Secretos y mentiras
No deja de tener mérito que alguien sea capaz de pedir algo sin siquiera mencionarlo, y por ello hay que reconocer al autor del programa electoral de Convergencia i Unió el gran esfuerzo que ha debido suponerle redactar un «ladrillo» de 147 páginas en el que se exige la emancipación de Cataluña de España sin decir ni una sola vez la palabra mágica: independencia.
Desde el pasado 11 de septiembre, fecha de la multitudinaria manifestación de la Diada, hemos visto como una nueva proliferación de términos confusos y equívocos se han unido al de por sí ambiguo discurso de los nacionalistas catalanes. Durante estos casi dos meses se ha escuchado a destacados miembros de la federación nacionalista y del Govern de la Generalitat utilizar eufemismos de todo tipo, que van desde la «necesidad de tener estructuras de Estado» a la «interdependencia».
Con tanta palabrería no es extraño que ni dentro de la propia federación nacionalista se tenga claro qué se quiere y cómo se quiere. Si hace unas semanas el propio President Mas afirmaba que le gustaría preguntar a los catalanes «¿Desea usted que Catalunya sea un nuevo Estado de la UE?», la semana pasada el portavoz parlamentario de CiU, Josep Antoni Durán y Lleida, reconocía en un documento interno que es «casi imposible» que Cataluña se independice dentro de la Unión, y añadía, esta vez en Twitter, que él «no es independentista».
Y así, entre medias verdades y confusiones completas, pasará previsiblemente la campaña electoral catalana y llegarán las elecciones del 25 de noviembre sin que apenas se haya hablado de lo realmente importante: los grandes recortes en sanidad y educación que el Gobierno de Mas ha aplicado durante casi dos años en Cataluña. Y que, según el mismo ha reconocido, «seguirá aplicando» si gana las elecciones.