Congreso de Periodismo Digital 2019

Encarna Samitier: «Más información no es necesariamente mejor información»

La periodista Encarna Samitier. Foto: 20 Minutos
La periodista oscense asumió la dirección de 20minutos en septiembre de 2017. Foto: 20minutos

A Encarna Samitier (Barbastro, Huesca, 1959) le gusta hablar de periodismo sin etiquetas. Convencida de que hoy en día ni los algoritmos ni los periodistas pueden por sí solos conseguir una gran cantidad de audiencia, Samitier apuesta por aunar los principios editoriales con el desarrollo digital. En el periódico que dirige, 20minutos, ya ha puesto en práctica ese «trabajo cooperativo». En la vigésima edición del Congreso de Periodismo Digital de Huesca, la periodista, que acumula una dilatada experiencia en cabeceras regionales de Aragón, moderará una mesa redonda sobre la contribución del periodismo en la divulgación de la despoblación.

– ¿Qué beneficios y perjuicios ha provocado el mundo digital a la profesión del periodista?

– Ha significado un avance tecnológico inmenso, que permite que tengamos acceso a la información las veinticuatro horas del día con una inmediatez total. La historia de la comunicación viene asociada a los avances tecnológicos, no hay que tener miedo, sino al contrario, pero es verdad que la irrupción del mundo digital supuso, en su momento, la introducción de la información por la que no se pagaba, lo que llevó a una obsesión por el clic rápido y fácil. Se debe tener cuidado y poner mucho esfuerzo en neutralizar los efectos más negativos, que incluyen también la confusión entre lo que son redes sociales y lo que es verdaderamente periodismo.

– ¿Qué papel deben desempeñar los medios de comunicación ante el problema de las fake news?

– Su papel es básico y fundamental, tienen que desbrozar la cantidad de información que funciona a través de Internet. A priori, ese caudal de información puede considerarse positivo, pero las redes también son vehículo de informaciones falsas, que no son noticia, y vienen sin contrastar. El papel del periodista en este momento es el que ha sido siempre: el de emitir y producir información veraz y contrastada, pero esa obligación hoy tiene muchísimo más sentido y es más necesaria que nunca porque las redes e Internet amplifican, facilitan y hacen que lo que no sea buena información fluya con más rapidez y llegue a millones de personas en un espacio ilimitado. Esto se podría resumir en que más información no es necesariamente mejor información. El papel del periodista es establecer claridad en medio del caos y distinguir lo que es falso de lo que no. Hay una frase que me gusta mucho en ese sentido, que se la atribuyen colegas ilustres como Iñaki Galindo: cuando hay una inundación lo primero que falta es agua corriente.

– Un estudio del Pew Research Center realizado en 2018 revela que solo el 31% de los españoles confía en los medios de comunicación. ¿En qué han podido fallar?

– Yo no me quedaría con un porcentaje en concreto porque a lo mejor hay otra encuesta que da un porcentaje de confianza mayor de los ciudadanos. En cualquier caso, sí que se ha visto que, en los últimos años, se ha producido una desafección de la opinión pública, que durante mucho tiempo ha confiado en los medios de comunicación y en los periodistas como unos intermediarios válidos para dar voz a los ciudadanos, como garantes del sistema democrático y de la defensa de una serie de valores. Ese papel ha quedado en entredicho. Yo creo que los periodistas hemos padecido la crisis de intermediación que están sufriendo, en general, muchas instituciones, también la democracia representativa, el papel de los políticos…

– ¿Qué pueden hacer para recuperar la credibilidad?

– Los medios tenemos que hacer autocrítica porque nos dejamos llevar mucho por las agendas institucionales. Las instituciones, los partidos políticos y los gobiernos nos han marcado la agenda en exceso. La crisis económica general se unió a la crisis particular de los periodistas y de los medios, ya que nuestro modelo tradicional de negocio se vio en crisis porque cayó la publicidad y, encima, la gratuidad entró en los medios impresos y web, con lo cual éramos víctimas de esa tormenta perfecta. Hemos trabajado en condiciones de más dificultad, de más precariedad y, a lo mejor, en algunos casos, más dependientes de esa agenda de las instituciones y de la agenda política. Aún así, en medio de toda esa crisis de desafección, de problemas, de crisis de modelo, creo firmemente que, en lo fundamental, los medios han continuado cumpliendo un papel insustituible de denuncia de situaciones como la corrupción. Yo creo que hay que ser, por supuesto, muy autocrítico, pero no hay que ser masoquista. Rompo una lanza por los profesionales y las empresas que, en estos años de muchísima dificultad, han seguido creyendo en la función social del periodismo.

Los medios tenemos que hacer autocrítica porque nos dejamos llevar mucho de las agendas institucionales

– ¿Por qué a las empresas informativas les cuesta tanto encontrar un modelo de negocio claro?

– Cuando un modelo de negocio, tal como ha existido durante mucho tiempo, tiene que ser sustituido por otro, es muy complicado. De hecho, la dificultad para encontrar ese modelo de negocio es mundial, no afecta solamente a un país. En el momento en el que se impone ese modelo gratuito se generan unos hábitos que luego son muy difíciles de revertir. Aunque nosotros estemos muy convencidos de que hacer periodismo cuesta dinero en el medio en el que sea, a las personas que se han acostumbrado a tener información sin pagar, es muy complicado convencerlas de lo contrario. Las empresas periodísticas seguramente también hayan tenido una dificultad en buscar soluciones comunes. Eso hubiera ayudado porque somos competencia, pero sería deseable que para los grandes asuntos de las empresas y, por lo tanto, de la profesión y, por ende, de la sociedad, supiéramos unirnos para buscar soluciones. De hecho, ahora no se para de discurrir en torno a ello, pero no es fácil dar con la tecla.

– 20minutos.es fue el primer diario online en España en permitir que los usuarios comentasen los contenidos. ¿Hasta qué punto es importante la participación de los lectores?

– Es esencial, lo que pasa es que tiene dos caras. Por un lado, la participación de los lectores es algo que ha existido siempre en la radio, en la televisión y, en los periódicos, la sección de cartas al director es fundamental. Yo creo que Internet amplifica fenómenos que han existido siempre en el periodismo, lo bueno y lo malo. Toda la vida ha habido intoxicaciones, lo único que la red las facilita y las difunde.

Los comentarios en web son importantísimos, pero a la vez –y ahora no hablo de 20minutos– enlazan con la parte de anonimato que es uno de los grandes problemas que propicia la red. En el periodismo convencional o clásico, tanto el periodista como los lectores, oyentes o telespectadores que se dirigían a los medios para participar estaban identificados. Eso ponía mucho freno a la mentira y al abuso porque primero tenías ya ese filtro y, segundo, te podían pillar. Yo he llevado opinión en El Heraldo de Aragón durante muchos años y había gente que utilizaba un DNI falso, pero cuando veíamos que lo que decían podía ser calumnioso o injurioso, llamábamos por teléfono a ese número para comprobar, mirábamos en la guía telefónica si existía ese apellido o esa dirección y, muchas veces, conseguimos frustrar cartas calumniosas o injuriosas. Ahora, llevados de la euforia de esta participación sin límite, la red y las webs dan demasiada cancha al anonimato, que a su vez da oportunidad a que la gente, lo que llamamos los trolls, abuse de ese poder. Por eso creo que también es muy importante la reflexión que hemos hecho a posteriori sobre la necesidad de que cada cabecera sepa quién está hablando, que haya un control para que no se produzca salvajismo, insultos, linchamientos… Eso es algo en lo que tenemos que involucrarnos muy directa y convencidamente.

– La edición digital de 20minutos superó en enero los 16 millones de usuarios únicos, situándose como el quinto periódico online más leído de nuestro país. ¿Cuáles diría que son las claves que han permitido conseguirlo?

– Ha habido un trabajo muy cooperativo entre todas las áreas del periódico. Los equipos periodísticos han integrado, cada vez con más naturalidad, los profesionales de producto digital, de audiencias, de posicionamiento SEO en los equipos que veníamos de lo puramente editorial. En el caso de 20minutos hay muy buena cohesión entre esas áreas. El desarrollo digital, tecnológico, de búsqueda de audiencias se ha integrado con los principios editoriales tanto de 20minutos como de Henneo: hay que hacer periodismo veraz y riguroso que tenga una función social. En el caso de 20minutos, añadimos de un modo muy importante el entretenimiento y el área social. Ese objetivo periodístico, aunado con una parte digital muy potente, seguramente es lo que explica el éxito. Ahora el algoritmo o los periodistas por sí solos no pueden lograr esa cantidad de audiencia, la tiene que dar esa combinación de periodismo con tecnología que, al final, es la vocación de informar aliada con el desarrollo tecnológico llegando a la mayor cantidad de personas posible con información rigurosa.

– En un mundo altamente globalizado e interconectado, ¿se hace más necesaria que nunca la información local?

– Yo empecé en local, creo que es la base del periodismo realmente. El periodismo empieza por esa necesidad de contar lo que está pasando en nuestra comunidad, pero luego trasciende y es una mirada al mundo. Yo considero que el periodismo local nunca va a morir, al revés. Es y será fundamental. 20minutos somos el segundo periódico más leído en lengua castellana en el mundo, es decir, somos muy leídos en México, en Colombia, en Chile, pero siempre tenemos una parte muy importante de información local.

– En esta edición del Congreso de Periodismo Digital moderará una mesa redonda sobre la contribución actual del periodismo en la divulgación de la despoblación

– El periodismo local tiene un papel fundamental a la hora de cohesionar la sociedad. El Congreso es en Huesca, que es una de las provincias más despobladas de España. Hay un semanario en Barbastro más que centenario, Cruzado Aragonés, y también están Heraldo de Aragón, Diario de Teruel, Diario del AltoAragón… son periódicos elementales para el mantenimiento del medio rural porque dedican una parte importantísima de su paginación y de sus esfuerzos a contar los problemas del mundo rural, que es el que se despuebla y se desangra.

– ¿De qué manera lo hacen?

– Reclamando mejores comunicaciones, que no se cierren las escuelas… eso es constante en todos los periódicos que he citado. Y no solo contando problemas, que es fundamental, sino también experiencias de futuro, de éxito, dando voz. Por ejemplo, ahora en Heraldo de Aragón hay una serie muy bonita e interesante, Aragón pueblo a pueblo, en la que la gente cuenta cómo están viviendo, qué problemas tienen, pero también qué emprendedores están haciendo qué cosas, qué atractivos turísticos tienen… contando las reclamaciones, denunciando el problema de la despoblación, pero también contando la parte positiva. Eso es en la prensa regional local, en la que creo, de verdad, que se hace muy bien. En la prensa generalista se está dando cada vez más atención a este problema. Antes no se hablaba de ello, había como un fatalismo, una resignación, pero lo que Sergio del Molino llama «la España vacía» ha entrado en la preocupación de los políticos. Ahora tenemos que ver si es teórica o tiene un reflejo en la práctica con medidas completas.

– El Congreso de Periodismo Digital de Huesca celebra su vigésima edición. ¿Qué aporta este foro anual?

– Primero, aportó la frescura y el acierto de estar en lo digital desde el momento en que empiezan a tomar tanta fuerza las versiones online. Eso era estar observando un fenómeno nuevo y ha permitido reflexionar sobre las ventajas, los inconvenientes y las oportunidades que iban ligadas, por un lado, al periodismo digital y, por otro, al periodismo en sí porque al final el periodismo es periodismo sin etiquetas. Es un foro de mucha altura profesional, pero también ha servido de estímulo e ilusión en los momentos de dificultad de la profesión.

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