Poesía

VerSex: poesía explícita en busca del instinto animal

Una noche, hace dos años, un grupo de amigos se juntó para acudir a un recital poético. El desencuentro en una relación amorosa entre un hombre mayor y una joven llenaba la sala a medida que los versos emanaban de la voz de Manuel Vilas, el poeta. Una agonía que encontró su clímax en un único verso: «Es verdad que te quiero. Es verdad que nadie me ha follado como tú». En ese instante, de forma automática, un hombre se levantó y se marchó. Horas después, Fernando Marías y Raquel Lanseros –él moderador en el espectáculo y ella asistente al recital– reflexionaron en una cena, acompañados de otros poetas, sobre lo confuso que resultaba que alguien se sintiera ofendido por ser explícito en el arte. Ambos utilizaron su confusión para crear VerSex, un espectáculo que aúna poesía con sexo.

«Hablar de sexo no significa ser vulgar sin motivo» Foto: Madrilánea
«Hablar de sexo no significa ser vulgar sin motivo»

VerSex nace de la vida y como una reacción a la censura que la sociedad lleva incorporada. La idea inicial se desdibujó para reconvertirse en un recital interdisciplinar que incluía obras inéditas, teatro, escenografía y efectos dramáticos que, durante tres noches del pasado mes de enero, llenó un teatro de la capital. En esta poesía explícita todo cabe. VerSex refleja el sexo sin distinguir entre edades u orientación sexual. «Una noche había un hombre de 70 años sonriendo al lado de un chico de 20. La idea es que fuera algo intergeneracional porque nos atañe a todos. También hay sexo heterosexual, entre mujeres o entre hombres», cuenta Lanseros. Quienes se acercaron a escuchar pudieron descubrir qué es el sexo alegre, ese que se tiene cuando una relación comienza a dar sus primeros pasos. O el oscuro, ese que está marcado por lo perecedero que es el amor, por lo fría que es una ruptura.

Una indagación en el alma humana

Más allá de usar palabras que, de primeras, suenan fuera de lugar, la intención que esconde este encuentro de poetas y novelistas es la de indagar en el alma humana y en los sentimientos a través de la sexualidad. Eso sí, la herramienta es la poesía o, mejor dicho, la literatura. Y el canal, la voz del que habla, narra, cuenta. «La poesía se ha nutrido, tradicionalmente, de poesía secular en la que lo erótico tiene algo de espacio, pero lo explícito no», apunta. Lo mismo, en su opinión, ocurre con el sexo: «Durante toda la Historia ha estado marcado por la represión. Ahora somos más libres, pero existe una hipersexualización que lo ha convertido en algo banal». En definitiva, «en algo que consumir».

La cita acogió los versos deslenguados de Carlos Salem o la elegante sensualidad de Espido Freire. Junto con ellos, nombres como Luis Eduardo Aute, Elvira Sastre, Ana Merino, Escandar Algeet, José Miguel Pallarés o Manuel Vilas. Todos tenían un requisito: utilizar su espíritu creador sin barreras. «Los había más explícitos que otros, pero el punto común era que, sin ningún tipo de censura, fuera elegante. Hablar de sexo no significa ser vulgar sin motivo», concreta Lanseros. Para esta poeta, escribir poesía explícita exige lo mismo que cualquier otra temática: estar vivo porque «de sexo sabe todo el mundo», «contener verdad dentro» y «hacer sentir». En este sentido, Lanseros reconoce que «las nuevas generaciones tienen una concepción más abierta y cada vez hay más versos explícitos».

Una poesía que exige un «esfuerzo» a quien la escribe porque «es muy difícil medir el léxico para mostrar cada emoción», explica la poeta. También se lo exige a quien se sienta a escuchar porque afronta el reto de leerse a sí mismo y reconocerse en las palabras de otro en una experiencia que roza casi el voyeurismo. VerSex es, al fin y al cabo, un viaje al centro de la mente en busca del instinto animal que se esconde detrás de cada cuerpo; un viaje que previsiblemente vuelva a tomar el teatro a partir de la próxima primavera.

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