Malasaña

Cafeterías workplace: la catarsis de las oficinas

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Un joven trabaja en su portatil ante la ventana. Foto: R.R.W.

En el café La Bicicleta, el sonido de cucharillas removiendo la taza se mezcla con el rápido teclear de ordenadores. Alejado del ajetreado ritmo de Gran Vía, en la Plaza de San Ildefonso, 9 una pequeña cafetería se ha hecho un hueco entre las propuestas innovadores que ahora pueblan el barrio de Malasaña. Situado en el lugar de un local que llevaba más de 30 años cerrados, los grandes ventanales y el aroma a café invitan a cualquier transeúnte a entrar. Pero no todo es lo que parece a simple vista.

La Bicicleta Cycling Cafe & Workplace es el nombre completo del proyecto al que dieron vida Tamara Marqués y Quique Arias. Según cuenta Marqués, La Bicicleta se irguió en base a tres pilares: el café, el workplace y el arte, especialmente aquel relacionado con las bicicletas. Los tres ejes se plasman sobre las paredes de ladrillo desgastado, bicicletas fixie sirven de decoración ambiental y el olor a café emana de una cafetera La Marzocco detrás de la barra.

Al igual que Madrid, la manera de concebir un espacio de trabajo ha ido evolucionando con los años. Ahora se buscan espacios abiertos y luminosos frente a las frías paredes de un cubículo. Acolchados sofás multicolor ocupan el lugar de las rígidas sillas de oficina.

La transformación del concepto de trabajo limitado a las cuatro paredes de una oficina corporativa ha derivado en el término workplace, o coffeework como también se le conoce. Tal vez por el empuje de la crisis que ha obligado a muchos jóvenes a exprimir su creatividad y buscarse la vida como freelance, o tal vez por un intento de recuperar las interacciones sociales. Eso sí, con su propio giro.

La idea de workplace va más allá de ofrecer solamente una red wi-fi para los clientes. La experiencia personal de ambos les inspiró para no dejar ningún cabo suelto en el diseño: enchufes repartidos por todo el espacio, mesas altas y cajoneras con candado para poder guardar pertenencias.

Cuando abrieron el establecimiento, pocos habían oído hablar de la palabra workplace. Ahora, un año después, Marqués se vio sorprendida gratamente cuando oyó por casualidad a unas chicas que pasaban referirse a la cafetería como «el sitio de workplace».

Un espacio de ideas

Catarsis: 3. f. Purificación, liberación o transformación interior suscitados por una experiencia vital profunda

«Por los momentos que estamos viviendo ahora, la catarsis es un proceso malo o doloroso por el cual hay que pasar para que se rompa todo y salgan ideas y cosas frescas».

Con estas palabras detalla Marta García, co-fundadora de la cafetería y más, Catharsis. «Nosotros nos definimos como espacio de ideas», explica. En sus tres salas (café/bar, ágora y pinacoteca) que se alquilan por horas, cualquiera puede proponer un evento para llevar a cabo. «Si lo que necesitan es un espacio en silencio para trabajar o realizar una exposición, este es su sitio».

Si las paredes hablasen, los paneles transparentes, tabiques blancas y techos altos contarían historias de talleres de maquillaje, hipnosis, gimnasia para embarazadas, microteatros, acústicos y cumpleaños.

La idea inicial que concibió Marta y su marido, Manuel Gómez, junto a dos colaboradores, surgió como una revista para emprendedores culturales. Como evolución de ese proyecto tenían en mente abrir también un punto de encuentro donde la gente pudiera acudir y donde todos esos proyectos que se presentan en espacios dispersos se pudieran englobar en un mismo sitio. «Al final dijimos: «pues empezamos por el punto de encuentro y si luego da para una publicación…»», explica Marta.

«La gente es muy curiosa», reflexiona. Y precisamente con la idea de explotar ese interés por lo nuevo idearon una propuesta para que los madrileños se detuviesen un instante y pensasen: «¿Qué es esto de las ideas?». En el momento de  la concepción del local ya tenían en mente despertar la curiosidad de los viandantes. «Buscábamos una descripción que no existiese».

Al igual que en La Bicicleta, en Catharsis el aspecto «cafetería» del local pasa a un segundo plano. Sin embargo, ellos ofrecen su propia interpretación del concepto de workplace o coffeework. La principal diferencia entre un local workplace y su espacio de ideas es que allí las personas pueden reunirse para trabajar en proyectos para desarrollar y exponer en el mismo sitio. Trabajar con una noción tan innovadora no suele ser fácil de introducir. «Nos confundían con espacios de co-working», cuenta Marta. Trabajaron duro para conseguir que las personas no asociasen el local solamente a las propuestas que ya conocían en el mercado. «Nosotros no alquilamos mesas para trabajar», aclara.

Marta recuerda con cariño uno de los primeros proyectos que llevaron a cabo en su espacio de ideas: una tienda de flores. «Nos llenaron el escaparate de flores, etc. De hecho, cuando entramos casi pensábamos que estábamos en una floristería”.

Quién sabe, tal vez la próxima vez que pases por la calle Valverde, 6 se haya transformado por un momento en una filmoteca, una fábrica de tapices, un banco de tiempo o una gatoteca. Todo vale en el espacio de ideas de Catharsis.

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