Ficciones

Decisiones

Son las siete de la mañana. Suena la alarma que despierta a María cada mañana, pero prefiere no hacerle caso y dormir cinco minutos más. Se levanta, se desnuda y se mete en la ducha. No se para a desayunar porque llega tarde al trabajo, así que se da una pequeña carrera cuando entra en el metro y ve que el tren está a punto de partir. Por suerte, llega a tiempo y el día transcurre con normalidad.

Son las siete de la mañana. Suena la alarma que despierta a María cada mañana, pero prefiere no hacerle caso y dormir cinco minutos más. Se levanta, se desnuda y se mete en la ducha. No tiene mucho tiempo para desayunar, pero sus tripas rugen, así que decide hacerse un café y unas tostadas, aunque le haga entrar tarde al trabajo. Cuando llega al metro, su tren habitual ya ha partido. Por suerte, el siguiente la espera en el andén. Empieza a correr y consigue entrar ‘in extremis’ en el vagón, tropezando con la puerta y cayendo encima de un chico. Acabará siendo el padre de sus hijos.

Son las siete de la mañana. Suena la alarma que despierta a María cada mañana, pero prefiere no hacerle caso y dormir cinco minutos más. Se levanta, se desnuda y se mete en la ducha. No tiene mucho tiempo para desayunar, pero sus tripas rugen, así que decide hacerse un café y unas tostadas, aunque le haga entrar tarde al trabajo. Cuando llega al metro, su tren habitual ya ha partido. Por suerte, el siguiente la espera en el andén. Empieza a correr, pero se encuentra una señora que le impide ir más rápido y le hace perder el tren. Mientras espera al próximo, camina por el andén sin saber que aquel día se había fugado un hombre del hospital psiquiátrico que hay al lado de su casa. El mismo que la empujará a la vía al llegar el tren.

Estación de Atocha de Madrid.


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