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BiciMad pierde usuarios mientras aumenta su presupuesto

En 2023 se destinarán casi 50 millones de euros para renovar el servicio de bicicleta pública que extravía 9500 abonados por año

La ciudad del futuro pedalea y Madrid no tiene intenciones de quedarse en el pasado, por eso ha apostado por BiciMad, un servicio de bicicleta pública. Este tipo de vehículo, además de ser saludable para el conductor, es beneficioso para la ciudad; reduce la contaminación y el tráfico. Y, aunque es más limpio que los vehículos de tracción mecánica, porque su impacto medioambiental es mínimo, no parece económicamente sostenible para las arcas públicas.

Tomando en cuenta la inscripción de usuarios anuales, el mejor año para BiciMad quedó en la década pasada. En 2015, con apenas un año en funcionamiento, la novedad había logrado despertar la curiosidad de más de 30 mil ciclistas, según cifras del Ayuntamiento de Madrid, pero en los siguientes meses el crecimiento de abonados se redujo hasta que comenzó a perder suscriptores.

Para 2019, la temporada en la que más tiempo estuvieron rodando las bicicletas, el sistema ya tenía más bajas que altas. En 2020, el año del confinamiento, hubo un repunte excepcional. En ese entonces la movilización en coche estaba restringida. Pero en 2021 y 2022 la cantidad de usuarios siguió desinflándose; se perdieron 19 mil.

Según los datos de la Asociación de Marcas y Bicicletas de España, la venta de bicicletas aumenta año tras año, cifras de las que se puede inferir que hay cada vez mayor interés por el pedaleo. Madrilánea contactó con el Área de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento para saber a qué se debe la merma de inscritos y también para conocer por qué las bicicletas pasan más tiempo en el taller que disponibles en una base, pero hasta la fecha no ha habido respuesta.

BiciMad tuvo un hermano mayor, llamado MyBici, que pinchó sus ruedas antes de poder rodar. En 2009, pretendiendo replicar en Madrid el éxito de Bicing en Barcelona, salió a licitación el sistema de bicicleta pública de la ciudad. El Ayuntamiento planeaba gastar cinco millones de euros al año en el sistema que modernizaría la movilidad urbana, pero, por razones presupuestarias, el proyecto terminó siendo descartado.

Cinco años más tarde, a raíz de otro intento, nació BiciMad. Bonopark fue la empresa encargada de su gestión, pero no duró demasiado al manillar. En 2015, la compañía presentaba números rojos; el servicio producía 300.000 euros de insolvencia mensuales. La principal razón alegada era el vandalismo. Los ingresos no alcanzaban para cubrir el gasto de reparaciones y mantenimiento. El Ayuntamiento, entonces dirigido por Manuela Carmena, salió al rescate y compró el servicio para mantenerlo a flote. Así Madrid había salvado a Bonopark de la quiebra, pero no había resuelto las deficiencias de BiciMad.

Para muchos sería ideal que Madrid se convierta en un paraíso ciclista como Ámsterdam o Copenhague, y la alcaldía da algunos pasos para acercarse a esa meta. En 2023, se invertirán casi 50 millones de euros en renovar el sistema —30 millones provienen de los Fondos Next Generation UE—. Se planea su ampliación a los 21 distritos, el aumento de la flota y el refinamiento de los métodos antivadálicos con la intención de ofrecer a los madrileños un mejor servicio. Es un esfuerzo económico para hacer que BiciMad siga rodando. ¿Pero a qué costo? Hasta el 31 de julio, el servicio, que estrena nuevas bicicletas, será gratuito, una decisión que pretende promover su uso. En las próximas semanas se verá si la medida vuelve a animar a los ciudadanos a utilizar BiciMad o si la Administración tendrá que replantearse la estrategia.

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