Enhorabuena
-¡Enhorabuena!, le dijo su vecina.
-Gracias, pero, ¿por qué?, contestó ella.
-¿No te has enterado todavía?
-¿De qué?
-Ay señor mío, no me lo puedo creer. ¡Que nos ha tocado la lotería!
Era 28 de diciembre y ella no se lo creía. Siempre se había llevado muy bien con sus vecinos, eran como una familia. Una vez al mes organizaban una comida en ese cuartito común que tenían en frente de la piscina. Ese día no faltaba nadie. Cada uno preparaba algo de comida y la compartían. Les encantaba reunirse. Era una tradición de muchos años atrás y siempre lo hacían, lloviera, nevara o hiciera un calor agotador.
Ella acababa de llegar de viaje. Había pasado el puente de diciembre en Suiza con un amigo. Como aún le quedaban algunos días libres en el trabajo, se los había cogido para poder disfrutar más de las pistas de esquí.
Según aterrizó en su casa, se dispuso a preparar algo para comer. Era el sábado en el que se reunía con sus vecinos. Cuando salió de su casa se encontró a Eulalia, su vecina. Y fue ella quien le dio la noticia.
Tras estar unos minutos en shock, otros en los que no se lo creía debido al día en el que estaban, y otros de nuevo en shock porque la noticia era real (el décimo de la comunidad había ganado el segundo premio), comenzó a dar brincos por toda la calle y a llamar a su familia.
-Mañana me voy a comprar los regalos de navidad, dijo.