Una vida perra en el barrio de Salamanca
El concepto asociado al perro, por el que se concibe como un animal de compañía sin vida social, ha quedado anticuado. Ahora los dueños de los canes pasan el día fuera de casa con su mascota. Por ello, en el barrio de Salamanca varios establecimientos se han sumado a la iniciativa dog-friendly: restaurantes, peluquerías, tiendas, terrazas y galerías comerciales aceptan perros en su interior. Atrás quedan los tiempos en los que las mascotas estaban mal vistas y no sabían comportarse.
En la esquina de la calle Goya con Serrano se encuentra uno de los centros comerciales más emblemáticos del barrio: el Jardín de Serrano. Después de abrir sus puertas en 1991, la galería comercial no ha dejado de evolucionar y de adaptarse a las necesidades de sus clientes. Desde el año pasado, el Jardín de Serrano se ha sumado a la iniciativa dog-friendly y ha abierto en su interior Luxury Pets, una tienda de lujo que ofrece a los amantes de los perros toda clase de complementos y servicios para sus mascotas.
«La primera fiesta que organizamos fue el año pasado para celebrar San Valentín», comenta Sara García, la responsable de comunicación del Jardín de Serrano. «No es necesario que tengas una pareja humana para celebrar San Valentín, también puedes celebrarlo con tu mascota», apostilla García para asegurar que «los más asiduos» agradecieron que un espacio como «este piense en la mascota y que te anime a venir con ella». Carlota es de las habituales en el Jardín de Serrano porque no se separa de su perro. «Si me tengo que ir cuatro o cinco horas fuera de casa, si no voy con mi perro, no voy». Acude tanto a la galería comercial porque sabe que puede estar con su perro que es «como un hijo» para ella.
«Perros buenos, bienvenidos»
En la calle Villanueva, a cinco minutos andando del Jardín, se encuentra la peluquería Daniel Romero con una pegatina en su puerta. «Perros buenos, bienvenidos», anuncia el establecimiento que permite canes en su interior. Rocío Cuéllar, una de las encargadas, aclara que a la gente «le extraña» pero que España tiene que evolucionar en este sentido: «En Europa es muy habitual». Cuéllar asevera que las clientas
que acuden a la peluquería tienen «muy educado» a su perro. «Si los padres de los niños tuvieran esta conciencia con sus hijos, a todos nos iría mucho mejor», afirma con seguridad y conocimiento de causa. Después de un tiempo sumada a esta iniciativa, observa que a las mascotas de sus clientas les coge cariño porque «pasan muchas horas en la peluquería» donde ella siempre les da agua y chucherías. «Este año se han muerto tres perros de clientes y ha sido horrible».
Pero el adhesivo de la puerta de Daniel Romero no es un invento de la peluquería. Detrás de esa jocosa pegatina está Micaela de la Maza que hace dos años decidió crear SrPerro. Una página web en la que los dueños de los perros pueden informarse de los establecimientos a los que poder acudir con su mascota. «Cuando buscaba información en internet sobre lugares a los que poder acudir con mi perro, no encontraba nada». SrPerro contiene una guía para el amo principiante con toda la normativa sobre mascotas según la ciudad. «Cuando entro en un establecimiento pido que me confirmen que admiten perros y, si es así, les doy una pegatina y les incluyo en la web», comenta Micaela que considera que es un buen servicio para «facilitarles la vida a los dueños de los perros y ahorrarles un mal trago cuando acuden a alguna terraza donde no los admiten». Según la ordenanza municipal son los dueños de los establecimientos los que deciden si admiten canes en su establecimiento, de ser así, deben indicarlo en la puerta.
«Cada vez que veo un perro entrar por esta galería me lo como a besos»
Topacio es la propietaria de La Fresh Gallery, una galería de arte situada en Conde de Aranda 5. «Yo en mi vida siempre he sido dog-friendly», relata la divertida galerista para asegurar que un sitio donde no entran sus perros, «no forma parte» de su vida. La galería acaba de cumplir cinco años. Topacio recuerda que cuando estaba en obras ya traía a una de sus perras. «¿Te acuerdas de Galita cuando era un bebé?», le pregunta a un artista que expone actualmente en La Fresh Gallery. Galita creció y tuvo otra perrita: «Ahora me cuesta traerlas porque son dos y no todos los taxis me permiten venir con las dos».
«Cada vez que veo un perro entrar por esta galería me lo como a besos». Topacio tiene claro que si hay clientes a los que no les gustan los canes se pueden ir de su galería. «Una vez entró una señora con un abrigo de piel de conejo, mis perras son galgas, olieron el conejo y se lanzaron hacia el abrigo de la señora». Afortunadamente, sus perras son «educadas» y todo quedó en una anécdota.
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