Sueño dormido
Cada vez que despertaba
mi cara era un poema.
Cada vez que te soñaba
merecía la pena.
Cada vez que me dormía
siempre me decía:
quiero soñarte otra vez,
así te podre ver.
Pero un día no quise vivir más,
ya no sabía ni como soñar,
y decidí morirme en paz.
Ese día me quise despertar,
porque sabía que si no lo hacía,
no te volvería a soñar jamas.