Lavapiés

Los comercios «de montaña» del barrio de Lavapiés

La empinada calle de Ribera de Curtidores supone un lazo de unión entre Lavapiés y el deporte de montaña. Desde hace casi cincuenta años, botas, skis y forros polares se multiplican en los escaparates de un buen número de comercios de la zona. Situadas a escasos metros del conocido Rastro madrileño, estas tiendas se han convertido en uno de los sellos tradicionales de Lavapiés que en la actualidad resiste los efectos de la crisis.

A lo largo de los años, estos comercios han evolucionado. Desde que la primera de estas tiendas familiares se especializara en material de montaña, la formación y la estética de todas ellas ha mejorado notablemente. Según Pedro Javier Ramón, encargado de Ranger Aventuralia, muchas de estos locales «han cambiado varias veces su nombre, además de adquirir material más desarrollado».

Aunque algunas han cerrado, en la actualidad sigue habiendo cerca de una decena de comercios especializados en este tipo de material deportivo únicamente en esta calle de Lavapiés. El trato entre ellas suele ser complicado, ya que como sostiene Antonio Mingo, encargado de Deportes Makalu «los clientes no acuden a una tienda en concreto, sino a echar un ojo a la calle». El principal beneficiado es el cliente. La diversidad favorece el trato personalizado y la gran oferta permite que Ribera de Curtidores se haya convertido, según Mingo, en «la milla del material de montaña en Madrid».

Crisis y clientes

Además de competir entre ellas , este tipo de tiendas también tienen que hacer frente a los efectos de la crisis. Algunas, como Gonzasport, no han conseguido superar las pérdidas económicas. Después de varias décadas en funcionamiento, actualmente se encuentra en liquidación. Rafael García, empleado en este local, achaca esta situación a que «las ventas han disminuido mucho y que el jefe ha tenido ciertos problemas de herencia». Muchos de estos comerciantes, como Antonio Mingo, son conscientes de que el material deportivo no es «de primera necesidad», pero mantienen que sus clientes son «muy apasionados». «Hay tanta afición por la montaña que yo creo que algunos se quedan sin comer antes que sin unas botas», afirma el encargado de Makalu.

La calle del equipamiento montañero en Lavapiés. Foto: G.G.
La calle del equipamiento montañero en Lavapiés. Foto: G.G.

En este tipo de comercios de Lavapiés se distingue entre el público que acude a diario y el que visitan el comercio durante el fin de semana. Los domingos, el bullicio que provoca El Rastro, situado a escasos metros de esta calle, atrae a un nuevo tipo de cliente. Los compradores pasan de ser montañeros especializados a familias y curiosos. Para algunas tiendas esto supone un incremento de los beneficios, pero en otras, como Oulet Ima, genera «una gran preocupación porque muchos entran a robar» y se pierde el «trato personal que tenemos normalmente hacia la clientela».
Entre anticuarios, restaurantes de comida exótica y locales abandonados, las tiendas de montaña se han hecho un hueco en la multiculuralidad de Lavapiés. Después de tantos años, en Ribera de Curtidores un grupo de comercios demuestran que hay distintas formas de mantener la tradición del Lavapiés de otra época, del Lavapiés más castizo.

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