Chamberí se queda sin canastas
Hace seis meses que el COI rechazó la candidatura olímpica de Madrid, pero en septiembre tendrá la posibilidad de redimirse con el Mundial de baloncesto. Entonces la capital acogerá a las grandes estrellas de la NBA compitiendo por la corona internacional. Ahora, en marzo, los 145.000 habitantes del distrito de Chamberí se han quedado sin la última pista de baloncesto que les quedaba. El plan es que se convierta en una pista de pádel, como las dos que la rodean dentro de las instalaciones deportivas del Canal de Isabel II.
La pista iba a ser demolida el 10 de marzo, pero la acción ciudadana lo ha impedido. Varios componentes de Salvemos Canal, una plataforma creada para evitar la desaparición de la cancha, decidieron pasar la noche del día 9 allí, para que las máquinas no pudiesen entrar a destruir la pista. «A la mañana siguiente nos despertó Carmen Morón, directora de las instalaciones del Canal de Isabel II, para decirnos que las obras no iban a empezar», relata Celia Fenollar, una de las integrantes de la plataforma.
«Nos dijo que la pista estaría abierta toda la semana y que, de hecho, había una reserva para ese mismo día a las cuatro de la tarde», explica. «Nos hizo gracia porque a nosotros no nos habían dejado reservar la pista». Dicen que Morón les explicó que había problemas de licencias y presupuesto y que por eso no empezarían las obras. Se fueron y al día siguiente, el martes 11, se encontraron la pista cerrada con un candado.
Las instalaciones deportivas del Canal de Isabel II, situadas en la Avenida de la Islas Filipinas, están gestionadas por el Instituto Madrileño para el Deporte (IMDER), una entidad pública. La cancha se empezó a desmantelar el verano pasado. Algunos equipos la alquilaban anualmente para entrenar y jugar partidos, como el Club Baloncesto Chamberí. «Cuando terminó la temporada pasada nos dijeron que no nos podían reservar la pista como otras veces, para todo el año, porque seguramente se tiraría», recuerda David Avilés, presidente del club. La empezaron a alquilar mes a mes, hasta que en febrero les comunicaron que en marzo demolerían la pista.
Para el CB Chamberí, el cierre de esta cancha es una amenaza de muerte. Este año han llegado a un acuerdo para jugar en el pabellón de las mismas instalaciones del Canal; está a solo diez metros pero es mucho más cara (diez euros la hora frente a 104). Pero eso solo les vale por ahora. «Si el año que viene no encontramos nada, el club desaparecerá».
Para los aficionados más o menos casuales, la clausura de la pista también es dañina. No hay ninguna otra ni en el distrito ni cerca de él. Las canchas más próximas al aire libre se encuentran en Ciudad Universitaria y en el Parque Deportivo Puerta del Hierro. Las primeras no están en muy buenas condiciones; las segundas, sí, pero es difícil acceder a ellas si no es en coche.
Múltiple oferta de pistas de pádel
«Si es la única pista que hay, estoy en contra de que la cierren», dice un jugador de pádel en la pista de al lado a la cancha de la discordia. Las dos pistas de pádel del Canal de Isabel II fueron construidas el pasado verano. La nueva se uniría a la amplia oferta de canchas que tiene la zona: enfrente hay más, junto a un minicampo de golf, y el proyecto del polideportivo de Vallehermoso incluye más instalaciones para jugar al pádel. La creencia popular es que las pistas de pádel son más demandadas y, sobre todo, dan más dinero.
Desde Salvemos Canal comunican que en la Comunidad dan dos razones para el cierre de la pista: que su ocupación era baja (la cifran en un 18 por ciento) y que sus medidas no son reglamentarias. La plataforma desmiente ambas. «La baja ocupación es relativa», replica Fenollar. El alquiler por la pista era de diez euros la hora (14 si había que iluminarla), pero era práctica habitual que los operarios dejasen las puertas abiertas y quien quisiera pudiese jugar a baloncesto hasta que alguien reclamase una reserva. «Muchas veces la gente utiliza la pista y no queda constancia de ello. De lunes a viernes por la tarde siempre hay gente que juega un ratillo, y los fines de semana está ocupada por los cadetes y el sub21 del CB Chamberí». La Federación de Baloncesto de Madrid permitía que se jugasen competiciones en la pista, lo que invalida, según los usuarios, el argumento de las medidas no reglamentarias.
Tras la noche en vela y el cierre, no está claro qué va a pasar en los próximos días. «Hay mucho desconcierto», manifiesta Enrique García, entrenador del Club Deportivo CREF, que juega en el pabellón del Canal de Isabel II. «Yo soy de aquí de toda la vida, he jugado aquí siempre y da mucha pena esto». Desde que se aplazaron las obras el día 10, los responsables públicos callan (este medio ha intentado contactar con ellos sin éxito) y dejan abiertos los rumores. Celia Fenollar explica que están intentando contactar «con quien hace la obra y que la gente conozca la situación». Si las máquinas aparecen, Salvemos Canal asegura que repetirá la acción del 9 de marzo.
«Lo último que vamos a hacer es darlo por perdido», sentencia David Avilés. «La cosa está complicada y no sabemos qué hacer, pero vamos a intentar por todos los medios que no la tiren». De momento, la última cancha de baloncesto de Chamberí espera su destino con un candado en la puerta, como un fantasma que recuerda que Madrid no es una ciudad olímpica.[twitter_follow username=»David_Vilares» language=»es»]