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El movimiento provida tiene como protagonista y futuro la juventud

La sociedad española contraria al aborto y a favor de la vida continúa su lucha contra la legislación vigente en España, mediante manifestaciones como la que se celebró el pasado 14 de marzo que recorrió la calle Alcalá de Madrid. Fue una protesta convocada por la asociación el Foro de la Familia para mostrar solidaridad con la mujer embarazada, apoyo a la familia, respeto al no nacido, y pedir al Tribunal Constitucional que resuelva sobre el recurso interpuesto en contra de la ley vigente por el y, en definitiva, derogue la ley del aborto.

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Jóvenes en Sevilla durante una manifestación provida. Foto: Vanessa Gómez

Benigno Blanco, presidente del Foro de la Familia, la valoró muy positivamente tanto por el número de manifestantes como por el impacto que tuvieron en la opinión pública. Para él es un hecho significativo que sirve para remover conciencias, que constituye el objetivo final de la asociación que preside. Los jóvenes fueron mayoría en la marcha, «el movimiento provida tiene garantizado el futuro», apunta Blanco. En cambio, las caras visibles de la política brillaron por su ausencia. Solo se pudo ver a Esperanza Aguirre, candidata a la alcaldía de la capital por el Partido Popular, y a algunos miembros de Vox.

Las redes sociales jugaron un papel muy importante en esta última cita provida. Consiguieron movilizar a miles de personas. Además, actúan como medio para la difusión de testimonios personales de multitud de mujeres que afrontan con valentía su maternidad o que han pasado por el drama del aborto. Según el director del Foro de la Familia, todo eso ayuda: cuanta más información hay, más provida es la gente.

Los manifestantes pidieron al Tribunal Constitucional que resuelva a favor del recurso contra la ley del aborto. «El sentido común dice que debiera prosperar la petición porque es su obligación dictar sentencia. No se entiende que en cinco años todavía no hayan dado un paso adelante. Este recurso está congelado en un cajón. Aunque sea por vergüenza».

Por su parte, el Partido Popular, mediante una proposición de ley, quiere modificar puntualmente la norma para obligar a las menores a contar con el consentimiento paterno para interrumpir el embarazo –cuando se interrumpe un embarazo no se puede volver a reanudar–. El PP intentará que el asunto se debata en el Pleno del 14 de abril, pero si no existiera hueco en dicha fecha, lo incorporaría al siguiente Pleno, previsto para la tercera semana de abril, situándose ya en plena precampaña electoral, según anunció el portavoz del partido, Rafael Hernando.

No se trata del cambio que ni desde los movimientos antiabortistas ni desde los parlamentarios populares provida solicitan, porque consideran que esta proposición de ley sigue respetando la ley de plazos –posibilidad de abortar durante las 14 primeras semanas de gestación sin justificación– aprobada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Además, una decena de diputados del PP se niega a votar esta reforma.

Voto responsable

Las agrupaciones provida no pidieron el voto a ningún partido durante la marcha, solicitaron a la sociedad que votara teniendo en cuenta los principios de protección a la vida. Al fin del acto, Beningo Blanco se subió al escenario para recordar que ellos no pueden dictar leyes pero sí manifestarse y votar.

Una cifra destacada es el número de abortos que hay en España al año, 100.000. Tantos niños como la población actual conjunta de Huesca y de Segovia. Para Benigno Blanco esto es una «bestialidad» y confía en que algún día la sociedad española se dé cuenta de que el aborto es una «barbaridad». «El día que logremos que la ciudadanía masivamente diga eso, los políticos tendrán que hacer caso. Confío más en la buena gente de la calle que en los políticos». Por eso considera que el cambio comienza en la sociedad. En el siglo XXI la revolución se hace de abajo a arriba. La educación durante la infancia y la juventud es crucial, porque es así como se forman mayorías sociales críticas. Se supone que el respeto a la persona debe empezar en las familias y en las escuelas. «Igual que enseñamos a los niños a respetar a los ancianos, a respetar las normas de circulación, a no pegar al compañero de pupitre, hay que enseñarles a respetar la vida de los no nacidos», apunta Blanco.

Benigno Blanco, presidente del Foro de la Familia. Foto: Isabel B Permuy

Lo que ocurre en el mundo occidental con respecto al aborto es, según el activista, que vive una crisis de identidad sobre lo humano. «Muchos de nuestros contemporáneos han perdido el sentido de confianza en que el bien y el mal existe, que son nociones objetivas y podemos conocerlas». «Esto es un problema de la sociedad y no de los jóvenes, si lo tienen los jóvenes es porque se lo consentimos los adultos». «La vida empieza en la concepción, no en el consenso», fue una frase que se pudo escuchar durante la marcha y que quiso desmontar la excusan que alegan los populares cuando hablan de una de sus promesas electorales no cumplidas, la referente a la modificación del aborto.

«Ignorancia científica»

En respuesta a las explicaciones acerca de cuándo un bebé es bebé, Blanco considera que eso no es más que ignorancia científica. Los individuos de la especie humana como cualquier mamífero empiezan a existir cuando se forma su patrimonio genético, cosa que sucede con la concepción. A partir de ese momento son uno de «nosotros». «Los seres humanos nos ponemos nombres distintos según la fase de desarrollo: embrión, cigoto, feto, recién nacido, adolescente, adulto, viejo… pero somos el mismo ser desde la concepción hasta la muerte. Ese es un dato de hecho. En cuanto al grito abortista «nosotras parimos, nosotras decidimos», Blanco responde que «todos tenemos derecho a decidir, pero la frontera de ese derecho son los demás».

A una mujer que quiere abortar le diría que «no cometa ese error, que aunque esté embarazada en unas circunstancias personales complicadas, una vez que se está en estado de gestación se es madre, que para cuidar a sus hijos siempre encontrará apoyo, como en la ONG Red Madre. Que no se equivoque, que la vida siempre merece la pena».

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