Pozuelo de Alarcón

Convive: Ancianos y jóvenes comparten piso

Una anciana y una estudiante conviviendo en la misma casa. Foto: Solidarios para el Desarrollo
Una anciana y una estudiante conviviendo. Foto: Youtube-Solidarios Para El Desarrollo

 

El envejecimiento de la población española cada vez es más llamativo. 8 millones es la cifra de ciudadanos mayores de 65 años que hay en el país, de los que un 20% viven solos. La soledad en ancianos es una de las consecuencias más preocupantes que deja este problema. Sin embargo, muchos de ellos prefieren vivir sin compañía a tener que dejar su vivienda e irse a una residencia. Para combatir este inconveniente, el Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón en colaboración con Solidarios para el Desarrollo ha puesto en marcha Convive, una idea que permite vivir en una misma casa a personas mayores y a jóvenes, consiguiendo que se hagan compañía mutuamente.

Antes de incorporarse en Pozuelo de Alarcón, este programa ya estaba presente en otras partes de Madrid. La instauración en la capital surgió hace 23 años, cuando los responsables de Solidarios para el Desarrollo tomaron conocimiento de una idea similar que se estaba desarrollando en Granada. En sus inicios se pusieron como objetivo 20 convivencias y al observar el notable éxito que estaban teniendo fueron creciendo hasta llegar a las 1.500 que existen hoy en día.

Desarrollo del programa Convive

La simbiosis entre las necesidades que preocupan de las personas mayores y las de los estudiantes de fuera que quieren estudiar en Madrid pero no pueden permitirse alquilar un alojamiento, dio lugar a la implantación de esta iniciativa.

Convive se plantea como un proyecto solidario y que beneficia a ambas partes. Para poder beneficiarse de este programa hay que pasar un mínimo de tres horas diarias con la persona mayor, tener que llegar al domicilio a las 22:30 horas y la posibilidad de ausentarse de la vivienda un fin de semana al mes, además de los tres grandes festivos académicos –Semana Santa, vacaciones de verano y Navidad–.

Ambos perfiles pueden convivir el tiempo que ellos deseen, siempre y cuando el estudiante siga cursando su grado, pues en caso de finalizar su carrera y no contar con una matrícula universitaria tendrá que dejar el programa. Si alguno de ellos en cualquier momento decide poner fin a la convivencia debe avisar con 15 días de antelación. En el caso de que la otra persona desee continuar, se buscará una alternativa para que no se vuelva a quedar sola.

Hasta ahora para formar parte de Convive solamente se admitían a mayores de 65 años que vivían solos, pero en los últimos meses se ha abierto la posibilidad, también en Pozuelo de Alarcón, de que algunos matrimonios de ancianos que estén solos puedan convivir con un joven. Aunque en el caso de no haber suficientes estudiantes siempre tendrán prioridad aquellas personas mayores que se encuentren en estado de soledad.

Si alguna de las partes decide acabar con la convivencia debe avisar 15 días antes

Marcos Bocker, responsable de Convive, explica que en cuanto a la selección de las personas que pueden entrar a formar parte de éste se tienen en cuenta requisitos formales como el de estar empadronado en Pozuelo de Alarcón y el de tener más de 65 años. Además, valoran que tengan habilidades comunicativas y sociales para que pueda darse una adecuada convivencia. «En las entrevistas se valoran esas actitudes. También nos aseguramos de que la persona mayor que solicita formar parte de Convive cuente con un espacio apto para que el estudiante pueda hacer vida y estudiar en él», argumenta Bocker.

En el caso del estudiante, además de estar matriculado en alguna de las universidades que forman parte del programa (UCM, UAM, UC3, UPM, URJC, UAH, U. Comillas), también debe contar con las habilidades de comunicación pertinentes y transmitir seriedad y responsabilidad. «En los diferentes contactos que vamos teniendo con el estudiante vemos si cumple con las características que pedimos, es entonces cuando escogemos a aquellos que consideramos que tienen mejor perfil y, una vez seleccionados intentamos que tanto la personalidad de la persona mayor como la del estudiante encajen», añade.

Carmen Madorrán, participante del programa Convive. Foto: Belén Díaz Alonso
Carmen Madorrán, participante de Convive. Foto: Belén Díaz Alonso

Empezar a convivir con una persona a la que no has conocido con anterioridad puede llegar a generar desconfianza. Por eso, Marcos Bocker explica que Solidarios para el Desarrollo hace una valoración y determina si las personas están cualificadas física y mentalmente. Para ello, disponen de psicólogos que tienen en cuenta el funcionamiento general y se encargan de hacer un análisis de la salud mental. Cualquier indicio que puedan llegar a percibir les hace ponerse en alerta y hacer una estimación más en profundidad de esa gente que no cuenta con las condiciones psíquicas adecuadas.

Experiencias personales

Cada vez más gente se suma a esta iniciativa. Amalia Díaz Aguilar es una chica de Badajoz que estudia Publicidad y Relaciones Públicas. Actualmente comparte piso con una señora de 86 años y considera que para aquellos que están solos y que tienen a su familia lejos es importante que cuenten con alguien con quien hablar. «Lo primero es comprender que la persona con quien vivo tiene 86 años y yo 20, por lo tanto es importante entender que aunque veamos la vida de diferente forma podemos compaginarnos. Se trata de una convivencia entre generaciones que beneficia a ambas partes», argumenta.

Se trata de una convivencia entre generaciones que beneficia a ambas partes

Carmina, una mujer de 85 que perdió a su marido hace 29 años,  expone que no le gusta nada la soledad y que prefiere vivir con alguien. Por eso, se apuntó a Convive y a día de hoy está viviendo con Mar Sánchez, una joven que acude a la universidad por las mañanas y por las tardes estudia en un cuarto que Carmina le ha preparado. En el domicilio cada una se encarga de gestionar su espacio.

«A mi edad si no me duele una rodilla, me duele la cabeza, pero si tengo a alguien con quien charlar eso se olvida. Creo que te sientes menos enferma cuando tienes compañía», explica Carmina.

Mar Sánchez, por su lado, argumenta que para ella este programa está siendo una manera de relacionarse con otra persona. «Esto me hace olvidarme del móvil y permite que me dedique plenamente a la otra persona, además, me da la posibilidad de compartir experiencias con ella. Creo que es fundamental que en los tiempos en los que estamos donde las nuevas tecnologías nos están comiendo las relaciones personales humanas existan este tipo de proyectos», dice.

Haciendo referencia a los gastos que supone esta convivencia conjunta, el estudiante no realiza ningún aporte monetario en concepto de alquiler, pero debe abonar una cantidad en compensación por el consumo que genere en la vivienda -luz, gas, agua- desembolsando un máximo de 70 euros mensuales. Además, debe contar con ingresos suficientes para asumir las compras personales de la vida cotidiana.

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