«He visto cómo un huelguista gritaba esquirol a un albañil por estar trabajando»
Llevaba todo el día patrullando por la Plaza de Castilla. Había conversado con un grupo de gitanas, con los taxistas, la policía, los buseros, los guardias de seguridad del metro y los pasajeros. Todo estaba muy tranquilo, como si fuese una tarde de domingo.
Fui a la Plaza de las Palomas de nuevo (ayer había asistido a la cacerolada). Tenía un mail en el que se decía que los vecinos de Tetuán –acompañados por miembros de la Asamblea del 15-M– se reunirían para comer antes de marchar a la manifestación alternativa. Una manifestación que comenzaba a las 18:ooh en la Plaza Beata. Apoyada por el sindicalismo de clase y alternativo. Una manifestación con un planteamiento muy distinto a la organizada por la UGT en Atocha. Más institucionalizada.
Una masa de gente con megáfonos y pancartas comenzaron a dar vida a la plaza. Una plaza que ya se me hacía familiar.
Cogí mi cámara. Entrevisté a David, licenciado en filología de 36 años. Miembro de la Asamblea de Tetuán del 15-M.
–La noche anterior, durante las caceroladas, Manolo y varios integrantes de la asamblea se quejaban de que Izquierda Unida gritara: «¡caña y guerra!» sin aportar contenido alguno. ¿Cual es tu opinión?
–Hay varias líneas de acción. Una es la que está manteniendo Izquierda Unida, con la que se puede estar de acuerdo, o no, de gritar: «¡huelga, huelga, huelga!», de poner piquetes, y enfrentarse con los que no participan en la manifestación –aunque en el fondo estén en la misma situación–. La otra, es la que estamos intentando implantar desde la asamblea. Apostamos por una línea de cambio en la que si una persona no concuerda con nosotros, entendemos que está igual que el resto, y lo que necesita es empezar a darse cuenta de lo que está sucediendo para que se una a nosotros y adopte otra actitud. Una actitud de cambio de sistema.
–Aporta algún ejemplo específico de gente en desacuerdo con la huelga.
–Hoy por la mañana he estado en un ambulatorio repartiendo octavillas. Había una señora que no la quería coger porque seguramente pensaba que los huelguistas eramos unos vagos. Al final nos hemos puesto a hablar y hemos llegado a varios puntos de acuerdo. Incluso me dijo que estudió filosofía igual que yo. Después de hablar conmigo se percató de que no era un rebelde, sino un «idealista». Esa es la dinámica que debe coger el movimiento y el conjunto de los grupos políticos. Olvidarse de buscar una oposición frente al que trabaja, una oposición al que no sigue la huelga. Hoy mismo he visto cómo un huelguista gritaba esquirol a un albañil por estar trabajando. No estoy de acuerdo con esas actuaciones.
–¿No es controvertido que el 15-M colabore con Izquierda Unida cuando es apolítico?
–No estamos colaborando con ellos. Estamos de apoyo. De hecho, hay condiciones. No queremos banderas. No queremos difundir información que busque engrosar sus filas del partido.
–¿Si están apoyando a Izquierda Unida, también podrían apoyar al PP y PSOE?
–No. Hemos tenido un debate sobre las leyes generales y la ley electoral. En el tema de la ley electoral estamos de acuerdo que no es democrática. Imposibilita una democracia real, y queremos una democracia real. Un primer paso sería cambiar la ley electoral. Hay diferentes opciones de voto, pero los partidos mayoritarios están haciendo una política común que busca beneficiar al sistema, en lugar de las personas. Podemos cooperar con Izquierda Unida o con cualquier otro partido minoritario que acepte nuestras condiciones. Pero los partidos mayoritarios están descartados.
–¿Puede el pequeño comercio dejar de trabajar?
–En mi empresa, Bodega Santa Sicilia, por ejemplo, sólo hemos hecho la huelga dos. La situación está muy mal para dejar de trabajar. Creo que el pequeño comercio también debería hacer huelga, pero si no lo hace deberíamos buscar una situación alternativa, que es informar. Este año no lo hemos hecho –pero sí en la anterior huelga–, ir establecimiento por establecimiento informado: Esta es la reforma laboral, esto es lo que se va a hacer, esto es lo que le va a perjudicar y «ahora usted decide».
–En los medios de comunicación está saliendo que la huelga es un fracaso, ¿a qué se debe?
–Mucha gente no está de acuerdo con los sindicatos porque convocan cuando les interesa a ellos, y no cuando es mejor para la población. No tienen continuidad. Se identifica la huelga con con esa manera de actuar que busca el enfrentamiento. Usan términos de piquetes y esquirol. Nosotros (15-M) estamos intentando salir de esta terminología.
Acabamos la entrevista y me invitaron a la comida. Hacía frío. Estaba helada y hambrienta así que acepté la invitación. Quise comprar pasteles en el Hipercor contiguo, pero era una huelga anticonsumo. Me sentí novata por no darme cuenta y, a la vez, como una más del grupo. Como una más del barrio. Conocí nuevos nombres, nuevas caras como Bea, una vecina que también tenía un blog. Juan, un joven paisano gallego de Pontevedra. Tenía mi edad. Trabajaba en comunicación. Los dos coincidimos en que residir en Galicia y en Madrid era como estar en dos planetas diferentes. Galicia tan tranquila, sin ruidos, ni revueltas, y Madrid tan agitada. La capital donde españoles venidos de todas las comunidades se concentraban para protestar. Conversando con Juan me enteré de que era amigo de Manuel Jabois, uno de los grandes compañeros de profesión.
Fue entonces cuando dejé de sentir un Madrid distante, difuso, sin nombres ni rostro. Fue entonces cuando Madrid empezó a tener olor propio, ritmo propio. Cuando la ciudad comenzó a asimilarme, a darme su bienvenida, a hacerme sentir como en casa. Aunque siempre he sido una mujer nómada.
Roberto, el informático con el que conversé la noche anterior, me saludó al verme. Era agradable sentarse con gente hospitalaria. Más aún cuando desconocía la ciudad. Sobre el banco de piedra central de la Plaza de las Palomas había un despliegue de comida. Patatas fritas, Coca-Cola, Ferreros Rocher y cervezas con el logotipo de El Corte Inglés. Miraba de reojo cuando Manolo, otro miembro de la asamblea de Tetuán, apareció con sus gafas de sol, de pasta negra, y su chaqueta de cuero. Casi no lo reconocía.
–Haced paso a esta chica que ya habéis comido– dijo mientras me buscaba un hueco.
Todos compartimos sonrisas. A veces amaba mi profesión, la amaba hasta la médula por darme la oportunidad de saborear, escribir e inmortalizar estos momentos tan humanos.
Volví a acercarme a David y de nuevo pregunté:
–¿No es una contradicción que en una huelga anticonsumo haya Coca-Cola y Ferreros Rocher?
–Una cosa es ser moralista y otra tener moral. Don Quijote era moralista radical. Tenía unos valores muy férreos e inquebrantables que le llevaron a la locura. Puedes tener una moral en contra del consumo excesivo, en contra de ciertas marcas, pero tienes que aceptar que forman parte de tu entorno y de la realidad que te rodean. La verdad es que a mí me apetece coger un Ferrero Rocher, comentó sonriendo. Volví a acercarme a la mesa de la comida antes de irme de la plaza. Les acerqué un bombón a Juan, David, y guardé otro para mí. Puede que mañana los medios recojan las fotos de agredidos, contenedores quemados, y gritos. Pero yo recogía la foto de los vecinos comiendo, hablando de su día a día. Era mi pequeño recuerdo de un Madrid cercano en un día de huelga.
Yo no creo que el 15-M sea apolítico.No hay más que ver el compadreo con IU, olvidando que IU es y ha sido el soporte y el cómplice del PSOE en Comunidades Autónomas (Andalucía,Asturias), ciudades etc.Sigo viendo mucho iluminado que quiere ganar en la calle lo que los españoles les negamos en las urnas.
Madrid es, efectivamente, algo especial.Yo viví ahí cinco años y cada poco tiempo tengo que ir y recuperar sensaciones que sólo se dan en Madrid.Lo mejor, sin duda, la gente.Abierta, solidaria, acogedora.Lo malo es que después no querrás volver.Bss
A ver si consigo aclarar un concepto: el #15M no es apolítico, porque desde el principio ha hecho reivindicaciones políticas, como una nueva ley electoral o una nueva ley hipotecaria.
Es apartidista, pues no se casa con ninguna fuerza política. Y la relación con IU, creedme, es más compleja de lo que pueda parecer…
Gracias Roberto y Rafael por vuestros comentarios y por participar en este debate. Es importante seguir informando y contrastando opiniones sobre este tema.