Encuentros

Leila Guerriero: «El lugar del periodismo no está en la genuflexión»

Leila es un nombre árabe cuyo significado está relacionado con la noche, el color negro y la ausencia de luz, así que no se entiende un bautizo así para Guerriero. Se nota que en el Máster ABC de Periodismo está cómoda —la de la semana pasada fue ya su cuarta visita—, pero a Leila Guerriero no le hacen falta muchas alforjas para correr el verbo, tan argentino como se puede imaginar. Su visita, la primera de la XXV edición del Máster tras la inaugural de Gabriel Albiac, se movió entre lo narrativo y lo teórico, la ficción y la no ficción; un baile, en definitiva, en torno a los caminos del periodismo.

Leila Guerriero (Junín, 1967) empezó en el periodismo gracias a una casualidad con causa. Estudiante de Turismo pese a que tenía claro que «quería vivir de escribir», antes de volverse de Buenos Aires a su Junín natal dejó con poca esperanza un relato de ficción en el diario nacional Página/12. Pasados apenas un par de días, ya en casa, su padre la despertó: «¿Vos publicás en Página/12?». Poco después se vio advirtiendo a Jorge Lanata, fundador y entonces director del diario, de que ella no era periodista. «Vos sí sos periodista, pero no te diste cuenta», le replicó él en su despacho, momentos antes de contratarla. Así empezó la inusual e idílica relación de Guerriero con el periodismo, que le «basta» y le «completa».

Leila Guerriero
Leila Guerriero habla junto a Alfonso Armada, director del Máster. Foto: R. R. W.

Tras Página/12 giró 180 grados rumbo a La Nación. Actualmente es freelance, un eufemismo que quiere decir que colabora con numerosos medios a este y al otro lado del charco, además de editar la revista de periodismo narrativo Gatopardo, dar clases en talleres y unas cuantas ocupaciones más; ella sostiene que un periodista siempre debería estar en ocho o nueve cosas a la vez. «La clave es no pensar que este es un oficio que se puede hacer de nueve a seis de la tarde», reconoció a los alumnos del Máster. Y es que en el periodismo, «la calidad del trabajo es la calidad de la entrega».

La misión del periodismo

Sobre el oficio trataron las reflexiones más contundentes de sus dos horas de charla con los alumnos del curso 2013-14 del Máster. «Estar alineado con lo gubernamental nunca es bueno para el periódico. Hay que cuestionar al poder; el lugar del periodismo no es la genuflexión». Palabras claras que recuerdan para quién debe trabajar el periodista.

Periodista y escritora, tiene cuatro obras publicadas: Los suicidas del fin del mundo, Frutos extraños, Los malditos y Plano americano. Literatura pero no ficción, algo que ella defiende desde el periodismo narrativo que cultiva con maestría. «Para escribir siempre hace falta imaginación. Me interesa transmitir al lector la misma emoción que sentí en ese momento; uno es los ojos, la cámara del lector». Leila Guerriero plantea sus reportajes como si estuviera montando un documental y reniega de que el escritor esté obligado a validarse a través de la ficción: «Nadie le preguntaba a Salinger cuándo iba a empezar a escribir no ficción», ejemplifica.

Para terminar, dos advertencias a los quince alumnos: que «las redacciones siguen siendo lugares tan competitivos como interesantes» y que «las puertas que no se te abran, ábrelas a patadas». Ella misma es el ejemplo; como en sus reportajes, el periodismo se eleva sobre la ficción.


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