Opinión

¿Puede un periodista tuitear lo que quiera?

SÍ - G. LÓPEZ
SÍ – G. LÓPEZ

El periodista tiene derecho a escribir a título personal en las redes sociales y alejarse de la línea editorial de su medio si lo cree conveniente. La ligereza con la que algunos deciden censurar las opiones y las palabras de estos profesionales resulta preocupante. Se ha llegado al punto, razonable, de exigirles que sean tan cuidadosos en las redes como en los periódicos convencionales, al menos según las últimas sentencias judiciales que tratan este tema. Pero esto solo tiene sentido cuando están ejerciendo su profesión, si están trabajando para su medio. De lo contrario, el periodista no es más que un ciudadano que ejerce su derecho a la libertad de expresión. Censurarle en su ámbito personal sería como exigirle a todos los ciudadanos que contrastaran la información antes de hablar de cualquier tema. Al final, nadie diría nada, o desde luego nada en contra de quien detentase el poder de censurar. Es cierto que la ética periodística debe estar presente en las redes. Allí la propagación de la información es casi inmediata, lo que se dice en internet queda registrado y puede difundirse globalmente. Pero el periodista nunca deja de ser un ciudadano.

 

NO - M. R. DOMINGO
NO – M. R. DOMINGO

Roza el cinismo defender que la ética profesional del periodista distingue de horarios, de empresas o de soportes. No confundamos la libertad de expresión con la profesionalidad. Los rumores encuentran su nicho en las redes sociales, donde se extienden como la pólvora gracias a su eco multiplicador. Por eso, la prudencia y el sentido común, que nos guían a la hora de redactar los textos que publicamos en el medio para el que trabajamos, también resultan imprescindibles a la hora de escribir un tuit o de exponer una opinión en un post de Facebook. Obviar algo así no es más que tirar piedras contra nuestro propio tejado. Nos guste o no, nuestro nombre encabeza aquello que publicamos, por lo que, ya sea en una redacción o desde la playa con el móvil, mantener los estándares de rigor y calidad debe ser nuestra prioridad. Porque en 140 caracteres se puede aportar mucha información y también muchas estupideces. Y Twitter también es nuestra carta de presentación, es un currículum vivo que alimenta el periodista con cada tuit. Por lo que abandonar el terreno de las certezas en las redes sociales es cavar la tumba a nuestra propia reputación como profesionales de la información.

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