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La poesía de Ángel González se deja sentir diez años después

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El poeta, Ángel González, en una entrevista – ABC

AUTORES: Marco Naya y Ricardo Otermin

Un murmullo constante se apagaba bajo la tenue luz de la sala Galileo Galilei a la par que salía la primera persona al escenario. El repentino silencio de un habitáculo que suele albergar todo tipo de espectáculos únicamente era roto por el tintineo de las copas que limpiaban en la barra y por los interminables recorridos de los camareros serpenteando entre mesas. Eran las 21 horas del jueves 11 de enero y comenzaba en ese momento el homenaje al poeta de la Generación del 50, Ángel González (1925-2008), en el décimo aniversario de su muerte.

Las pulsaciones de la poesía de González fueron revividas por amigos y compañeros en la sala del céntrico barrio madrileño de Chamberí. Centenares de personas abarrotaron el establecimiento para escuchar a los artistas recitar fragmentos de poemas a lo largo de una velada de ensueño. El lleno fue total, mucha gente se quedó a las puertas y no pudo entrar a un acto conmemorativo dirigido por la editora Ángeles Aguilera, quien se encargó de presentar a los participantes.

No importó que el día oficial en el que se cumplía la década del fallecimiento del poeta asturiano fuese la próxima jornada para que más de una decena de artistas se concentrasen con el objetivo de honrar su memoria. El recital de poemas fue intercalando actuaciones musicales que fusionaron las palabras de González con las melodías creadas por artistas de la talla de Marwan, Miguel Ríos, Rozalén o, entre otros, Pedro Guerra. Junto a estos, poetas cercanos al homenajeado entonaron los versos del autor asturiano. El poeta Joan Margarit, el político Ángel Gabilondo, la literata Almudena Grandes o el escritor Luis García Montero son algunos de los protagonistas que iluminaron la noche de la capital.

Miguel Ríos durante el homenaje en la Sala Galileo Galilei - EFE
Miguel Ríos durante el homenaje en la Sala Galileo Galilei – EFE

«Ángel González era el maestro de la ironía fina, de la conciencia afilada, y resumió la Postguerra en un solo verso: quien no pudo morir continúa andando. Fue el protagonista del amor triste». Con estas palabras el poeta Benjamín Prado describió al ovetense justo después de que sus compañeros de profesión Javier Rioyo y Chus Visor se emocionasen sobre el escenario. Juntos regalaron a los asistentes anécdotas relacionadas con González: «Llevamos las cenizas de Ángel a Oviedo, paramos en un bar a beber whisky en su honor. Se cayó una copa en las cenizas. Era como si Ángel hubiese bebido con nosotros». Los poetas también rememoraron la influencia del asturiano en las calles madrileñas y aseguraron que «se sabía cuando llegaba al bar porque los camareros reían, le conocían en todos los bares de Madrid».

A mediados de la ceremonia, el cantautor Marwan combinó una de sus piezas musicales con el recital de uno de los poemas de González ganándose la mayor ovación de los asistentes en un vaivén de versos y ritmos en el que algunos participantes llegaron a emocionarse. En este grupo se incluye el hispanista Allen Joseph, quien asegura que, para él, «es un honor formar parte de este homenaje» ya que el poeta asturiano y él fueron «amigos hasta el fin».

Un homenaje con controversias

A pesar de esto, no todos están contentos con la realización de este homenaje. Su viuda, Susana Rivera, concedió una entrevista para el diario «El Comercio» en la que criticó duramente a los participantes. «Es un insulto que en España lo vinculen constantemente con las personas que lo traicionaron a él y me difamaron a mí», destacó la eterna acompañante del escritor. «Es humillante que en Madrid esas personas le rindan un falso homenaje para lucirse ellos», puntualizó Susana Rivera antes de arremeter directamente contra el cantante Joaquín Sabina, el cual no asistió al acto conmemorativo  ya que se encontraba «indispuesto».

Sin embargo, la iniciativa de llevar a cabo este homenaje surgió de la mano de sus amigos: Pedro Guerra y Luis García. Así lo afirma Ángel Viejo, propietario de la Sala Galileo Galilei y encargado de la contratación de artistas y de la programación de eventos: «Recibí una llamada de uno de los asistentes de García Montero y, desde entonces, fueron muchos los amigos del poeta que se sumaron para colaborar en la celebración del acto».

Por otro lado, Viejo situó el éxito del evento en la figura del fallecido Ángel González y en la popularización que está viviendo hoy en día la poesía. «Ángel era una persona entrañable, esto fue lo que hizo que todos acudiesen para recordarle, sin que existiese ningún ánimo de lucro por parte de los artistas», explica el propietario de la sala. Además, el empresario considera que cada vez hay más gente joven que lee poesía y resalta la importancia de cantautores como Marwan.

«Magia, comida y poesía»

«La poesía de González me ha acompañado durante toda la vida por lo que es una suerte que se sigan haciendo homenajes para recordarlo», relata Pilar Cuadrado, de 26 años, instantes después del final de un relato. La joven lamenta la ausencia de Sabina cuando estaba programada su presencia, pero asegura que pudo disfrutar de una cena «mágica» en la que se fusionaron las dos cosas que más le gustan: la poesía y la comida.

La lista de artistas que no se olvidan del ovetense diez años después de su fallecimiento abarca muchos más nombres que los incluidos dentro del homenaje. La poetisa y autora de Amor revólver, Loreto Sesma, también recordó en un escrito realizado para el diario ABC a González y lo calificó como un «maestro» que permite a la gente «tocar el cielo».

El ovetense homenajeado, Ángel González, fue un poeta español perteneciente a la Generación del 50 que publicó su primer libro de poemas en 1956. El artista, que formó parte de la Real Academia Española, logró el premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1985 y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1996. A lo largo de su trayectoria durante toda la segunda mitad del siglo XX, se convirtió en un modelo a seguir por multitud de poetas y centró gran parte de su temática en torno a su experiencia vital en la Guerra Civil. Dentro de su enorme producción, algunas de sus principales obras son Sin esperanza, con convencimiento y Nada grave.

Homenajes como este permiten mantener la memoria viva de un poeta que marcó a una generación y cuyo nombre, enfrentándose a sus versos, está tan presente como el primer día.

Cuando escribo mi nombre,

lo siento cada día más extraño.

¿Quién será ése?

me pregunto.

Y no sé qué pensar.

Ángel.

Qué raro.

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