Temores con «u»
Estalló el reloj de su cabeza.
Surgieron imposibles en sus manos,
y su mirada se inundó de nada.
El tumor acampó en sus entrañas.
Devoró su fuerza y su conciencia.
Se quedó sordo, ciego y mudo de realidad.
Flotaba de lo blanco que estaba.
Vegetó. Y durante dos años rezamos.
Rezamos para que brotase en otros campos.