«Me fui en marzo porque no me dejaban hacer huelga y ahora no puedo»
En el barrio de Las Margaritas, el que va despeinado es porque quiere. El vendaval que campa a sus anchas por las callejuelas no parece un inconveniente cuando uno está rodeado de peluquerías. Se cuentan cinco en escasos 500 metros en torno a la Universidad Carlos III. Pero estos negocios parecen más perjudicados por la crisis que por la competencia.
Ana se instaló hace tres meses en la Avenida de las Ciudades. La antigua propietaria le vendió su local para dirigir otro negocio de estética, y ella no dejó escapar la oportunidad. Hasta entonces trabajaba en una peluquería de Cuzco, y a pesar de las «muchas pérdidas» que arrastra ahora, no se arrepiente de ser su propia jefa.
Los motivos de Ana para abandonar su puesto y ocuparse de Estilistas J. Cano superan con creces la ambición personal: «Me fui en marzo porque no me dejaban hacer huelga». A la prohibición de ejercer su derecho constitucional se sumó la destitución de una compañera por no asistir ese día al trabajo. Paradójicamente, hoy sí se uniría a la protesta, «pero no se puede por las pérdidas», añade.
A pocos metros del negocio de Ana se encuentra la Peluquería Glamour, que sí secundó la huelga. Tampoco abrió su local Mercedes Serna. La única que, como Ana, estuvo a disposición de sus clientas, fue Yolanda Martínez. Pionera de la estética en el barrio, Yolanda inauguró New model’s Peluquería en el año 2000. Los primeros cuatro años disfrutó de toda la clientela posible, ya que no tenía competencia. Pero en 2004 empezaron a llegar nuevas peluqueras y su negocio se resintió. Aunque considera que la verdadera culpable es la crisis, tiene clara la solución: «Esto debería repartirse como las farmacias, en función de la clientela».