Lavapiés

La Casquería, libros de segunda mano al peso en el corazón de Lavapiés

Situada en uno de los puestos del Mercado de abastos de San Fernando, esta pintoresca librería aplica una novedosa fórmula en la que el ejemplar se pesa como si fueran trozos de carne y su precio lo marcan sus gramos: «Ponme 3 kg de García Márquez, por favor»

Escaparate de La Casquería | P.R.R.

A todos nos encantan los libros nuevos e intactos. Libros con páginas blancas, lisas y con ese característico olor fruto de la mezcla del papel, la tinta y el pegamento. Pero nada comparable al encanto que tienen los libros con unos cuantos años. Y en La Casquería lo saben. Nada más poner un pie en esta antigua casquería reconvertida en tienda de libros de segunda mano, uno se ve envuelto por ese halo melancólico a la par que nostálgico tan característico de los libros usados. Innovadora, reivindicativa y, sobre todo, muy de barrio. Comienza su andadura en un puesto del Mercado de San Fernando allá por el año 2012 de la mano de un colectivo de diez vecinos de Lavapiés `de toda la vida´. ¿Sus propósitos? Democratizar el acceso a la literatura y trabajar de manera comprometida con el entorno.

Las protagonistas del negocio, como no podía ser de otro modo, dos imperantes básculas de estética vintage que chocan con el tradicional concepto de librería. Como si de una pollería o carnicería se tratase, Mario – una de las cuatro caras visibles del negocio – pesa los libros en el mostrador para, a continuación, averiguar su precio. “Son 315 gramos, así que, tres euros”, le indica a un cliente que acaba de adquirir `Noticia de un secuestro´ de Gabriel García Márquez. Y es que en La Casquería los libros se pesan como si fueran trozos de carne y su precio lo marcan sus gramos: 10€/kg. Cada 100 gramos un euro, siendo este el precio mínimo por obra y ocho el máximo.

En La Casquería, todos los libros se pesan como si de fueran trozos de carne y su precio lo marcan sus gramos: 10€/kg

Entre sus estanterías pueden hallarse ejemplares de todos los tamaños, colores y géneros: “Lo que más tenemos es libro viejo o cosas descatalogadas y difíciles de encontrar. Esto último es venir y tener suerte”. Cabe destacar su original iniciativa `recomienda un libro´ en la que son los propios donantes de libros los encargados de aconsejar su lectura a los futuros dueños. Respecto al perfil de cliente que reciben, confiesan ser muy diverso: turistas extranjeros y nacionales; vecinos del barrio y no vecinos. Hay gente que “sabe que encuentra libros y viene expresamente a buscarlos”, comenta Mario. Lo cierto es que todos los libros tienen algo en común: son donaciones particulares. Una especie de trueque gracias al cual la librería ha logrado sobrevivir a lo largo de esta última década: “A mucha gente le parece que nuestro proyecto merece la pena: “Donan libros y compran otros a cambio. Esto es bonito porque entienden nuestro trabajo”.

Democratizar el acceso a la cultura

Esta novedosa fórmula de vender libros usados al peso es utilizada a modo de aproximación a lo que cuesta producir, transportar o almacenar un libro: en vez del precio el valor se lo otorga el contenido y el hecho de que alguien desee leerlo. De alguna manera, esto contribuye “democratizar el acceso al libro”. Bien es sabido que en las grandes cadenas de librerías el precio viene establecido en función de los criterios del propio mercado. Un concepto que no interesa en absoluto a los dueños de este establecimiento, pues lo que realmente les interesa es el valor de uso que le da el lector: “Para nosotros, es igual de importante un Premio Nobel que un autor de novela romántica. Es decir, para alguien puede ser mucho más interesante Ken Follett que José Luis Borges. Nosotros luchamos contra eso, contra el establecimiento de gustos elitistas”.

La obsolescencia de los mercados de abastos tradicionales y su reconversión estratégica en espacios dedicados en exclusiva al ocio y la gastronomía, la crisis de la economía y del modelo de consumo van de la mano de la emergencia de prácticas de economía social, cooperativismo, apoyo mutuo y consumo responsable. Los libros, al igual que el resto de productos culturales y tecnológicos, se caracterizan por su rápido consumo y su obsolescencia programada. La Casquería trata de combatir esta práctica al basar su negocio en los principios de la economía social y solidaria con el objetivo de poner a circular la riqueza cultural del mundo y “recuperar el valor de las cosas que el capitalismo descarta: aprender a dar valor a lo desvalorizado”.

Compromiso con el barrio

La Casquería abre sus puertas coincidiendo con un momento en el que los mercados de abastos en Madrid, los de `toda la vida´, se encuentran en pleno proceso de decadencia. La pretensión del colectivo fundado no era otra que intentar desembarcar en “esos espacios que siempre han tenido tanto vínculo con el barrio para darles una nueva vida”. Además, como la idea inicial era la de confeccionar un modelo de libros al peso “parecía que tenía todo el sentido hacerlo en un espacio donde casi siempre se han vendido cosas al peso: una pollería y una casquería”, comenta Mario desde el mostrador. En pocas palabras, “el proyecto se fue desarrollando de una manera que donde tenía sentido era quizá en un mercado de abastos”.

Si algo caracteriza realmente a este proyecto es su trasfondo social y político: un compromiso con el entorno y, sobre todo, una mirada muy crítica hacia el proceso que lleva años viviendo el barrio de Lavapiés. “Para nosotros solo tenía sentido montar esto en Lavapiés. Si nos vamos a otro barrio dejaría de tenerlo o tendría otro muy distinto. Los que hemos vivido siempre hemos estado siempre ligados al entorno político del barrio, a los movimientos sociales, al movimiento de ocupación, la lucha por la vivienda… Somos personas que llevamos muchos años habitando el barrio e intentando que el barrio sea un sitio vivible. Y La Casquería forma parte de eso. La gente del barrio sabe que estamos aquí, que somos un referente”.

Pese a que su única pretensión era la de reactivar y apostar por el comercio de barrio, han contribuido de manera inconsciente a una de las lacras sociales actuales: la gentrificación. Tal y como ellos mismos reconocen, es un proceso no solo contra el que llevan luchando muchos años, sino que ha expulsado incluso a gente de su propio proyecto, que se han visto expulsados del barrio: “Parece muy bonito meterse aquí en el mercado, pero tiene su complejidad”, sentencia Mario.

 

Un comentario en «La Casquería, libros de segunda mano al peso en el corazón de Lavapiés»

  • hola buenas.
    Por favor, quiero saber si tenéis algo de DOMINGO VILLAR.
    gracias.

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