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007: Licencia para vender

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Un reloj con una diminuta cámara de vídeo en la mica, un bolígrafo que es una grabadora de voz y un cinturón cuya hebilla combina ambas funciones. Un hombre misterioso con sombrero y gafas tiene una pistola en la mano y parece esperar el momento adecuado para entrar en acción. Lo que se describe no son los últimos artefactos tecnológicos del MI6 ni a James Bond antes de hacer uso de su «licencia para matar», sino lo que cualquier transeúnte puede encontrarse cada día al pasar por el número 143 de la madrileña Calle de Alcalá.

Quienes ingresan en el comercio se dan cuenta de que el misterioso hombre es en realidad un maniquí y que la pistola no representa ninguna amenaza. Detrás del mostrador está Antonio Durán, el dueño de un negocio que durante más de 24 años ha estado atendiendo a los clientes que se acercan cada día. Cuenta que la idea de abrir una tienda de artículos de espionaje surgió al querer buscar «algo nuevo y original». «Es un establecimiento como cualquier otro, después de darle algunas vueltas e investigar sobre el tema, decidí poner una tienda de artículos para espiar y no una zapatería», agrega. Así empezó un negocio exitoso que se ha expandido y le ha llevado a abrir otras tiendas, una ubicada en el Paseo de la Castellana y tres en Barcelona, Bilbao y Valencia.

La percepción que tiene la gente acerca del espionaje ha variado a lo largo de los casi 25 años que tiene el negocio. «Al principio venía poca gente y quienes lo hacían no compraban muchas cosas. Teníamos un concepto un poco elitista que después cambiamos para pasar a vender productos populares de uso doméstico, en parte porque las tecnologías se han masificado», asegura Durán.

Al contrario de lo que muchos podrían pensar, el perfil del cliente  «es el de un tipo normal, no tiene que ser detective ni un mafioso. Simplemente viene gente que tiene problemas en su vida familiar o laboral y nos buscan para que les ayudemos», cuenta el dueño de la tienda, quien también recuerda que en todos estos años varios personajes famosos –entre los que  ha habido periodistas, futbolistas, actores y políticos– han pasado a comprar algo. Afirma que los problemas más habituales que llevan a algunas personas a acudir a su tienda son la infidelidad conyugal, la fuga de información en las empresas, el uso indebido de teléfonos y ordenadores, y los robos internos en tiendas.

Sandra Viñas, una de las siete empleadas de la tienda, asevera que unos 30 clientes llegan diariamente buscando algún tipo de artículo que sirva para ayudarles a despejar las dudas que tienen. «Son personas que sienten que están siendo engañadas y quieren encontrar la verdad. Nosotros les ofrecemos asesoría y les vendemos las herramientas que puedan necesitar según el caso», señala.

Tienda de espias
Un «espía» recibe a los clientes

El lema de la tienda es «oír, ver y grabar», y esto es lo que hacen casi todos los productos que en ella se venden. Viñas explica que entre los más vendidos están un bolígrafo que permite grabar imagen y audio por 6 horas, con un coste de 200 euros; un reloj de pulsera con las mismas funciones que el bolígrafo pero con una capacidad de 18 horas de grabación y cuyo valor es de unos 350 euros; y un localizador de vehículos con tecnología GSM por poco más de 400 euros. Pero esto no es todo lo que ofrece la tienda. También pueden encontrarse artículos tan asombrosos como unas gafas con cámara incorporada, una percha que graba todo lo que ocurre en un salón o un colgante de jade con una diminuta cámara que «más de una mujer se ve seducida a comprar».

Asimismo hay aparatos que interceptan frecuencias de transmisión y detectan cámaras ocultas o teléfonos que permiten cambiar la voz, porque «no sólo viene gente que quiere espiar, sino también gente que siente que está siendo espiada», añade la vendedora.

Además de artefactos de última tecnología que permiten recabar información de manera secreta, la tienda ofrece otros servicios. Un equipo humano está a disposición para ser contratado por aquellos que requieran un trabajo de espionaje hecho por profesionales. «Ponemos a disposición un equipo de personas para investigar asuntos familiares como un hijo metido en asuntos de drogas o una infidelidad». «También ofrecemos el ‘servicio de cliente misterioso’, que consiste en un proceso de simulación de compra para detectar irregularidades o mal servicio en el comercio de un cliente»,  sostiene el propietario.

Según Durán, el espionaje «es mucho más común de lo que generalmente se piensa». Asegura que «no sólo lo hacen agencias de inteligencia como la NSA y a personas tan importantes como Angela Merkel, sino que incluso la señora que va a tu lado en el autobús podría espiar o estar siendo espiada». No hay dudas, la tecnología que se encuentra en este comercio pone al alcance de cualquiera herramientas propias del agente Bond, curiosamente los últimos tres dígitos del número telefónico de la tienda son 007.

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