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Chamberí, el distrito más patriótico de Madrid

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El barrio de Chamberí, teñido de rojo y amarillo – Marco Naya

Cientos de vecinos de Chamberí decidieron adornar sus balcones y sus ventanas con banderas de España, convirtiendo al distrito en una de las zonas de Madrid con más presencia de Rojigualdas. Este fenómeno comenzó a apreciarse en las dos últimas semanas de septiembre espoleado por la crisis existente en el terreno nacional y, contra todo pronóstico, se mantuvo en aumento durante más de un mes.

Una de las razones más comunes por la que los ciudadanos optan cada año por sacar del fondo del armario estos estandartes del país peninsular es la cercanía del día de la Fiesta Nacional de España pero, en esta ocasión, este no ha sido el único motivo esgrimido por los vecinos. La causa principal se puede encontrar en los problemas a los que se enfrenta España ante el desafío independentista catalán y a la polémica levantada en torno a esto.

Para el presidente de la asociación de vecinos El Organillo de Chamberí, Julio López, la crisis de Cataluña es el impulsor de todo este movimiento. «Chamberí se caracteriza por tener una población de edad avanzada y la gente intenta manifestar la confianza hacia el Estado y el rechazo al proceso de independencia catalán al colgar la bandera», explica. Según el representante de la asociación de vecinos, la gente está «preocupada» porque «las noticias que informan de que el país está dividido no les gustan, ya que han sufrido algo parecido en el pasado».

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Fachada cargada de banderas de España – Marco Naya

«Hay una gran diferencia entre el número de banderas que se ven en Chamberí y las que encontramos en otros puntos de la capital», afirma López. Además, asegura no recordar ningún otro momento histórico comparable al actual, en el que tantos vecinos se volcasen en mostrar su orgullo por este símbolo nacional. Únicamente es capaz de nombrar como ejemplo de algo similar al momento en el que la Selección Española de Fútbol ganó el Mundial en el 2010. A pesar de esto, el dirigente del Organillo de Chamberí añade que nunca antes había visto que una problemática como la actual generase un fenómeno que se alargase tanto en el tiempo.

Crisis catalana

La crisis separatista catalana alcanzó en las últimas cuatro semanas su punto más álgido con violaciones constantes del orden constitucional por parte de la Generalitat. Entre otras cosas, los políticos dirigentes de esta comunidad del noreste peninsular organizaron un referéndum ilegal, prohibido expresamente por la Justicia, y declararon el surgimiento de la autodenominada «República catalana» hasta en dos ocasiones, realizando un delito de sedición.

Todo esto provocó que las reservas de Rojigualdas llegaran a agotarse en muchos de los pequeños comercios del distrito. «Toda la gente quería comprarlas (las banderas) y tuvimos que ampliar nuestro stock a finales de septiembre», explica una de las dependientas de un bazar chino de la calle Galileo. Desde este local aseguran que «últimamente ya no se venden tantas» pero que, aún así, la demanda sigue siendo notable.

Apoyo al Gobierno

«La bandera nos sirve para mandar un mensaje de apoyo al Gobierno y a los catalanes que siguen sintiéndose españoles», reconoce Julia, vecina de la calle Arapiles, quién asegura sentirse «muy preocupada» con la situación de Cataluña. «Nunca había tenido ninguna bandera y nunca me había planteado colgar alguna de mi balcón, pero en esta ocasión me siento orgullosa de haberlo hecho», sentencia.

Es precisamente en las cercanías de la vivienda de Julia, la calle Arapiles, dónde encontramos uno de los lugares con mayor volumen de estandartes por metro cuadrado. Las fachadas de edificios de la zona como las de la Plaza del Conde del Valle de Súchil combinan sus colores habituales con el rojo y el amarillo que destaca en sus diferentes niveles. Otros lugares en los que se aprecia una gran cantidad de Rojigualdas, se ubican en las cercanías de la calle Sagasta o, entre otras zonas, en las vías cercanas de la calle Zurbano. La situación se repite en barrios del norte del distrito, por lo que también se observan este tipo de fenómenos en vías de gran tránsito de automóviles y de peatones como la calle Cea Bermúdez.

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Rojigualdas en la calle Arapiles – Marco Naya

A pesar del auge de esta tendencia, también en Chamberí hay detractores de un fenómeno que ya se ha extendido a todos los rincones del distrito. Este es el caso de Julio, un asturiano residente en la capital que se niega a colgar la bandera en la fachada de su vivienda. «Me parece inútil unirse a esta ‘moda’ porque considero que hay muchas otras maneras de prestar ayuda o apoyo hacia una situación», explica después de posicionarse al asegurar que «hay otras cosas de mucha más transcendencia que se merecen más visibilidad que esto, que únicamente viene provocado por la presión de los medios de comunicación».

Por su parte, Antonio, vecino de la calle Fernando el Católico, predice que este fenómeno servirá para «cambiar los prejuicios que se tienen en torno a la bandera». Presumir de este estandarte nacional es considerado en ocasiones por algunos sectores de la población como algo «de fachas» y es precisamente este concepto el que pretenden cambiar ciudadanos como Antonio uniéndose a este fenómeno.

La actual bandera de España tiene su origen en la Constitución nacida de la llegada de la Democracia a España tras el fin del régimen de Franco. Esta fue adoptada en su totalidad el 5 de octubre de 1981 con una ley en la que se fijaba la estética del escudo nacional a pesar de que, en 1978, ya se había definido la mayor parte de las características de la misma en el artículo 4.1 de la Constitución. En este escrito se especifica que «la bandera de España está formada por tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja, siendo la amarilla del doble de anchura que cada una de las rojas».

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