Historias entrelazadas de gente de «Guadalajara de Toda la Vida»
UN TURISTA ENTRE UN MILLÓN (trailer) de Julián de la Fuente
Un reportero y su cámara acaban perdidos en un pueblo en la «Alcarria profunda», lejos de las comodidades urbanitas, y por supuesto, a años luz de cobertura o conexión a internet. Ramón, el intrépido reportero, y Nicolai, el festivo cámara, pasan al típico bar de pueblo de la localidad con la intención de «tomarse solo una». El regente les atiende y les dice que allí, en Lupiana, tienen una costumbre desde hace más de 30 años: apuntar cada visitante que pare en el pueblo. Primero dibuja un palito para reflejar a Nicolai, después otro para Ramón. Una vez hecha la cuenta, se le ilumina la cara: ha llegado el turista un millón. Este pueblo llevaba tres décadas esperándole, y piensan celebrarlo con orquesta y un gran premio, como ya anunciaran hace 30 años en las páginas de Diario 16.
Así comienza Un turista entre un millón, una de las historias que conformarán GTV, la película. Un largometraje que pretende ser diferente, y, de momento, parece hacer lo que predica. Para empezar, no será una película estilo Hollywood —ni por presupuesto ni por efectos especiales—. GTV pretende ser una gran historia hecha de pequeños relatos, o, para ser más exactos, un largometraje hecho de cortometrajes. Este tipo de película es un formato que ya han utilizado películas como Paris je t’aime, 8 citas o Love Actually, y será la primera película rodada por alcarreños en escenarios de Guadalajara.
El largometraje solo tiene tres elementos predefinidos: el tono de comedia, que se mantendrá durante todas las historias, y el principio y el final, que será lo que una un corto con el anterior y el siguiente. Adelantan, en primicia, que los personajes se separarán y podremos ver su evolución —y de dónde vienen—, pero son cautelosos y no desvelan mucho más.
«Guadalajara de Toda la Vida»
Hace dos largos años se juntaron nueve personas totalmente diferentes unidas por su afición al cine y por haber dirigido varios cortos. Ana, Mario, Adela, Daniel, Laura, Carlos, Elvira, Julián y Nacho forman un grupo heterogéneo pero complementario, en el que no existen jerarquías, y de hecho, se van cambiando los papeles. El primer corto está dirigido por Julián de la Fuente, «pero después me tocará ser pertiguista», asegura. Profesores, ingenieros, productores o traductores, entre sus profesiones. Su edad, de 23 a 32 años, apenas una década de diferencia. Gente joven, de «Guadalajara de Toda la Vida» (GTV), que piensan que su provincia puede aportar mucho al cine.
«Hacer una película es muy caro. Pero si éramos capaces de hacer cortos por separado, podemos juntarnos para hacer un largometraje», explica Adela Burgos, la «cabeza» —por su capacidad de organización— del grupo. Éste es el germen de GTV. De hecho, todos ellos tienen proyectos en paralelo, como Contrapicado Films (en el caso de la propia Adela y Elvira Ongil, la más joven del grupo); La Quimera en Corto (que forman Laura Benito y Daniel Ramírez, los «terroristas audiovisuales» cuya máxima les retrata: «Nunca digas que no se puede hacer»); o Mapa de Tramas (productora en la que participa Mario Lizondo, que junto con Julián y Carlos Gómez-Trigo, son los únicos que se dedican profesionalmente al sector audiovisual).
El mail les sirve de nexo de unión, las reuniones se dilatan en el tiempo y luego suelen durar horas. «¡Imagínate dos años de reuniones! En cada una surgían nuevas ideas y aportaciones», explica Ana. Además contaron con la dificultad añadida de que algunos de sus integrantes viajan o incluso residen fuera de España, pero no es impedimento para que el proyecto siga adelante.
Comienza el rodaje
Después de quedar, hablar, escribir, tachar, volver a escribir… por fin el pasado mes de septiembre empezó el rodaje. Un trabajo que duró solo tres jornadas. «Fue un rodaje muy ajustado. Estuvimos grabando 12 horas al día», recuerda Adela. Ninguna de las 20 personas que formaban el equipo trabajaba por dinero —el proyecto es fundamentalmente altruista—, y los actores recibían una suculenta comida a cambio. Como toda gran película, el making of —cómo se hizo— está lleno de risas y anécdotas. «Estábamos grabando en la plaza del pueblo y aparecieron dos autobuses llenos de chinos, que venían a una boda en Lupiana», cuenta Elvira. «Fue un momento surrealista. ¡Y no se querían quitar!», apostilla Ana divertida.
Un turista entre un millón se presentó el pasado 30 de noviembre en el pueblo del rodaje, Lupiana, con bastante éxito. Después le siguió la Muestra Alcarreña de Cortometrajes (MAC), en la que consiguieron el primer premio del público. «Con ese dinero podremos hacer el segundo corto», dice Adela. Todos están seguros de que, tarde o temprano —calculan dos años—, terminarán la primera película Made in Guadalajara. «Es una ilusión maravillosa poder hacer cine donde hemos nacido, crecido y vivido. Mucha gente no tiene la conciencia de vivir en una ciudad de provincia, y queremos contribuir a que conozcan que se pueden hacer muchas cosas aquí», dice Julián. «Tenemos ganas de hacer más, y todo el mundo puede colaborar con una mano, un pie o un eurito», deja caer Ana.
La intención de futuro de este grupo es mostrar el primer corto de GTV, la película, en diferentes festivales para intentar recaudar fondos. «Yo no sé si ganaremos o perderemos dinero con esto, pero, de momento, unas 750 personas ya han visto Un turista entre un millón. Si podemos ayudar a que se vea cine español, con eso nos conformamos», asegura Julián, que, a pesar de todo tiene claro, que GTV, la película, será «el principio de una hermosa amistad».