuda de «disciplina e ilusión» espera llevar a cabo. Su propuesta nos recuerda que «hay un futuro» desde el cual mirarnos para descubrir que somos algo más que «gallinas sin cabezas». Para acercarse al Palacio de Congresos se juntaron tres vascos en el coche. Hablaron de todo menos de terrorismo. Una muestra de que el pasado no siempre es mejor, pues puede enseñarnos a ser tolerantes, incluso ante el atrevimiento más mordaz que hace que la mesa del ordenador se tambalee. Las mañanas de los sábados, esta actitud extraña se manifiesta milagrosamente paseando por el monte «donde todo el mundo que encuentras te saluda sin preguntar por tu ideología».

Cercado por botellas de ginebra suspendidas sobre la barra, José Antonio responde amablemente:

—¿Has pensado en abordar la ciencia ficción?

—Eso son palabras mayores. Me parece un género difícil en cierto sentido. Se necesita una visión para jugar y decir cosas interesantes.

—¿Qué libro prefieres del género?

Ubik. En él, Philip K. Dick emplea la ciencia ficción para hablarnos de la inconsistencia de la realidad, de la subjetividad y del tiempo.

—¿Cuál será el libro que leerás en el futuro?

¿Me puedo quedar la camiseta? de Paul Shirley.

¿Y el futuro del periodismo?

—Asaltar un banco y tomar rehenes.

 

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